Es difícil encontrar googleando cuál fue la última vez que Alejandro Rojas Marcos (Sevilla, 1940) y Pedro Pacheco (Jerez, 1949) cabalgaron juntos en un acto público. Quizás, ni existía Google. Es mucho más fácil, revisando someramente la hemeroteca, hallar pruebas de la enemistad manifiesta que mantuvieron durante muchos momentos y, especialmente, en el ocaso de aquel proyecto que se dio en llamar Partido Andalucista.
Este pasado jueves, a propósito de la presentación del libro del historiador José Luis Villar, Un poder andaluz. Historia del Partido Andalucista. I. Los años de la clandestinidad (1965-1976) (Almuzara), Rojas Marcos llegó primero a Santo Domingo procedente de Sevilla. Pacheco se demoró. No en vano, el ex alcalde de Jerez durante 24 años, carambolas del destino, venía de almorzar en un finca de Jerez con varios comensales, entre ellos su amigo Carlos Herrera y su antiguo archienemigo Bertín Osborne, con quien tuvo grandes enfrentamientos en el pasado.
Sin embargo, Pacheco ha decidido mirar hacia atrás sin ira y, al menos en el caso del andalucismo, volver a abrazarlo siendo honesto y generoso con un proyecto político que "me ha hecho ser quién soy". Había, no obstante, morbillo en el ambiente por volver a ver juntas a estas viejas glorias del rock andaluz. En los compases de espera al acto de presentación, muchos aguardaban expectantes el reencuentro entre el ex alcalde de Sevilla y el antiguo todopoderoso regidor de Jerez. ¿Volverán las oscuras golondrinas, los viejos fantasmas, se tirarán los trastos a la cabeza, retornará aquello de la fuerza de los cohechos...? Nada de eso sucedió.
Con Sebastián Romero, el abogado que impulsó el PA y que luego montó la cooperativa de cooperativas, Rochdale, como testigo impertérrito, Rojas y Pacheco se sonrieron y abrazaron otra vez, porque desde que se conocieron en Écija —donde Rojas Marcos estaba "desterrado"— a principios de los 70 del siglo pasado, realmente nunca han dejado de ser amigos-enemigos íntimos. "Hablar de Pedro Pacheco en Jerez... imagino que me pondrán una medalla", ironizó, ya ante el público, Rojas Marcos.
En los últimos años, especialmente turbulentos para Pacheco —que pasó cuatro años y medio largos en prisión por enchufar a dos compañeros del partido—, mantuvo mucho contacto con Alejandro, compartieron aficiones, lecturas e incluso ciertas incursiones en la interpretación, ya fuese en el teatro o en algún corto. Retomaron una relación fracturada desde finales de los 90 y principios de 2000, cuando las animadversiones políticas truncaron los vínculos personales.
"Yo soy hijo del PA, con muchos claroscuros, pero con más luces que sombras, por lo que me llena de orgullo haber leído este libro ya que creo sinceramente que en estos días podréis leer la historia de unos hombres que creyeron en Andalucía y rompieron el tono monocorde de la transición. Y, encabezados por Rojas Marcos, se dijo que no, que eso no era la transición, que eso era una imposición", abrió el fuego Pacheco, mostrando desde el principio que aquí ya no había lucha de egos, sino remembranzas de un proyecto compartido.
Y prosiguió: "¿Qué ha sido de ese partido que hizo temblar a todo Dios? (...) Cada cosa que hemos pedido han ido intentando apoderarse de ella, como la AAAAA de Andalucía (en alusión a la 'A' que añaden PP o PSOE a sus marcas en territorio andaluz), pero con un uso malicioso, haciendo abuso de nuestra bandera".
Antes de cerrar, y de reivindicar la figura de personas como Sebastián Romero, clave en el andalucismo y que desgraciadamente "se tragó la historia y la revolución que emprendimos", Pacheco ha culminado su breve pincelada manteniendo: "Todo lo que soy se lo debo al PA, yo he mamado andalucismo; he sido un poco díscolo... pero ¿quién no es díscolo? Y quiero decir que, he aquí el hombre, con él (Rojas Marcos) empezó todo".
Este cronista no había asistido nunca a una presentación literaria en la que, más allá del autor, son los protagonistas de la obra en carne y hueso quienes la cuentan y la venden. "A un andalucista no lo humilla nadie. Nacimos cuando quisimos nacer, y dimitimos cuando quisimos dimitir; hemos mandado en nuestra vida de partido en el origen y en el final... qué belleza, qué grandeza. Y este hombre levanta acta para que quede para la historia", aludió el ex alcalde de Sevilla y ex diputado, que saltó de la mesa y se dirigió al proscenio para, con cierto halo místico, hablar de la energía, el amor y la política en mayúsculas, "nada que ver con el politiqueo actual".
"Bajo estas bóvedas maravillosas hay amor. Nosotros, cuando nos peleábamos, discutíamos, o confrontábamos, acabábamos en amistad, no igual que en otros sitios, donde un enfrentamiento acaba en odio", mantuvo, con cierto aire nostálgico de reivindicación de eso que llaman 'alta política' y con especial dardito envenenado a lo que se ha dado en llamar nueva política, con marcas como Podemos o Cs.
Y en este instante, desencadenado, pasó a elogiar la figura del viejo compañero de filas. "Bendito tú —dirigiéndose a Pacheco— que has sido capaz de ser díscolo, de ser un rebelde, aunque a veces el rebelde se equivoque en su rebeldía. El rebelde se puede equivocar, pero ¿cuánta gente hay rebelde? Andalucía no estaría como está si hubieran muchos rebeldes como Pacheco. Yo he discutido con él, hemos tenido posiciones contrarias, nos hemos separado políticamente, pero yo le quiero, yo le admiro y muchos pedros pachecos harían falta. No en Jerez, sino en el mundo".
Y antes de dar paso al autor, que bien merecería una entrevista fuera aparte antes de definitivamente ser engullido por estos monstruos políticos, solo les faltó arrancarse y entonar juntos aquella murga de los currelantes: sacabe el paro y haiga trabajo escuela gratis, medicina y hospital / pan y alegría nunca nos falten. Verdaderamente el PA, como defendió Rojas Marcos, hace milagros: este muerto está muy vivo.
'Buena entrada' en Los Claustros
La presentación del libro Por un poder andaluz, de José Luis Villar, congregó a un buen número de público, donde no solo hubo curiosos y aficionados, sino también antiguos compañeros de partido en las filas andalucistas. En el Refectorio, "esta sala que expropiamos", según recordó Pacheco, se dieron cita antiguos colaboradores de sus gobiernos como Miriam Fernández, Antonio Valera, Raúl Ramírez, y Teresa Vega. Pero también otros que no tuvieron responsabilidad política, pero sí sumaron en sus proyectos, como Santiago Casal, Pepe Saborido y Paco Flores. Paco Domouso, Manuel Ruiz Romero o Carmen Romero, hija de Sebastián Romero —presente en la mesa de presentación como andalucista histórico— y secretaria general de la Confederación de Empresarios de la provincia de Cádiz (CEC). En representación del actual gobierno municipal, por cierto, solo tuvo la valentía y deferencia de asistir el socialista Juan Antonio Cabello, responsable de Educación y Empleo en el Ayuntamiento de Jerez.
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