En la investidura andaluza, Ciudadanos hizo un triple salto mortal para no salir en la foto del compromiso. Juan Manuel Moreno sí se fotografió con la ultraderecha, feliz y satisfecho por poner fin a casi cuatro décadas de hegemonía socialista en Andalucía. A su campaña populista de fotos en puticlubs semiderruidos y promesas de cientos de miles de empleo, sumaba la guinda de un pastel explosivo que celebraba una victoria que pudo acabar en gestora del PP andaluz, pero viró en gobierno. Las cosas de la aritmética parlamentaria, que dicen con pedantería los politólogos.
Medio año después, con los resultados de las municipales frescos, la dirección nacional de Cs anunciaba un cerco a la ultraderecha, sin tripartitos ni negociaciones. La onda expansiva en Andalucía se tradujo en la negativa de Vox a negociar las primeras cuentas del autodenominado gobierno del cambio. Pero como en aquel momento en Cs mandaba Rivera, la intervención in extremis de Santiago Abascal fue clave para desatascar el primer gran marrón de legislatura. Los Presupuestos de 2019 y 2020 se aprobaron casi de una tacada, con concesiones alegres que por ahora no se han puesto en marcha: "acabar con los chiringuitos de género", "poner en marcha el pin parental"... Era ese momento dulce en el que no había llegado la madre de todas las crisis. La economía crecía, permitía licencias, pero la peor pandemia en cien años acechaba a la vuelta de la esquina.
Casi dos años después de la primera foto con Vox que dio la gobernabilidad en la Junta, el Gobierno andaluz que preside Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) aprobará este miércoles el proyecto de ley de Presupuestos de la Junta de Andalucía para 2021 sin contar con la garantía de que Vox vaya a volver a estar ahí. Les llaman los Presupuestos Covid porque sus cerca de 40.000 millones de euros prácticamente no hablarán de otra cosa, pero nadie sabe a ciencia cierta si van a tener respaldo suficiente o será invalidados. A diferencia de las dos cuentas anteriores —además del apoyo decisivo en la investidura—, PP y Cs saltan sin red a la pista central del circo político de una comunidad con más de tres millones de personas en riesgo de exclusión social, con una crisis galopante y con un tejido productivo turísticodependiente devastado por la coyuntura.
PP y Cs confían en que, con casi 40.000 millones con la pandemia impregnando cada partida, entre en vigor el 1 de enero
Vox ha suspendido las negociaciones y, aunque todos hablan de numerito y pataleta, lo cierto es que nadie sabe qué puede ocurrir porque la formación está "dolida tras la humillación pública", cuentan acérrimos. Las consecuencias políticas del cambio de rumbo de Pablo Casado en el debate de la moción de censura que registró Abascal, donde el líder del PP no solo rechazó apoyarle sino que lo puso de vuelta y media, están por ver. “Nos han insultado, han saltado las alarmas”, decía el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, después de suspender las negociaciones presupuestarias un día después de la intervención pública de Casado. “Les pedimos que reconsideren su postura”, rogaba más tarde el presidente Moreno.
Blindar la sanidad, el empleo y la educación —las principales preocupaciones de los andaluces— parecen la prioridad, pero ni por esas habrá acuerdo entre todas las partes. La líder del PSOE-A, Susana Díaz, exige a Moreno que elija entre Vox o el apoyo de los socialistas, y Moreno sabe que ningún socio a estas alturas es de fiar ni le dará garantías de agotar la legislatura. Los socialistas aseguran este pasado lunes que el PP de Moreno “viene demostrando que no está dispuesto a soltar la mano de la extrema derecha que le sentó en el sillón”" de San Telmo, aunque insistían, por boca del parlamentario autonómico por Córdoba, Juan Pablo Durán, en que “sólo depende del presidente elegir entre un partido de extrema derecha de tintes xenófobos y machistas repudiado en Europa; o el PSOE, que es un partido de gobierno, comprometido con Andalucía y mayoritario en la Cámara” para avalar con votos las nuevas cuentas autonómicas.
La tramitación parlamentaria del Presupuesto arrancará, pues, este miércoles con tantas incertidumbres como el clima social, sanitario y económico actual. La idea es que entre en vigor el 1 de enero porque la prórroga no se ve factible en la coyuntura pandémica. Hay quien ya ha recordado a Moreno la famosa etapa del 94 al 96, la famosa pinza de PP e IU que bloqueó los Presupuestos y obligó al PSOE de Chaves a anticipar elecciones. Hasta eso se analiza ya. El jefe del Ejecutivo andaluz, por ello, ha insistido en días atrás en sus llamadas a izquierda y extrema derecha. "El PSOE ha gobernado hasta hace un rato y creo que es la mejor contribución (apoyar sus cuentas) que pueden hacer los socialistas; se lo agradecerían los ciudadanos y sería un gesto sumamente positivo. La política está muy embarrada y se hace más juntos que separados".
El talante dialogante y moderado que exhibió Moreno en el Debate sobre el Estado de la Comunidad, un día antes de que Casado le quitara la bandera de la moderación en el PP contra todo pronóstico, sigue vigente, aunque habrá que ver hasta cuándo. Su mano derecha, el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, lo tiene claro: el socio preferente es Vox y "ese eco" de "las diferencias que pueda haber por las tensiones producidas en Madrid no tiene por qué llegar hasta Andalucía", aseguraba en días pasados, abogando por "encapsular el Gobierno en Andalucía" como se ha hecho años anteriores.
"Estoy convencido de que las diferencias que pueda haber por las tensiones producidas en Madrid no tiene por qué llegar ese eco hasta Andalucía", valorando que en la región Vox se ha demostrado en Andalucía como un partido "serio, responsable, y que pone los intereses de Andalucía por encima de cualquier otro", por lo que, a su juicio, lo hará también en la elaboración del presupuesto en 2021. Bendodo, en esa misma comparecencia, también negaba que la dirección nacional de ambos partidos, como ya ocurrió hace un año, vaya a determinar qué posición adoptar. "La responsabilidad de negociación del presupuesto está en Andalucía y el consejero de Hacienda —Juan Bravo, que es el responsable de la elaboración y negociación— está al frente de las negociaciones en Andalucía y yo creo que debe quedar aquí".