Si tiene la decoración de un mitin, la música de un mitin. Si tiene público de mitin, aplausos y frases de mitin será que es un mitin. Estas ceremonias ya resultan chocantes en campaña electoral, reiterativas y dirigidas a convencer a un público ya ganado. Cuando se celebran sin petición de voto mediante aún aparecen más extrañas.
Porque ninguno de los asistentes, casi 300, creería necesario pedir el voto para Sumar, para Yolanda Díaz. O sí. La repetición de elecciones generales es una posibilidad. Remota los días pares y cercana los restantes.
En plena negociación de PSOE y Sumar con partidos catalanes y vascos para renovar el gobierno de coalición progresista, con conservadores nacionalistas, se presentó la vicepresidenta del Gobierno en funciones en el Aulario Constitución de 1812 (vulgo, La Bomba) de Cádiz en esta noche de sábado. Primer acto político en Andalucía de la protagonista desde la campaña previa al 23 de julio. "Han pasado tres meses que parecen un año", confesó la presentadora Esther Gil de Reboleño.
La amnistía, sin nombrarla
El interés principal era conocer cómo va lo de la amnistía, la palabra capital para obtener un apoyo parlamentario que permita renovar el Consejo de Ministros en el que formaba. Yolanda Díaz no abordó el debate esencial hasta el penúltimo tramo de su media hora de oratoria: "España es mejor con los andaluces y las andaluzas dentro, con Cataluña dentro, con Madrid, con Galicia, con Extremadura dentro. Así es un país mejor. No queremos propuestas políticas que enfrenten a unos españoles contra otros españoles", aseguró.
Sin mencionar, ni una sola vez, el término esencial, justificó su defensa: "Desde Sumar somos claros. No lo hacemos por los nueve votos de un grupo parlamentario, lo hacemos porque somos demócratas, porque queremos que se acabe un conflicto político de una vez por todas". La próxima semana presentará su propuesta concreta en territorio comanche, en el corazón de la Cataluña omnipresente, omnímoda y omnipotente.
Logros, con orgullo
Antes de ese momento, La Yoli, que así fue presentada, y sus predecesores en el micrófono, Jorge Rodríguez y Esther Gil de Reboleño, insistieron en dar tono campañero al acto. Repasaron los logros en materia laboral alcanzados por Díaz en la anterior legislatura: las cifras del paro más bajas en más de diez años; el mayor número de afiliados en la Seguridad Social de la historia, casi 21 millones, "cuando Mariano Rajoy soñaba con 20" y avances en derechos sociales. "Queremos que la gente viva con dignidad", repitió una y otra vez la vicepresidenta.
Tanto retitín de mitin tenía el encuentro que aparecieron varias promesas como si se tratara de someterlas a la confianza de la ciudadanía. "Viene un nuevo tiempo territorial con derechos, con Andalucía dentro. Pero necesitamos más que nunca un gobierno de coalición progresista, con una agenda social en el centro de todos los debates, con más derechos, con más trabajo, con más salarios".
Yolanda Díaz aseguró que España no puede tener "un salario medio de 1.545 euros al mes porque con ese sueldo es imposible tener una vida digna". Algunos de los presentes, los mandados por los medios de comunicación entre ellos, cruzaron miradas con los ojos muy abiertos. Acababan de descubrir su indignidad laboral. Resulta que la tenían encima y no lo sabían. Quizás lo sospechaban.
Promesas 'electorales'
La vicepresidenta también fijó como próximo objetivo, para 2024, la jornada laboral semanal de 37 horas y media porque "hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar". En ese bloque incluyó su plan para encarecer el despido en España, "para homologar el de nuestro país con el europeo. Somos un país anómalo, con una legislación impropia, pero sencillamente queremos cumplir con la legislación europea y que el despido en nuestro país pase a ser igual que en el resto ".
"Queremos que la indecencia de la privatización de la sanidad pública del señor Moreno Bonilla se acabe"
Como concesión a la provincia que acogía el acto, la diputada de Sumar por Cádiz, Esther Gil de Reboleño, recordó lo mucho que queda por hacer en materia laboral en la provincia. Entre una ristra de pruebas documentales y numéricas, se limitó a sacar el último dato, el más reciente: 14 de los 20 municipios españoles son andaluces, y siete de ellos, un tercio, de la provincia de Cádiz.
La vicepresidenta del Gobierno en funciones prolongó esos argumentos. Reiteró la necesidad de que la SEPI (empresa pública que controla sectores industriales estratégicos como los astilleros) se integre de forma plena en el Gobierno. Apeló constantemente a "las buena gente trabajadora de Andalucía, humilde, hombres y mujeres que se matan a trabajar y que todavía viven mal. Estoy aquí por esa gente".
Como buen mitin, tuvo su apartado de reproches y ataques a los oponentes. Se acordó de Vox. "Os dije que no iban a ganar ellos. Os pedí confianza. Os dije que les íbamos a derrotar en las urnas. Y fue verdad. Ahora os pido mucho más. Como le he dicho al Rey, como le he dicho al presidente, tenemos que estar en el Gobierno para tener más derechos en España. No nos queremos conformar con lo que tenemos. No nos resignamos ¿Cómo nos vamos a resignar?".
También tuvo mensajes para Núñez Feijoó y para el presidente de la Junta de Andalucía: "Queremos que la indecencia de la privatización de la sanidad pública del señor Moreno Bonilla se acabe. Queremos saber con cuánto tiempo podemos contar para una atención pública sanitaria decente. Queremos una ley que establezca y reduzca los tiempos de espera en la sanidad pública".
Díaz insistió en el camino por recorrer en "un país, una provincia, con unas cifras de desigualdad que todavía son indecentes. Queremos más derechos laborales. Queremos estar en el Gobierno de España para cumplir con el programa que presentamos". Parecía en cada frase que se le iba a escapar "votadnos, acudid a las urnas el próximo día tal". Pero no, ese día no existe. Por ahora.
Llamativos asistentes y otro amago de boicot
La anterior visita de Yolanda Díaz a Cádiz se recordaba por la brevedad de su intervención. La irrupción en la plaza de la Catedral de varias decenas de trabajadores de la Coordinadora de Trabajadores del Metal hizo temer a su equipo. La vicepresidenta habló la primera y salió pitando. En este regreso, este sábado postelectoral, hubo otro amago de boicot. Fueron solo cuatro asistentes. A los 13 minutos, a la mitad de su intervención, se levantaron lanzando gritos y consignas que apenas resultaron audibles. La organización, la seguridad y los asistentes, ya entrenados tras lo de julio, los desalojaron inmediatamente. Fuentes de Sumar aseguran que esta vez no se trataba de la Coordinadora del Metal y sí de miembros de Frente Obrero.
Entre los asistentes, además de esos cuatro expulsados, llamó la atención de la alcaldesa de Puerto Real, Aurora Salvador, y del regidor de Medina Sidonia, José Manuel Ruiz Alvarado. También dos exconcejales gaditano, Ana Camelo y el que fuera número dos de los mandatos de Kichi, Martín Vila. entre el público, algún histórico militantes del PSOE de Cádiz, posiblemente con los mismos intereses políticos y curiosidades generales que el resto del aforo.
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