Una hora y 45 minutos. Es lo que ha durado el discurso de Pedro Sánchez en el Congreso para defender y justificar su investidura y los acuerdos alcanzados para llevarla a cabo. Comenzó con referencias a la defensa del feminismo, la lucha contra el cambio climático o la petición a Israel de que cese los ataques contra Palestina. Ha defendido una agenda social, menor quizás a la de otras ocasiones, con el anuncio de transporte gratuito para menores, jóvenes y desempleados, que se suman, eso sí, a otras medidas alcanzadas por acuerdo con Sumar, como la pretensión de rebajar la jornada laboral a 37,5 horas o la revisión de las pensiones según el IPC.
Pero lo mollar, lo más importante, el núcleo, esta vez, no estaba en su agenda de Gobierno. Lo que se esperaba era su postura ante los diputados sobre la amnistía a los líderes del 'Procés', un acuerdo para lograr el sí del partido de Puigdemont, Junts, y lograr así la vuelta del expresidente catalán, huido de la Justicia.
Sánchez empezó refiriéndose a ello de forma indirecta, al iniciar un ataque de varios minutos contra la derecha y la ultraderecha, la de Javier Milei, en Argentina; la de Viktor Orban, en Hungría; o la del trumpismo en Estados Unidos. El ataque iba contra quienes protestan ante las sedes del PSOE, pero ha atacado también directamente al PP de Alberto Núñez Feijóo, a quien ha acusado de coquetear con ideas antidemocráticas. "Pido una mínima responsabilidad y sentido de España" al PP, ha dicho, reclamando "cordura y coherencia".
La justificación de Sánchez es clara: "Nos puede ayudar a superar la fractura que se abrió en Cataluña en 2017". Ha dicho también, en un mensaje a toda la ciudadanía, que la amnistía es "completamente legal y acorde con la Constitución", a pesar de que tiempo atrás el PSOE desechó la idea precisamente por esa razón. Medidas de este estilo "se aplican en democracias consolidadas como Francia, Italia o Reino Unido".
El PP, posteriormente, ha hecho sangre con un lapsus del presidente en funciones y candidato. Cuando quería referirse a "las" circunstancias del país, ha dicho "mis" circunstancias, arreglando sobre la marcha el error. Muestra, dicen los populares, que este acuerdo está empujado por una necesidad parlamentaria concreta del PSOE y no por un deseo real de que de verdad mejore la convivencia entre españoles.
De hecho, cuando Sánchez ha dicho "la convivencia ha vuelto a las calles", antes de poder continuar la frase con "de Cataluña", parte del hemiciclo ha lanzado voces recordando al presidente las protestas no solo ya ante sedes del PSOE, sino en las capitales de provincia el pasado domingo.
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