Pilar González Modino (Mérida, 1962) está confinada en su domicilio de Dos Hermanas. Extremeña de nacimiento pero sevillana de adopción, la historiadora es una de las voces más singulares del andalucismo político, con el que ha llegado a ser concejala, diputada y ahora senadora. “En Madrid hago lo que puedo por defender la causa de los andaluces”, se sincera ante lavozdelsur.es por teléfono. El pasado mes de diciembre tomó posesión de su acta de senadora representando a Adelante Andalucía, tras la renuncia de Esperanza Gómez, que dejó las filas de Podemos Andalucía para sumarse a las de Más País, la formación de Íñigo Errejón.
Entre otras posibles escisiones, Pilar González lucha por dar voz al andalucismo político tras muchos años de ausencia en el Parlamento Andaluz y en las cámaras legislativas de España. Y lo hace en la Cámara Alta, entre los dinosaurios políticos de una cámara tradicionalmente denostada por su poca capacidad legislativa. De cismas, la política andalucista entiende. “La implosión del Partido Andalucista fue como la caída de un vaso de duralex”, dice sobre la progresiva desaparición de la fuerza política que dirigió entre 2008 y 2012. Su renuncia tras las fallidas elecciones a la Junta de Andalucía de aquel año en las que se quedaron sin representación, le llevó a promover la iniciativa Primavera Andaluza, una de las fuerzas que representa junto a Izquierda Andalucista un renovado andalucismo de izquierdas. Ambas se integraron junto a Izquierda Unida y Podemos en el proyecto Adelante Andalucía para las últimas elecciones autonómicas de 2018. Hoy se desconoce el futuro de la coalición de cara a unos próximos comicios.
“Seguimos trabajando y yo estoy encantada”, reconoce a este medio. Sin embargo, Teresa Rodríguez ha anunciado que abandona Podemos junto a Anticapitalistas. Los motivos son, por un lado el acuerdo de coalición para gobernar España de la formación morada con el PSOE y, por otro, la negativa de dar espacio a Podemos Andalucía para crear un sujeto político andaluz. Izquierda Unida, por su parte, no reconoce un pacto con la líder gaditana, sino con Podemos. Mientras tanto, sus socios andalucistas esperan continuar con Adelante Andalucía en tanto y en cuanto se reconduzca en su sentido original. Pilar González es una de esas voces. En enero dejó su asiento como edil en el Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde consiguió más de 7.000 votos, para volver a hablar del Padre de la Patria Andaluza en la capital de España: “Había un saludo que Blas Infante utilizaba en su correspondencia con los andalucistas históricos: Salud y fraternidad. El otro día pedí permiso para firmar con eso en el Senado. Salud y fraternidad es hoy justo lo que más necesitamos”.
Es usted historiadora y política. ¿Cómo juzgará la historia a los políticos sobre la crisis del coronavirus?
Depende. Ha pasado muy poco tiempo desde el inicio de la crisis, que va a ser larga y va a tener efectos muy difíciles de resolver. La historia juzgará a cada uno dependiendo de sus responsabilidades. Por ejemplo, ahora que necesitábamos una sanidad pública fuerte, la tenemos precisamente en uno de sus peores momentos por las políticas de recortes. En eso sí hay responsables. Aun así, no hay duda alguna de que las decisiones políticas de estos días entrarán en la historia. Se trata de un cataclismo histórico, lo que venga a continuación va a ser muy diferente a lo que teníamos hasta marzo. Esto va a traer unas consecuencias terribles en la vida, en la salud de la gente y en lo socioeconómico, especialmente para Andalucía.
El pretexto del coronavirus nos está dejando episodios políticos populistas.
Es cierto que hay un adversario desconocido hasta ahora pero no me gusta la retórica militar que se está utilizando en estos días. Se trata de algo invisible, por ser microscópico, y de algo que pone en evidencia lo vulnerables que somos como especie, tanto en lo inmediato como en lo que viene después. La reacción instintiva es el miedo a cómo puede modificar nuestras vidas este enemigo.
Una de esas reacciones en España reclama más centralismo...
Ante el miedo, la gente se pregunta: ¿A qué me agarro? A lo más simple, a lo menos humano, cuando lo humano precisamente es complejo. Todo para el Ministerio de Sanidad, todo centralizado. No, yo no sé si eso es eficaz. Yo quiero pensar que el Gobierno está haciéndolo lo mejor que sabe y que puede. Es verdad que no está acertando en todo y es cierto que un ejercicio de autocrítica es muy saludable también para que los demás empaticen contigo. Es lo que haría si yo estuviera en el Gobierno pero a mí esas reacciones del miedo no me gustan.
