La campaña electoral para las elecciones generales de este domingo, 23 de julio de 2023, ha sido tan particular que ha ofrecido prodigios inauditos. Además de la fecha y su contenido, de los incidentes y omisiones, uno de los mayores ha sido descubrir que José Luis Rodríguez Zapatero es ingenioso, chistoso y ocurrente. Incluso, valiente.
La mayor parte del electorado español, la militancia socialista, le tenían por un expresidente racional pero apocado, casi alelado, tan bienintencionado como torpe, que calculó con pésimo tino la llegada de una enorme crisis económica y aprobó un puñado de históricas leyes en materia de derechos sociales.
Con lo bueno y lo malo, parecía más amortizado aún que Aznar, Felipe González o Rajoy. Hasta que apareció en los albores de la campaña electoral -que este viernes cerró en Cádiz- para reivindicar una realidad histórica: que ETA decidió renunciar a las armas bajo su presidencia.
Ese simple gesto, realizado con firmeza inesperada, con arrojo, en territorio comanche de la fauna mediática española, bastó para erigirle en héroe por sorpresa. Una vez en ese papel insospechado de ariete del amenazado socialismo español, se ha sentido cómodo. Como llegó a decir en este acto gaditano de clausura de campaña, se "ha venido arriba".
Tanto se ha recreado en la resurrección que ha tenido algún desliz como esos enredos sobre los conceptos del universo que tanto en redes dieron que hablar. Del ole al meme hay una línea tan fina como el hilo de una araña. La ha rebasado como cualquier mortal en su situación.
En el Aulario Constitución de 1812, frente al parque Genovés de la ciudad de Cádiz, ante más de un millar de militantes enfervorecidos, se refirió a sí mismo tres veces como "desatado" para reconocer un comportamiento inesperado en estas últimas cuatro semanas de petición de voto.
Con hazañas y patinazos, es uno de los mayores valedores del voto socialista en estas horas inciertas y el PSOE tiene pocos argumentos para el optimismo. Es impensable desperdiciar uno de ellos.
Rodeado de pasado y presente
Pasadas las 11.15 horas entró en el recinto universitario como una estrella de rock, rodeado de abrazos, saludos, guardaespaldas y de los primeros candidatos de la lista por la provincia, Fernando Grande-Marlaska, Juan Carlos Ruiz Boix y Mamen Sánchez. Entre el auditorio, veteranos del PSOE gaditano y andaluz como Luis Pizarro, Francisco Menacho, Chiqui Jiménez Barrios o José Antonio Gómez Periñán.
Dada su condición de vieja gloria y la elevada edad media del aforo (por más que colocaran a los pocos jóvenes como fondo de escenario para las cámaras), era inevitable que el acto fuera conjugado en pasado, que deviniera en canto nostálgico de aquellos buenos tiempos zapateristas en los que el PSOE campaba por Andalucía sin rival electoral y gobernaba en Madrid con mayor alternancia y dificultad.
"Llegó de la cuna del liberalismo, una mujer libre que hizo libres a todas las mujeres", definió Rodríguez Zapatero a Bibiana Aído
Desde la exalcaldesa de Jerez al regidor de San Roque, el ministro de Interior en funciones y el líder regional, Juan Espadas, todos, uno tras otro, hicieron mención a esos "ocho años de Presidencia" en la que se aprobaron leyes inolvidables, inolvidadas, como la de Violencia de Género, la de Matrimonio Igualitario (2004), que convirtieron a España en "referencia mundial de los derechos sociales".
Del argumentario nostálgico y reiterado se llegó a las menciones, a los recuerdos. Apareció el nombre de Manuel Chaves, "un político honesto", según Rodríguez Zapatero, o el del fallecido Alfonso Perales. Pero sobre todo, el de Bibiana Aído.
La Marisol del PSOE de principios de siglo, la niña prodigio que llegara a ser ministra, la pionera de la Igualdad, la gaditana que deslumbró a la política española, también se llevó un saco de palos, por llegar al Consejo de Ministros antes de la treintena estaba en primera fila. Fue mencionada reiteradamente.
"Llegó desde la cuna del liberalismo. Fue al Gobierno como una mujer libre que hizo libres a todas las mujeres", así la definió Rodríguez Zapatero.
La presencia de Manolita Chen, otra gaditana que abriera caminos impensables en la transexualidad con solidaridad ejemplar y enorme sacrificio personal, también fue protagonista. Una vez citada, se levantó a saludar con una gran ovación y una mayor emoción colectiva.
Porque de libertades sexuales y sociales puede presumir Rodríguez Zapatero. Y lo hizo a modo. A la mirada hacia atrás le acompañó, siempre, el temor a la llegada de la derecha "esa que en este país tiende a convertirse en derechona, en esta derecha de derechas", se arrancó el expresidente.
Aseguró que Pedro Sánchez ha tenido que "soportar a una jauría" y se preguntó, en referencia a PP y Vox, cuánto machismo es tolerable en una sociedad. "Dicen que nos hemos pasado en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres pero no hemos hecho más que empezar, esto sólo es el principio".
En su papel de animador de la campaña, afirmó que "el socialismo es incompatible con la tristeza y aún más con la resignación. Lo aprendí de una maestra republicana andaluza. Con 90 años le preguntaron si iba a tirar la toalla y dijo que no la tiraba, que la toalla era suya".
Una orden al PSOE andaluz: volver a "enamorar"
Ya lanzado, mandó un recado al PSOE de Andalucía, con Juan Espadas en primera fila. "A mí me gusta mucho la reconciliación y el reencuentro, ya sabéis cómo soy. Me voy a permitir pedirle a todos los andaluces un reencuentro mayoritario con el Partido Socialista Obrero Español. Quiero volver a ver la pareja del PSOE-Andalucía. Esa es la pareja que mejores cosas ha logrado en la historia de la democracia española. Pido ese reencuentro. Que este 23 de julio sea el momento en el que se produce esa reconciliación, esa respuesta mayoritaria. Es nuestra tarea enamorar a los andaluces".
De vuelta al pasado, al matrimonio homosexual, a las leyes para la muerte digna, a la lucha para igualdad, reiteró que "el Partido Socialista Obrero Español tiene la mejor hoja de servicios de la historia política de España. Es el partido que más ha aportado a España, a su democracia, a su dignidad, a su reconocimiento internacional. Y ahí me siento muy orgulloso".
Ya en clave de recuento electoral, el de la noche del domingo, se despidió con un deseo hecho pronóstico: "Las andaluzas y los andaluces queremos dar la sorpresa, precisamente para no llevarnos sorpresas el lunes 24 de julio. Estoy convencido de que merece la pena esta victoria. Y no va a ser sorpresa, va a ser sorpresón".
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