La Base Naval de Rota se inauguró el 4 de octubre de 1956: 2.300 hectáreas de área, con un perímetro de 26 kilómetros, sobre el que se asienta un puerto con tres muelles que suman 2.400 metros lineales y un aeródromo militar con una pista de 3.700 metros.
Hoy, la base se ha consolidado como el pilar marítimo del escudo antimisiles de la OTAN tras 70 años de presencia de los Estados Unidos y, de paso, en objetivo potencial de Rusia y sus países aliados. No hay que olvidar que es actualmente el mayor polvorín del continente europeo.
En caso de ataque nuclear el sur de España cuenta con un sistema de escudo antimisiles integrado por cuatro destructores norteamericanos. Con la finalidad de contribuir significativamente al sistema de defensa contra misiles balísticos de la Alianza Atlántica, el acuerdo de consejo de ministros de 7 de octubre de 2011 autorizó el despliegue de cuatro destructores Aegis de la Marina de EEUU, en la base naval de Rota, así como las instalaciones que permitan el estacionamiento permanente de los buques y sus tripulaciones en dicha base.
¿Escudo sin buques?
Pero ¿qué pasa si los buques no están en la Base? Lo habitual es que dos destructores estén en fase de mantenimiento, pero ¿se informa a la población de cuando no hay ninguno? ¿Funciona entonces el escudo sin alguno de los cuatro buques Aegis? ¿Hay otros sistemas de defensa aérea y de misiles terrestres o buques complementarios en territorio europeo?
Demasiadas preguntas sin respuesta pública salvo que el escudo antimisiles está basado en la arquitectura tecnológica de los cuatro destructores norteamericanos USS Arleigh Burke (DDG 51), USS Roosevelt (DDG 80), USS Paul Ignatius (DDG 117) y USS Bulkeley (DDG 84).
El USS Paul Ignatius está armado con el RIM-161 Standard Missile 3 (SM-3), sistema de misiles tierra-aire basado en buques utilizado por la Armada de los Estados Unidos para interceptar misiles balísticos de corto e intermedio alcance como parte del sistema de defensa de misiles balísticos Aegis. Tiene un alcance operativo de 900 a 1.200 km.
Rusia tiene casi 6.000 cabezas nucleares, casi igual que toda la OTAN (5.943). Los rusos cuentan con 1.185 intercontinentales, 800 submarinas y 580 que pueden ser desplegadas desde al aire por aviones bombarderos.
Los analistas de defensa coinciden en que 4 a 6 minutos son necesarios para la identificación del misil y de 6 a 8 minutos para reaccionar. Eso es todo siempre y cuando se cuente con los buques.
90 millones de muertos
El Programa de Ciencia y Seguridad Global (SGS) de la Universidad de Princeton, con sede en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales, que lleva a cabo investigaciones científicas, técnicas y políticas, análisis y divulgación para avanzar en las políticas nacionales e internacionales para un mundo más seguro y pacífico, ha desarrollado una simulación para una escalada plausible de la guerra entre Estados Unidos y Rusia “utilizando posturas realistas de fuerza nuclear, objetivos y estimaciones de fatalidad. Se estima que habría más de 90 millones de personas muertas y heridas en las primeras horas del conflicto”.
Este proyecto está motivado por la necesidad de resaltar las consecuencias potencialmente catastróficas de los actuales planes de guerra nuclear de Estados Unidos y Rusia. “El riesgo de una guerra nuclear ha aumentado dramáticamente en los últimos dos años a medida que estados Unidos y Rusia han abandonado los tratados de control de armas nucleares de larga data, han comenzado a desarrollar nuevos tipos de armas nucleares y han ampliado las circunstancias en las que podrían usar armas nucleares”.
La pieza audiovisual, de cuatro minutos, se basa en evaluaciones independientes de las posturas actuales de las fuerzas estadounidenses y rusas, los planes de guerra nuclear y los objetivos de armas nucleares.
Utiliza amplios conjuntos de datos de las armas nucleares actualmente desplegadas, los rendimientos de armas y los posibles objetivos para armas particulares, así como el orden de batalla estimando qué armas van a qué objetivos en qué orden en qué fase de la guerra para mostrar la evolución del conflicto nuclear de las fases tácticas, estratégicas y de orientación a la ciudad.
Todas las estimaciones de mortalidad se limitan a las muertes agudas por explosiones nucleares y aumentarían significativamente por las muertes ocurridas por la lluvia radiactiva y otros efectos a largo plazo.
¿Pero cómo funciona el sistema Aegis con el que cuenta España gracias a Estados Unidos? calcula la trayectoria del misil, evalúa la amenaza y determina la mejor opción para la intercepción. Una vez que se identifica el peligro, el interceptor más adecuado se lanza desde mar o tierra para neutralizar el misil atacante.
España, a instancias de Alemania, podría participar ahora en otro sistema europeo de escudo antimisiles que es motivo de competencia entre Lockheed Martin –fabricantes del Sistema de armas AEGIS— eI AI Israel Aerospace Industries, que fabrica el sistema de interceptación de misiles antibalísticos Arrow-3.
Alemania plantea que se puedan unir todos los países europeos que lo deseen y asegura que el sistema sería más barato y eficiente. Han mostrado interés Polonia, Países Bajos, los países bálticos, los escandinavos, República Checa y Eslovaquia. Este escudo se compone de un radar en Turquía, y bases de misiles en Rumanía y Polonia, además del centro de mando de Ramstein, en Alemania, y la base naval española de Rota.
En diciembre de 1988 se firmó el Convenio entre el Reino de España y los Estados Unidos de América sobre Cooperación para la Defensa. Este pacto se alcanzó dos años después del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN realizado por el Gobierno del PSOE presidido por Felipe González.
Desde entonces el papel desempeñado por la base en el sistema de defensa de la OTAN y los Estados Unidos ha sido creciente hasta que el pasado 28 de junio, en La Moncloa, Pedro Sánchez compareció ante los periodistas junto a Joe Biden anunciando el acuerdo cerrado por España y EEUU en la reunión.
La Declaración Conjunta de España y Estados Unidos consta de 10 apartados llenos de intenciones pero con pocas medidas concretas salvo la incorporación de dos destructores más al escudo antimisiles que tiene Rota como centro estratégico. Las instalaciones son ahora base de respuestas a crisis, de cooperación en seguridad con terceros países y juega un papel clave para Estados Unidos en el puente aéreo con Oriente Medio.