El 41 congreso federal del PSOE ha arrancado oficialmente esté sábado, aunque desde el viernes estuvo Fibes a rebosar. Faltaba constituir la mesa de dirección del evento, y faltaba también que llegara al palacio de congresos de Sevilla el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El secretario de organización, Santos Cerdán, ha cumplido con el protocolo y ha llamado a subir al escenario a Juan Espadas como presidente del evento para, ahora sí, arrancar y dar paso a una mañana de intervenciones.
Un congreso que se celebra en Sevilla y obliga a que muchas miradas se dirijan al propio secretario general del PSOE andaluz. El presidente, recibido entre vítores en el recinto, ha escuchado cómo Espadas alababa la labor del Gobierno, pero también dando "unas gracias muy especiales" a Manuel Chaves, Pepe Griñán, Magdalena Álvarez, Carmen Martínez Aguayo... Dirigentes socialistas que fueron condenados por el caso ERE y que han sido parcialmente exonerados en el Constitucional.
El PSOE andaluz lleva desde el verano aplicando un intento por rehabilitar a aquellos que estuvieron salpicados por el escándalo. En el acto de este sábado, con un millar de delegados de todo el país y hasta de partidos socialistas del mundo presentes, aplaudiendo. Antes de comenzar el acto, Espadas acompañó a Griñán en las puertas del recinto, donde muchos militantes le esperaban con vítores. En un segundo plano ha quedado Susana Díaz, a la que se ha concedido sentarse en primera fila, pero sin menciones ni protagonistmo.
El acto inicial tiene mucho de lamerse heridas, de intentar sacar orgullo de partido. Por eso no extraña que muchos discursos tengan tono de defensiva. De entre las últimas buenas noticias para el PSOE, una es el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Competencia. Es el cargo más importante para los socialistas europeos dentro del Ejecutivo de mayoría conservadora de Ursula Von der Leyen. Entre las malas, la declaración en el Supremo del exlíder del PSOE en Madrid, Juan Lobato; o la imputación del hermano de Pedro Sánchez por un presunto enchufe en la Diputación de Badajoz; o todo lo que rodea al caso Aldama; o la investigación sobre Begoña Gómez. En esas, el congreso federal sirve para mostrar unidad bajo el liderazgo de Sánchez. A la entrada, una manifestación de los mutualistas, o la presión de pseudomedios ultras que rozaban el acoso a la entrada del recinto. Seis años y medio de desgastes, pactos con independentistas y, ahora, presión desde los juzgados.
El evento demuestra que el PSOE necesita a Pedro Sánchez, pero también Pedro Sánchez necesita al PSOE. Ni el partido ni el presidente están en su momento de mayor popularidad. Pero La Moncloa tiene inquilino, salvo giro, hasta 2027. Eso vale más que cualquier otro debate. No es fácil que un acto interno sirva para ganar apoyos fuera de los muros de Fibes, pero todo sumará ante la opinión pública si se muestra una imagen de unidad. En el evento de este sábado coincidían el president de la Generalitat, Salvador Illa, y Emiliano García Page, homólogo manchego. Ambos representan dos socialismos encontrados. Es clave para Sánchez encontrar un relato que sostenga ambas almas. Por esa razón, la dirección del partido ha silenciado las mociones referentes a la financiación de las autonomías, caballo de batalla que enfrenta el PSOE desde el pacto con el independentismo.
En las intervenciones de la mañana, Santos Cerdán ha repasado el estado interno del partido, destacando que en estos tres años, por ejemplo, se han mejorado los canales de comunicacióin interna y hacia el exterior, o que la deuda del partido pasa de 20 millones a 8,6. Los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, han dado un toque a la izquierda a la línea del acto. Sordo ha mencionado a "los fachas" como parte del ecosistema que afronta la izquierda, que a menudo "no hace cosas de izquierdas". Menos crítico Álvarez: "Nunca se ha hecho más en menos tiempo", decía sobre el Ejecutivo de Sánchez.
El PSOE andaluz: pulgar arriba, pulgar abajo
También necesita de este congreso el PSOE ofrecer cierta imagen de unidad en torno a Sánchez en sus federaciones. El caso más claro es el de Andalucía, anfitriona del evento. Todo el partido está pendiente de si Pedro Sánchez tendrá un gesto, una declaración, un guiño a Juan Espadas. Públicamente, el presidente no hablará hasta el domingo, cuando sea reelegido secretario general. Si dice algo del tipo "gracias, Juan, estoy seguro de que serás el próximo presidente de la Junta de Andalucía", será una bomba. Pero también si no lo dice, y se ciñe a que el federal respetará lo que se decida en los congresos regionales, entonces la carrera se habrá iniciado. Este lunes, si no antes, Espadas anunciará la fecha para su cónclave andaluz.
Aunque en principio había un pacto tácito por no dejar ver las costuras, lo cierto es que Espadas almorzó el viernes con su núcleo de confianza y con sus secretarios provinciales, excepto el de Cádiz, Juan Carlos Ruiz Boix, quien ha sido el primer gran líder en descolgarse en favor de renovar el liderazgo andaluz días atrás. Esto ha espoleado a los críticos. Un vacío hecho público que ha descolocado a muchos. Este episodio ha impedido que, en la práctica, el PSOE-A pueda escenificar la deseada naturalidad del debate interno.
Mientras se celebraba el acto de la mañana, Ruiz Boix ha ofrecido un público respaldo en sus redes sociales a Pedro Sánchez, y un 'palo' público a Espadas. "El 41 Congreso abre la esperanza a un nuevo tiempo, de consolidación y mejoras del proyecto del PSOE que lidera Pedro Sánchez y el punto de partida de una renovación de nuestro proyecto en el inmediato, 15 Congreso Andaluz, con más ilusión, con más propuestas y con más generosidad que nos permita ser la alternativa que merecemos los andaluces". Ya no hay cortapisas, en pleno congreso federal se hace ya mención directa al regional.
Públicamente, el presidente del Gobierno y único candidato a la secretaría general se mantendrá en silencio. Otra cosa es lo que se pueda hablar en cualquier sala, despacho o corrillo. Con la pregunta de si Sánchez se irá de Andalucía habiendo dictado el futuro de Espadas.
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