La monarquía 'blanquea' la zona más deprimida de España

Don Felipe y Doña Letizia junto al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno; la ministra de Hacienda y Portavoz del Gobierno, Mª Jesús Montero; la presidenta del Parlamento de Andalucía, Marta Bosquet y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.
Don Felipe y Doña Letizia junto al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno; la ministra de Hacienda y Portavoz del Gobierno, Mª Jesús Montero; la presidenta del Parlamento de Andalucía, Marta Bosquet y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

En un reportaje que hace tan solo unas semanas publicaba este medio sobre el Polígono Sur de Sevilla, algún vecino con un extraordinario nivel de consciencia social, se preguntaba por qué una casa de acogida para personas sinhogar de la ciudad también había sido instalada allí y no en la exuberante Plaza de Cuba. Podemos preguntarnos lo mismo por la visita de los reyes de España este lunes a la capital andaluza. Es como si, de algún modo, funcionara juntar a los necesitados, aunque unos sean de una mejor opinión pública y otros de un plato de comida. Sea para esconderlos o para todo lo contrario publicando las fotos de rigor con los más vulnerables, el arrabal como cobijo parece que funciona. Atajar un problema dando visibilidad a otro mucho mayor. Y que lo siga siendo, porque ese problema en forma de distrito multipoblado y empobrecido funciona como esas alfombras que al levantarlas esconden debajo la suciedad barrida.

Que la monarquía no vive sus mejores horas es obvio, el rey emérito Juan Carlos I acumula cada vez más sospechas sobre sus turbios negocios con monarquías dictatoriales que (presuntamente) eran tan rentables para sus bolsillos como para los de algunas empresas españolas. La prueba está en el tibio tuit de Juan Espadas, alcalde socialista de Sevilla, refiriéndose a la visita al Polígono Sur con un “los Reyes de España con su visita de hoy se interesan por la labor social de entidades e instituciones”. Es importante remarcar lo de socialista, porque su partido, junto con los abiertamente monárquicos PP y Vox, ha rechazado la comisión de investigación sobre el padre de Felipe VI.

Don Felipe y Doña Letizia durante su visita al centro de Sevilla. FOTO: CASA REAL

Las crónicas hablan de que Las tres mil “ha recibido a los reyes entre vivas y protestas, con poca gente y muchos contrastes”, señalando también que parte de los vecinos han pedido “más trabajo y menos caridad”. ¿Les habrán explicado que esta visita es caridad de la peor? Como ha señalado la nueva portavoz de Podemos en Andalucía, María Márquez, se "busca lavar la imagen de la monarquía”. El clasismo implícito en el paseo de media hora de unos reyes por una zona deprimida nos acerca más a finales del siglo XIX que a la meta de la justicia social con la que se han construido la mayor parte de los estados europeos tras la Segunda Guerra Mundial.

Muchos vecinos del Polígono Sur llevan años, incluso décadas, pidiendo planes integrales de empleo para el barrio. Que la consejería clave en el distrito sea la de Empleo, y no la de Servicios Sociales. Por eso, formar parte del tour de blanqueamiento a la monarquía que empezó en Mercamadrid hace unas semanas, junto con los políticos que llevan años sin dar una salida a su crisis perpetua, no podía saldarse con otro resultado que el de la división de opiniones. Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta, ha agradecido a Felipe y Letizia “su apoyo a entidades que realizan una encomiable labor con colectivos vulnerables en el Polígono Sur”. Después, se ha deshecho en elogios hacia los empresarios andaluces, pero como el alcalde Espadas, no han aprovechado la visita para anunciar ningún plan distinto para el barrio. De nuevo, han dibujado Las tres mil como un lugar propicio para que actúen las entidades sociales y nada más.

Vecinos protestando en el Polígono Sur ante la llegada de los reyes

Y es que la “industria de lo social” es otro de los temas que cada vez más vecinos del distrito tienen en mente. “¿Dónde van a hacer las prácticas los que estudian cosas relacionadas con la intervención social? ¿O cuántos técnicos hay trabajando en Las tres mil justificados por la inversión que hay que hacer en un barrio pobre pero que realmente no cumplen ninguna función?”. Estas palabras las pudimos oír tan solo hace un mes en los mismos lugares por los que hoy ha pasado el monarca. Y nos equivocaríamos si pensáramos que la intervención social es un error, tanto como si se abona un territorio solo para darle salida a esta, a quienes están en los márgenes de la sociedad o a algún problemilla de imagen. La visita de los reyes al Polígono Sur es, paradójicamente, la utilización de la pobreza como arma propagandística en lugar de como arma arrojadiza.

Cuando se habla de “poca gente” en el recibimiento a Felipe y Letizia se podía hablar de desconfianza absoluta, de estamos hartos de visitas de una hora para hacerse la foto, de estar tan al límite de la sociedad que ya no nos sentimos parte de ella. Las horas bajas de la monarquía no son la única excusa para un frío recibimiento en el barrio con menor renta per cápita de España (5.112 euros anuales según el informe Urban Audit del INE). De hecho, no son ninguna excusa, porque a la gente de allí ya poco les importan los tejemanejes del emérito con lo que ellos tienen encima. Cuando se habla de “poca gente”, se habla de que ya se saben el cuento, conocen perfectamente la utilidad de estas visitas, que no es otra que la de tener las calles unos días más limpias de lo que lo están habitualmente.

Juana y su familia a las puertas de su vivienda en la barriada Martínez Montañés del Polígono Sur. FOTO: JOSÉ LUIS TIRADO (joseluistirado.es)

La condescendencia no va solo de visitar la pobreza para presentarse como caritativo, sino de pensar que en la pobreza no hay espíritu crítico. Tal vez si los políticos que hoy les acompañaban trataran de escuchar más a esos vecinos, podrían haber advertido a Casa Real de que su delación durante años ha creado una masa harta de recibir bolsitas de comida en lugar de la dignidad de un trabajo. Tal vez podrían haber advertido de que si querían moverse entre loor de multitudes, la visita hubiese sido más fructífera en la barriada de Los Remedios. Aunque ahí no podrían haber vendido su caridad.

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Marco Herrera

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