El PSC gana las elecciones catalanas, pero aún debe amarrar la gobernabilidad

Noche de infarto en la política catalana. Y, por consiguiente, en la española. El PSC ha ganado ampliamente las elecciones, con un aumento considerable de los votos respecto a las elecciones de hace tres años, y está en posición de volver a la Generalitat.

Salvador Illa ha logrado convencer al electorado de que es la voz adecuada para reconstruir el futuro de Catalunya dejando atrás el proceso independentista. Desde que José Montilla dejó la Generalitat, en 2010, ha habido una clara hegemonía por la independencia, que primero pasó al unilateralismo y que hoy parece algo más pactista.

Detrás de esta victoria parece estar la capacidad de Pedro Sánchez y del PSOE. Un partido que por momentos estuvo derrotado, fagocitado incluso por Ciudadanos. Pero el escenario, una vez más, ha cambiado.

La noche deja clara la victoria entre el independentismo de Puigdemont y el castigo a ERC, que se ha desinflado tras obtener la Presidencia en esta pasada legislatura. 

En el bloque constitucionalista, el PP ha recuperado el paso tras obtener 15 diputados, 12 más que en 2021. Vox se mantiene con 11, por lo que, en la derecha española, vuelve a mandar el Partido Popular.

Por su parte, los Comuns pierden fuerza ante la mejora del PSC -que ha pescado en varios caladeros, no solo en esa izquierda-. La CUP saca la mitad que hace tres años y se cuela en el Parlament Aliança, una ultraderecha independentista que además, a diferencia de Junts, ERC y Cup, mantiene impertérrito el discurso de la unilateralidad. Eso, el rechazo al inmigrante y cierto poder municipal han permitido su entrada.

El que desaparece es Ciudadanos. No llega al 1%, le supera Pacma y deja atrás su ciclo, ahora ya de forma definitiva. Quizás el partido naranja tenía todos los clavos puestos, pero esto, y después las europeas, son el velatorio de uan formación que se vio incluso gobernando.

Un solo pacto posible o repetición

El escenario de Cataluña, con casi el 100% escrutado, es evidente. La calculadora de pactos está plagada de vetos y de imposibilidades numéricas. El independentismo no llega a la mayoría absoluta, y dentro de ese bloque no podrían unirse, ni por asomo, la CUP/ERC frente Aliança. No le dan los números, porque ni aunque quisieran las cuatro formaciones, los partidos se quedan en unos 61 escaños, muy lejos de los 68. Ni metiendo -al menos con los resultados de las 23 horas, 99%- a Comuns en la ecuación, porque serían 67. Imposible, además, por la citada incompatibilidad de Aliança con la CUP, con los Comuns y con ERC.

Entre los no independentistas, imposible unir a Vox y Comuns para que gobierne el PSC. Hasta el PP se lo podría pensar -eran otros tiempos, pero ya pasó en Euskadi en favor de Patxi López- pero a ese barco no se subirá nunca Vox.

Solo hay una suma posible que sí daría gobernabilidad y abriría un nuevo tiempo: romper los bloques independencia y verlos en el prisma izquierda-derecha. Ahí sí es posible el pacto. PSC+ERC+Comuns. Con casi el 99% están en 68, la cifra que da la mayoría para una investidura. Y sería sin la entrada de ERC en el gobierno, ya que han anunciado que pasarían a la oposición

Todo está muy reñido y cada voto contará, incluyendo el del extranjero, que tarda más en llegar.  Si se le cae cualquier parlamentario a las tres formaciones, entonces hay que pensar que cualquier otro partido al menos se abstuviera para permitir una investidura de Illa. Por ahí es difícil que pasen o el PP o la CUP. Tampoco Puigdemont, que si se ve cerca de la Generalitat, probablemente prefiera volver a internarlo con repetición. Y porque además también supondría la posibilidad de que Catalunya nunca tuviera mayoría estable y todo estuviera siempre al borde de la voladura.

En cualquier caso, la política está llena de sorpresas. ERC podría negarse a pactar con el PSC. Ahí se acabaría el intento de legislatura en Cataluña definitivamente, y todo iría a elecciones, que se repetirían no antes de tres meses.