El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido este mediodía para anunciar uno de los mayores incrementos de gasto militar de la historia reciente de España. Sin paños calientes, es lo que es. Porque el país llegará a los 34.000 millones en inversión, 10.471 millones más de lo que estaba en marcha. Una cifra sin precedentes para alcanzar en el 2% del PIB, como reclamaba la OTAN.
Este compromiso llega de hace una década y lo suscribió el Gobierno de Mariano Rajoy, pero hasta ahora no se había cumplido. Sin embargo, el nuevo escenario internacional, obliga a que los países OTAN de Europa se miren a sí mismos, mientras que EEUU y Donald Trump anuncian que harán efectivo un repliegue estratégico. O lo que es lo mismo, que ese escudo unido de Occidente bajo el amparo americano se deshace, lo que rompe el equilibrio emanado desde la Segunda Guerra Mundial. Con una Rusia nerviosa y un Estados Unidos que dejará de ser lo que fue, Europa tiene que incrementar de forma importante su gasto.
No hay que olvidar que en ese contexto España gana peso proporcional. Es decir, no es para nada un país menor sino una de las economías más grandes. Dentro de la OTAN, solo superan en habitantes a España EEUU, Turquía, Alemania, Francia, Reino Unido y España. En PIB, España es igualmente el séptimo país, si bien es porque Turquía tiene uno menor y Canadá, con nueve millones de habitantes menos, supera al de España en economía. Pero en cualquier caso, el peso de España ya sin EEUU se incrementará sobremanera, lo que significa influencia pero también mayores sacrificios.
Sánchez ha dado detalles sobre su plan: alcanzar el objetivo del 2% del PIB al acabar el año. Dice que será sin subir impuestos ni perder servicios sociales. Dice que el gasto procederá de ahorros, remanentes y fondos europeos. Difícil y algo que pone en duda Sumar, la formación que incluye también a IU y que está en el Gobierno. Hay muchas dudas en el cómo, pero parece un asunto en el que PP y PSOE deberán ponerse de acuerdo. Desde que se entró en la OTAN, el gasto en defensa no paró de bajar o de mantenerse alrededor del 1,5%. A mediados de los 80, el gasto respecto al PIB era del 3%, y una vez realizada una convergencia militar (por entonces aún existía la URSS, no hay que olvidar), decayó hasta bajar del 2% en el año 94. 30 años después, una subida del 1,4 al 2%. Y el mayor gasto bruto: 34.000 millones.
El plan se divide en cinco pilares. El primero, con el 35% del presupuesto, se dedicará a mejorar las condiciones de las tropas, incluyendo una subida salarial y mejor formación. El segundo, con el 31%, estará enfocado en ciberseguridad y telecomunicaciones, una de las grandes prioridades ante el aumento de ciberataques. Un 15% del presupuesto será para adquirir nuevos equipos de defensa. Un 17% de la inversión servirá para reforzar capacidades duales, útiles tanto para defensa como para emergencias civiles, como incendios o inundaciones, en respuesta al impacto del cambio climático en el país.
La promesa de que generará empleo
Sabido es que la economía de guerra favorece el crecimiento económico, por duro que parezca. Supondrá en parte reindustrializar Europa, exactamente igual que en Estados Unidos, que también va a reindustrializarse. El 87% de la inversión del plan se quedará en empresas españolas, como parte de un programa para desarrollar tecnología e industria nacional. Se prevé una financiación de al menos 1.000 millones anuales para capacitar a estas empresas ante la creciente demanda en Europa.
España es uno de los países que más industria militar tiene. Polos como Sevilla o Cádiz, uno para el aeroespacial y otro para el naval, se verán directamente beneficiados. Además, el contexto de los aranceles, auspiciará un decremento del comercio internacional y podría consolidar la producción nacional y regional. Eso no evita una crisis en el corto o medio plazo, pero reconfigura el papel de España en el mundo. Detalles estos que explicaba el catedrático Juan Torres en una larga entrevista con lavozdelsur.es hace apenas unos días.