Mientras se sacudía la derrota del pasado domingo frente a la lista encabezada por Juan Carlos Ruiz Boix, desvinculándola del cada vez más acalorado debate interno sobre su liderazgo dentro del PSOE de Cádiz, Irene García, actual secretaria general de los socialistas en la provincia y presidenta de la Diputación de Cádiz, ya prepara el contragolpe. Tiene poco tiempo.
Ha perdido el pulso por comandar la lista de delegados para el congreso federal de los próximos 15 al 17 de octubre y ahora solo piensa en resarcirse con vistas al congreso provincial, previsto para el próximo mes de diciembre. El margen de 288 votos que obtuvo la lista de Ruiz Boix (1.982 votos frente a los 1.694 de la lista de García) ha hecho saltar todas las alarmas y García ha querido activar la maquinaria para intentar recortar una distancia que, visto lo visto, no parece salvable. Su futuro al frente del partido, y probablemente de la Diputación, están en juego.
Según ha podido saber lavozdelsur.es, García ha mantenido este pasado lunes un encuentro en Puerto Real con sus afines, incluyendo al alcalde de Chiclana y vicepresidente de Diputación, José María Román, para, por un lado, levantar la moral de la tropa tras el varapalo y, por otro, dejar claro que no piensa tirar la toalla y retirarse frente a quienes apuestan por renovar en apenas dos meses el partido en la provincia, en línea con lo ocurrido a nivel andaluz con la entrada en liza de Juan Espadas.
García, que este lunes públicamente aseguraba que iba a ser "prudente y respetar los tiempos que tocan en cada uno de los procesos" —en línea con lo que demandaba Espadas y que, finalmente en Cádiz, no pudo ser—, también dejaba claro que "hacer otro tipo de lecturas (en referencia a su liderazgo interno) son premeditadas y sobre todo anticipadas". Sin embargo, no opina lo mismo en privado. Su lectura, a la vista de lo que ha trascendido de la cumbre portorrealeña, es que su poder orgánico e institucional está en riesgo y que lo sucedido el pasado domingo es una seria advertencia de que su tiempo al frente del PSOE provincial empieza a agotarse.
La primera decisión ha sido nombrar como coordinador de su campaña al arcense Joaquín, Quino, Macías, que a su vez es coordinador del grupo provincial socialista en Diputación, y un hombre de su máxima confianza. Al tiempo, la directriz ha sido clara: hay que captar cuanto antes nuevas afiliaciones que le garanticen que salen las cuentas frente a un bloque muy poderoso, donde se han entremezclado familias socialistas del Campo de Gibraltar, el pizarrismo, el sanchismo y el pedrismo (que no son lo mismo), la vieja guardia susanista, y el clan de Jerez, agrupación socialista más nutrida en Cádiz y que, mayoritariamente, está a favor de renovar la casa socialista en San Antonio.
Según han asegurado las mismas fuentes a este periódico las cuentas pasan por reclutar a unos 500 nuevos militantes, aunque sean temporales, antes de que se cierre el censo del cónclave provincial de antes de final de año. Todo lo que no sea ganar se convertirá para García y sus afines en una auténtica pesadilla socialista antes de Navidad.
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