El papel de la política no es simplificar las cosas, sino buscar caminos de salida y esas vías siempre son complejas, más en un contexto de incertidumbre como el que vivimos hoy. Lo simple es eso de “ordena y mando”. Sin embargo, la sociedad que hemos construido es mucho más compleja de que venga alguien, nos ordene y nos diga qué hay que hacer. Todos debemos ser corresponsables.
¿Qué hace en Madrid una andalucista nacida en Mérida y afincada en Dos Hermanas?
(Ríe). Esa es la complejidad de la vida, esa trayectoria vital que acabas de describir es la mía y es el resultado de mis decisiones. En Madrid hago lo que puedo por defender la causa de los andaluces en las situaciones que tienen que ver con la justicia social, algo que me ha interpelado desde que era pequeñita. Mi madre me decía que era abogada de pleitos perdidos pero yo nunca hice derecho.
Soy senadora andaluza a propuesta de Adelante Andalucía, algo de lo que presumo siempre. El día que tomé posesión de senadora cerré con “Viva Andalucía libre” y se quedaron todos muy sorprendidos. Estaban escuchando los discursos de los senadores de Esquerra y de Bildu y yo lo que dije fue simplemente un verso del himno de Andalucía. Sin embargo, se montó un pollo.
¿Se puede entonces luchar por los intereses de Andalucía en el Senado? Es que aquello del Senado nunca llegó a sonarle bien a la nueva política...
Es verdad. No es que no sonara bien, es que realmente el Senado tiene una definición muy poco concreta en la Constitución. No es cosa de la nueva política sino de la vieja viejísima, de la del 78. El sistema bicameral pretende ser una imitación del sistema parlamentario británico, con las cámaras de los lores y los comunes a diferencia del francés que tiene solo una cámara. La Constitución prevé que el Senado sea una cámara territorial y sin embargo no hay un desarrollo legislativo que permita que lo sea salvo en una cosa: la Comisión General de las Comunidades Autónomas. Ahí yo soy portavoz de mi grupo.
Representa en el Senado a Adelante Andalucía por Primavera Andaluza, una de las fuerzas de la coalición junto a Izquierda Andalucista, IU y Podemos. Semanas antes de la declaración del estado de alarma, Teresa Rodríguez y Anticapitalistas se desmarcaron de la posición de Podemos estatal, precipitándolo a una posible ruptura en Andalucía. ¿Es hoy Adelante Andalucía lo que decía que iba a ser en 2018?
Es algo diferente. No sé si es mejor o si es peor, el tiempo lo dirá, pero no es exactamente lo mismo que en 2018. Participé en aquel momento de creación de Adelante con otras motivaciones. El objetivo de crear un sujeto político andaluz de izquierdas era compartido y de eso nadie se escandalizaba ni extrañaba en ese momento. En Adelante Andalucía estábamos Podemos Andalucía, Izquierda Unida Andalucía, Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista junto a otros colectivos sociales y activistas. Ahora estamos en un momento de reformulación. Yo sigo defendiendo la necesidad de un sujeto político andaluz de izquierdas porque creo que es necesario, más en un momento en el que la Junta es gobernada por una coalición de derechas. El PSOE, con la figura de Susana Díaz, no es alternativa.
Más allá del sujeto político andaluz, otra fisura separa Adelante Andalucía. ¿Estaba a favor de apoyar el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, como Toni (Valero, coordinador de IU), o con quedarse fuera y presionar, como Teresa (Rodríguez)?
Creo que ambos tienen un punto de razón, pero tienen otro punto de incompatibilidad. Hay que contextualizar. Había que perseguir la posibilidad de un gobierno progresista, con todas las dificultades que tiene hacerlo por primera vez desde la II República. Los que queríamos que eso ocurriera tuvimos que votar dos veces. ¡No nos lo pusieron fácil! Es por eso que, aunque me siento en la absoluta periferia, respiré tranquila cuando se firmó el gobierno de coalición. Sin embargo, hay una parte de contradicciones en las que tiene razón Teresa. Unas contradicciones que se suman, como también dice Teresa, en dejarle todo el discurso alternativo a la extrema derecha.
La oposición.
Claro. Si estamos todos en el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, ¿quién hace entonces la oposición?
¿Dónde queda el andalucismo de izquierdas en el plano político? Izquierda Andalucista iba a celebrar en Jerez su Asamblea Nacional en este mes de marzo.
Es cierto que se ha quedado todo en el aire tras la cancelación de esa asamblea, a la que yo estaba inscrita para asistir. El andalucismo de izquierdas, según mi modesta opinión, lo representa actualmente Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza pero es cierto que hay otro andalucismo, el de Andalucía por Sí. Con ellos hemos hablado de cara al 28F e hicimos un vídeo divulgativo desde una perspectiva andalucista. Nos sentamos para aparcar nuestras diferencias y pudimos trabajar juntos para poner en valor lo que significó el andalucismo político de la Transición. Sin embargo, la posición de Andalucía por Sí no creo que sea la exactamente de andalucismo de izquierdas. Eso lo tendrían que decir ellos.
