El turno de los portavoces en preguntas al presidente de la Junta, Juanma Moreno, se ha visto empañado por asuntos más allá del debate político. El líder del grupo Vox, Manuel Gaviera, ha llamado "sindicato corrupto, porque ya hay sentencia" a UGT. Lo ha hecho cuando ha acusado a Juanma Moreno de no romper con las prácticas del PSOE. "Como no retire la Ley que blinda las subvenciones a los sindicatos, va a ser cómplice de la corrupción sindical en Andalucía".
Al terminar de hablar, la socialista Ángeles Férriz ha pedido, apelando al reglamento de la Cámara, que sean retiradas esas palabras. Algo que se da con cierta frecuencia en el día a día parlamentario. De hecho, minutos antes, Jesús Aguirre, presidente del Parlamento andaluz, retiró de oficio la palabra "imputado" que había empleado José Ignacio García, de Adelante, al hablar del estado judicial de la gerente del SAS y sus dos antecesores. El PP pidió intervenir por alusiones, Aguirre se lo permitió, García dijo que no lo haría porque estaban siendo investigados, y como presidente del Parlamento, finalmente, en su potestad, accedió a la petición del PP.
Sin embargo, a Férriz no se le concedió oficialmente la palabra y Aguirre ni siquiera permitió que cursara esa petición. Tras retirarle el micrófono, al iniciarse el turno de palabra de Juan Espadas, ha insistido en que se curse la petición y que se decida de oficio retirar la palabra. Aguirre no ha accedido. "Me parece inaceptable que no ceda la palabra a una diputada de este Parlamento habiéndosela dado al portavoz del Partido Popular por la misma razón por la que pedía la diputada. Señor presidente, le pido que retire del Diario de Sesiones las palabras relativas a sindicatos corruptos que ha dicho el señor Gavira, y a personas corruptas que no están en esta sala, que no lo son y que no hay ninguna sentencia que así lo diga". Mientras se dirigía a Aguirre, la propia Férriz no dejaba de repetir "qué vergüenza".
Al acabar el cruce entre Moreno y Espadas, éste último insistía en si iba a retirar las palabras: "No me ha contestado". Ahí ha sido cuando Aguirre ha dado la oportunidad al portavoz de Vox para retirar las palabras. "Se retira por parte de la mesa".
Pero igualmente, el PSOE, en modo de protesta, ha abandonado al completo el pleno del Parlamento, un gesto respaldado también por los grupos de izquierda, para volver minutos más tarde. Se ha perdido la intervención de Toni Martín como portavoz del grupo parlamentario del PP en su turno de preguntas a Moreno Bonilla. Una imagen que hacía tiempo que no se daba en el Hospital de las Cinco Llagas: una bancada vacía de un grupo tan importante como es el del líder de la oposición. Años atrás, el PP empleó también esta visual protesta cuando no gobernaba.
En los pasillos, el líder socialista, Juan Espadas, ha señalado que "no es razonable" que Aguirre impidiera a Férriz expresarse por alusiones como sí había hecho apenas unos minutos antes Toni Martín. "El presidente no puede ser de parte, no puede darle la palabra al del PP y ahora no es el PSOE. Ha sido palmario", expresaba el socialista.
En los últimos tiempos, la oposición está elevando la presión sobre Jesús Aguirre. Hace apenas una semana, los grupos hablaron de "cacicada" cuando la Mesa no permitió que las interpelaciones sobre los contratos sospechosos del SAS fueran respondidos por la consejera de Hacienda de cara al pleno celebrado este miércoles.
Aguirre fue consejero de Salud en buena parta del periodo sobre el que se eleva la sospecha. Médico de profesión, le tocó lidiar con la pandemia, aunque ahora con una investigación sobre si el SAS se saltó los procedimientos para dar contratos a dedo y sin concurrencia a las clínicas privadas por cientos de millones.
En la pasada legislatura, más allá de roces concretos, la oposición había correspondido a Aguirre con un tono constructivo, ya que éste lo empleaba, con mucha llaneza e incluso sentido del humor, a pesar del duro trago que estaba siendo la crisis del covid. Por ello, la decisión del PP de nombrarle presidente del Parlamento no fue vista con malos ojos. Sin embargo, es ahora cuando se ha agriado verdaderamente el trato entre Aguirre y la oposición.