No era casualidad que Vox pidiera la dimisión de Rocío Ruiz apenas unas horas después de ser nombrada consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta. Fue por un texto sobre la Semana Santa que salió a la luz, escrito por la docente y funcionaria, cinco años antes. Resultaría premonitorio, porque entre las voces del Gobierno andaluz, es de las que no ha dudado nunca en oponerse a recortes en la lucha contra la violencia de género. Saca a relucir su postura, más cercana a postulados progresistas, frente a los movimientos que fueron llevando a Ciudadanos más a la derecha. Especialmente en la última etapa de Albert Rivera como líder naranja, y que se transformó en acuerdos de Gobierno como el de la Junta, el de las tres derechas.
Ruiz ha ido por libre y su alejamiento con Juan Marín es evidente. De hecho, es el primer caso en que el vicepresidente andaluz ha tenido que salir públicamente a desmentir a un miembro del Gobierno andaluz nombrado por la cuota de Ciudadanos. Fue en diciembre, cuando la consejera dijo que quería a sus militantes para los puestos de nuevos delegados territoriales que surgirían del desdoblamiento de dos de estas figuras en cada provincia, una de ellas afectando a su áre. Implicaba que los responsables políticos de Educación más Igualdad fueran dos y no uno, aumentando el poder del partido naranja. Marín, y todo el equipo de Bonilla, prometieron que serían funcionarios, para ahorrar costes. Aunque Ruiz señaló que igualmente, de elegir a un funcionario para un cargo público, luego el empleado tendría que ser cubierto en sus funciones y que no suponía ningún ahorro.
De la indignación del PP ante estas palabras se llegó hace unos días a que, efectivamente, se ha tirado de personas de cada uno de los dos partidos para ser los nuevos delegados. No es que ganara Ruiz el pulso, sino que la Junta se disparó en el pie porque fue el propio Gobierno andaluz el que defendió la vía de funcionarios y luego no la ha cumplido. Pandemia mediante, no ha tomado mayor cariz mediático. En Cádiz, por cierto, aún no hay delegado o delegada de Cs para Igualdad, la cuota de Ruiz.
Este lunes amanecía nublado y con la consejera en la provincia. Y con una dura encuesta para Ciudadanos, publicada por el periódico ABC. Pronostica una importante caída naranja pero no tanto como la casi -hasta las ajustadas votaciones imprevisibles del estado de alarma- intrascendencia del Congreso tras la debacle de las nacionales. No tanta caída, pero sí simbólica. Porque la encuesta dice que, en la horquilla de votos más baja para Ciudadanos, el PP no necesitaría de los naranjas para gobernar la Junta. O lo que es lo mismo, el único socio posible para Juan Manuel Moreno Bonilla sería Vox, porque con Cs no le saldrían las cuentas y no habría nada parecido a ningún acuerdo con los tres posibles partidos del arco a la izquierda (PSOE, PSOE, Unidas Podemos —en la encuesta se pregunta por Adelante— y Andalucía no se rinde, la nueva marca con la que hipotéticamente podría concurrir Teresa Rodríguez).
"Las encuestas son una foto fija de un momento determinado. Ciudadanos ha demostrado que es imprescindible y un partido de Gobierno, y puede llegar a pactos por políticas moderadas de regeneración y progresistas", ha señalado Ruiz sobre lo que viene. Lo que está claro, a día de hoy, es que Ruiz no es en absoluto partidaria del acuerdo preelectoral que dejó caer Marín en una charla pública en la que estaba como participante Albert Rivera, en una de sus pocas reapariciones de partido desde su marcha a la empresa privada. Entre medias, otro fuego de Marín con Fran Hervías, senador, y Sergio Romero, portavoz en el Parlamento.
Eso sí, la situación es compleja: no está claro que, salvo por Hervías, haya un acercamiento real de los críticos de Marín con Arrimadas. Nada que constituya a la titular de Igualdad como un brazo de la jerezana en Andalucía. Por más que parezca estratégicamente propicio, por los acercamientos de Arrimadas hacia el PSOE y alejamientos de Vox.
"Queda tiempo. Seguiremos", señalaba Ruiz a preguntas de lavozdelsur.es este lunes en Jerez sobre las malas encuestas. Quedan ya algo menos de dos años para los comicios andaluces. Ya ha comenzado la segunda parte de la legislatura. Los versos sueltos de Ciudadanos sugieren que habrá batalla si se dan las circunstancias: la primera, que Marín no pida el cese de su consejera a Bonilla, quien en último término tiene la potestad; la segunda, que finalmente exista un gesto público de Arrimadas hacia su consejera, algo que parece difícil, pero que puede precipitarse si comienzan los bandazos y los nervios en la dirección andaluza por las encuestas, como insistir en el acuerdo preelectoral con el PP para compartir papeleta.
Lo que sí sigue granjeando Ruiz es el distanciamiento de Vox y la constitución de un ala progresista, además de ese guiño a los afiliados a cuenta de las delegaciones territoriales. Ya dijo la consejera que está a "las antípodas" de Vox. Pero basta analizar lo que contestó al ser preguntada sobre si daría un paso al frente. "Yo estoy ahora mismo centrada en hacer frente a la pandemia, salvando vidas, a nuestros mayores, dependientes, a las mujeres víctimas de violencia de género, de esta crisis sin precedentes". No da para que le pidan la dimisión. Pero Ruiz seguirá hablando de violencia de género, nada de dar rodeos al término.
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