Fue la penúltima secretaria del Partido Andalucista en un intento de dar un giro radical a la formación tras unos años de progresiva pérdida electoral y desmembración interna. De aquel PA surgieron diferentes formaciones andalucistas, como Primavera Andaluza, Izquierda Andalucista o Andalucía por Sí. ¿Estaba muerto el andalucismo político?
Absolutamente no. De la implosión del PA, como si fuera la caída de un vaso de duralex, surgieron pedazos, fragmentos, cachitos. De esos cachitos salió Primavera Andaluza. En 2012 viendo el naufragio al que se precipitaba el Partido Andalucista cogimos varios trocitos de madera, nos hicimos una barquita y nos fuimos. Luego, cronológicamente, fue Izquierda Andalucista y Andalucía por Sí. Pero la complejidad no queda ahí. Ha habido experiencias municipalistas, localistas, en las que se han presentado candidatos del PA con la marca 100x100. De esa fragmentación absoluta ojalá pudiera resurgir una cooperación. Ahí el foco hay que ponerlo sobre los contenidos y las políticas más que de las definiciones a priori. Si somos capaces de acordar necesidades del pueblo andaluz y comprometernos a defenderlas, podremos. Si vamos con las marcas, no hay nada que hacer. Si seguimos con cachitos, habrá algunos que podrán ser alcaldes de su pueblo pero no servirán en un proyecto para defender Andalucía.
De ahí el paso hacia Adelante Andalucía...
Decidimos buscar otros compañeros de viaje y los encontramos en el camino. Ahí nos encontramos con el Podemos que dirigía Teresa Rodríguez y la Izquierda Unida que dirigía Antonio Maíllo. Tuvimos un profundo debate entre compañeros nacionalistas e internacionalistas. Fruto de todo ese debate y ese camino, lo más bonito e interesante es que gente del Partido Comunista se despida con un “¡Viva Andalucía libre!” y que gente andalucista responda con “Salud y República”.
Un camino que no era compartido por otros viejos andalucistas.
Nosotros, Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista, nos sumamos sabiendo que tendríamos que asumir toda la crítica de aquellos que decían que nos íbamos a ir con partidos centralistas, jacobinos o estatalistas. Lo intentamos porque la única posibilidad real de que Andalucía tuviera una voz en Madrid es esta. La suma de los fragmentos del cristal de duralex del PA no daba. La única posibilidad era Adelante Andalucía. Era y es, porque seguimos trabajando con ellos en este proyecto.
Decía Blas Infante que su nacionalismo más que andaluz, era humano. ¿Qué es ser andalucista hoy?
Creo que es un compromiso con la humanidad. La humanidad que vive al sur de Despeñaperros se llama Andalucía. Comparto mucho esa frase de Blas Infante y es uno de los argumentos cuando debatíamos con los internacionalistas. Existe una vinculación del nacionalismo con la burguesía económica y otros nacionalismos terroríficos que ocurrieron en el siglo XX. Entiendo que pueda haber personas que recelen del nacionalismo por eso, pero el andalucismo es otra cosa. La prueba es que su teórico fundamental Blas Infante, junto a otros como Pepe Aumente o José María de los Santos, hablan de humanidad, de parias de la tierra.
La conciencia de la visión sombría del jornalero es hoy la de los camareros. Quedan jornaleros andaluces y tienen una situación muy difícil, pero hay que entender que esos jornaleros que citaba Blas Infante son hoy nuestros jóvenes andaluces que pese a tener titulación no pueden trabajar de otra cosa y que con un contrato de cuatro horas echan diez. Mi posición es absolutamente humanista, solidaria y fraterna. Había un saludo que Blas Infante utilizaba en su correspondencia con los andalucistas históricos: Salud y fraternidad. ¡Fíjate qué tío, qué adelantado! (Ríe). El otro día pedí permiso para firmar con eso en el Senado. Salud y fraternidad es hoy justo lo que más necesitamos
Esta tierra nuestra es de plazas y patios de vecinos, pero también de azoteas y balcones. ¿Vamos a perder algo muy nuestro con todo esto?
Al contrario. Cuando salgamos vamos a disfrutar aún más de la calle. Afortunadamente, hemos tenido una climatología que nos ha permitido históricamente vivir mucho al aire libre y ahora lo máximo que podemos es tener un trocito de cielo en el balcón. No sé si es genético o cultural, eso es una discusión eterna, pero los andaluces tenemos eso. Cuando pase todo esto, esperemos que más pronto que tarde, vamos a tomar las calles y lo vamos a disfrutar más que nadie.