Aunque en los últimos días ha habido un auge de imágenes de políticos en entornos rurales con animales, lo cierto es que estas fotografías son habituales sin necesidad de que haya polémica de por medio. De forma transversal, sin que rija un patrón ideológico, representantes públicos acuden con cierta frecuencia al campo para ser fotografiados o grabados con una vaca, un cerdo, una oveja o una cabra.
La polémica creada a partir de las declaraciones del ministro Garzón han impulsado estas prácticas en la última semana, principalmente en la oposición. El primero en abrir la veda fue Pablo Montesinos, diputado en el Congreso y vicesecretario de comunicación del Partido Popular. Este jueves se han sumado Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno, ambos, cada uno en la comunidad que preside se han fotografiado con cientos de ovejas de fondo. Curiosamente, estos dos presidentes serán los que tengan una cita con las urnas en 2022. El propio Partido Popular ha bautizado su campaña en Castilla y León con el lema “ganadería o comunismo”.
El presidente de la Junta de Andalucía no es un novato en estas lides. Uno de los momentos que más hizo crecer la notoriedad de Moreno Bonilla durante la última campaña electoral en las elecciones andaluzas fue cuando el candidato del Partido Popular le preguntó a una vaca si iba a votar al PP. Una secuencia que, si posteriormente no hubiera conseguido la Presidencia, hubiera dañado gravemente su imagen, convienen algunos expertos.
A pesar de que el Partido Popular ha protagonizado la mayoría de imágenes de este tipo durante la semana, el resto de partidos no están exentos. Sobre este tema el programa de laSexta El Intermedio también realizaba estos días un recopilatorio de políticos en el medio rural. A los ya indicados, se sumaban Pablo Casado, Mariano Rajoy o el propio actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que salía hablándole a una vaca en una imagen de 2015. No se incluyó Abascal y su caballo, aunque la pretensión de aquello era recordar a la Edad Media y la conquista de Granada.
Habitualmente, la imagen de los políticos junto a un animal de este tipo se asocia a las campañas electorales. Según los datos del Gobierno, en España había en 2020 más de 7,5 millones de personas consideradas población rural. Dentro de este grupo poblacional están considerados las “personas empadronadas en municipios rurales, aquellos que poseen menos de 30.000 habitantes y cuya densidad poblacional es inferior a 100 habitantes por km².
¿Por qué es una práctica tan recurrente? ¿Qué factor diferencial le otorga al político si, además, está tan generalizado? El politólogo y sociólogo Daniel Valdivia, autor de “La identidad Nacional Española en Andalucía”, afirma que estas estrategias están basadas en la búsqueda de la autenticidad de los políticos, se busca “ser observado como un líder diferente al resto”.
“Se está generando un pseudoacontecimiento: un evento prefabricado para atraer la opinión de la prensa”, apunta Manuel Rodríguez Morillo, consultor político y director de Cámara Cívica, en referencia a esas imágenes de políticos haciendo algo que no harían en su vida cotidiana. Según Rodríguez, esto ocurre, en el caso del Partido Popular, porque “Casado sabe que su competidor electoral, Vox, está consiguiendo grandes réditos en las zonas rurales explotando las preocupaciones de la agricultura y la ganadería”.
Valdivia manifiesta que el rédito electoral de cada acción comunicativa “es difícil medir” pero añade que “estas apariciones suelen tener gran atención en medios y redes sociales”. En esta línea también se expresa Ana Salazar, politóloga y directora de la consultora Idus3Estrategia, “lo primero que se provoca con estas imágenes es la risa y la burla, pero esto le da recorrido y viralidad”. Estas imágenes provocan “que mucha gente que no votaría a ese candidato comparta su imagen en sus redes y, además que los medios de comunicación le dediquen minutos de cuota de pantalla”, explica Rodríguez.
Desde uno de los equipos de prensa de uno de los principales partidos del país nos cuentan que “el meme vende”. “Lo que quiero es que hablen de él, ya sea bien o mal”, continúa. Esta persona asegura que, en muchas ocasiones, como ahora con la polémica de Garzón, este tipo de actos se hacen “para ilustrar los temas” y potenciar el mensaje". A pesar de ello, no siempre es el equipo asesor el que decide ya que en muchas ocasiones es el propio político el que toma la iniciativa. Desde los departamentos de prensa se busca “que sea más atractivo para los medios que una rueda de prensa en la sede del partido a la hora de tener recursos audiovisuales”.
Salazar señala que estas decisiones no son aleatorias ya que “toda imagen es un mensaje” y, aunque también mantiene que un hecho aislado no tiene impacto en el electorado, estas fotografías tienen “una intención clara en el voto rural”. En este aspecto, Valdivia defiende que estas situaciones ocurren porque en los entornos rurales hay una mayor participación debido “a la presión social hacia quien se desvía de la norma”, una norma que en este caso es votar.
Las mascotas humanizan
Los animales de granja no son los únicos que utilizan los políticos en sus estrategias electorales. De hecho, es más habitual – y transversal – el uso de animales domésticos, es decir mascotas. Según los especialistas consultados, esto se hace para “humanizar” al candidato. Tanto Salazar como Valdivia recuerdan las apariciones de Ayuso o Iglesias con sus respectivos perros o Alberto Garzón con sus gatos. Manuel Rodríguez comenta que estas fotos pueden servir de pretexto para lanzar otros mensajes. Los gatos de Garzón se llamaban Winter y Elendil, “no sólo transmite una imagen de ternura, son que nos cuenta que es un amante de la cultura friki, al fin y al cabo son referencias a Juego de Tronos y El Señor de los Anillos”.
@iunida jajaja Son Winter y Elendil, que no estáis suficientemente informados!
— Alberto Garzón (@agarzon) December 5, 2015
El director de Cámara Cívica afirma que “gran parte del electorado tiene la idea de que los políticos son seres que viven alejados de la realidad de la mayoría. Compartir fotos con sus mascotas humaniza al líder”. Además, Valdivia indica que Gabriel Boric, presidente electo de Chile, también utilizó a su perro durante la campaña.
Este hecho se contrapone a otros líderes políticos que buscan ofrecer otro tipo de imagen en sus intervenciones. En este sentido, con animales mucho más salvajes y agresivos, encontramos los ejemplos de Santiago Abascal con un tigre o Vladimir Putin subido a los lomos de un oso.
En España, según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC) hay más de 29 millones de mascotas. Utilizar animales domésticos responde a que las excentricidades “son un arma de doble filo”, comenta Salazar. Una opinión similar defiende Valdivia al expresar que este tipo de imágenes son más habituales porque proyectan “normalidad” sin el “riesgo de caer en la memecidad”.
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