La amenaza del virus del Nilo que tiene en vilo a 13 municipios: "La gente tiene miedo"

Factores como el invierno más suave, las lluvias y el calor de la primavera y el cultivo de los arrozales han favorecido este año la mayor proliferación de mosquitos, según un experto consultado por lavozdelsur.es

Concentración en La Puebla del Río para exigir soluciones frente al virus del Nilo, en una imagen compartida por el Ayuntamiento.

El virus del Nilo no es nuevo, ni mucho menos, en España. Pero es en el año 2020 cuando comienza a 'sonar', debido a un brote que dejó 77 casos y ocho personas muertas. En los últimos meses, vuelve a ser motivo de preocupación, especialmente en la provincia de Sevilla; una preocupación que ya se extiende a otras provincias andaluzas como Cádiz y Córdoba.

"El virus viene circulando en España, al menos, desde 2003. Y, anteriormente, ya se había hecho en los años 90 un estudio que sugería que había anticuerpos en personas que vivían en el Delta del Ebro. Pero, en esos años, la circulación era muy escasa, con muy pocos casos en humanos. Era más frecuente en caballos", explica Jordi Figuerola, investigador en la Estación Biológica de Doñana y experto en el virus del Nilo. El primer caso en humanos, según señala, fue detectado en 2004 en Extremadura; posteriormente, se detectaría uno en Cádiz, en 2010, y tres en el Bajo Guadalquivir en 2016. 

Al año siguiente del brote, en 2021, según explica este experto, la Junta puso en marcha un plan de vigilancia basado en la detección del virus en los mosquitos. "En una serie de localidades, se hacen muestreos semanales de mosquitos para detectar el inicio de la circulación del virus y poder advertir a los ayuntamientos para que refuercen las medidas de control", aclara Figuerola. 

La situación desde entonces no ha vuelto a ser motivo de preocupación alarmante. Hasta el pasado mes de marzo, cuando comienzan a darse los primeros ingresos hospitalarios por la Fiebre del Nilo Occidental provocada por este virus. El 3 de julio, la Diputación de Sevilla se reunió con representantes de los 11 municipios afectados (que, posteriormente, serían 13) para solicitar a la Junta la declaración de emergencia. El 9 de julio el virus se cobró su primera víctima mortal: una mujer de 71 años de Dos Hermanas, con patologías previas.

La inundación de los arrozales, caldo de cultivo

¿Qué difiere este año de los anteriores en cuanto a presencia del virus? Figuerola lo explica así: "A lo largo de todos estos años trabajando con caballos y aves, hemos comprobado que, si los inviernos son muy suaves, a la primavera y verano siguientes tenemos una mayor circulación del virus, porque la temporada de reproducción de los mosquitos se alarga y en invierno sobreviven más. Además, hemos tenido lluvias en marzo y abril, lo cual, junto con el calor, permitió que la población de mosquitos empezara a crecer. A finales de mayo, se inició el ciclo de cultivo del arroz que son casi 37.000 hectáreas inundadas en el Bajo Guadalquivir. En estos arrozales no se lleva a cabo ningún control de los mosquitos, a pesar de que algunos de ellos están muy cercanos a poblaciones. Si no controlas la proliferación de mosquitos ahí, vas a tener un boom". 

Labores de fumigación en Coria del Río, uno de los municipios afectados.

Además, el experto señala que la detección de la circulación del virus ha sido este año mucho más temprana, por lo que el periodo de circulación ha sido "mucho más largo e intenso, y es lo que ha provocado este brote". Este virus se transmite "de aves infectadas a mosquitos de algunas especies. El mosquito se infecta y, a los pocos días, si ese mosquito se alimenta sobre otra ave, le puede transmitir el virus. Si uno de estos mosquitos infectados pica a un humano o a un caballo, se puede producir la infección, pero nunca va a haber transmisión de humano a humano a través del mosquito", aclara.

En los humanos, el 80% de los casos derivan en una infección asintomática, el 19% son infecciones "muy leves, con síntomas poco específicos: un poco de fiebre, dolor de cabeza, malestar...". Pero "el problema es ese 1% que puede tener síntomas más graves, como meningoencefalitis".

Desde que comenzaron a detectarse más casos, los municipios, la Diputación de Sevilla y la Consejería de Salud de la Junta se hallan inmersos en una batalla competencial acerca de la gestión de este problema de salud pública. Diputación, ante las peticiones de los ayuntamientos afectados, que declaraban sentirse "abandonados", ha solicitado en reiteradas ocasiones la actuación de la Junta, y asume, con un millón de euros, el coste de los trabajos de fumigación, . La Consejería, por su parte, defiende la puesta en marcha de su Plan Estratégico Andaluz para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos (PEVA), aprobado en abril. Según Diputación, este plan traslada las competencias de control frente a la plaga a los ayuntamientos, que no tienen "capacidad jurídica y económica" para hacer frente al problema. No obstante, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía dio la razón a la Junta en este sentido en una sentencia de 2021 frente al Ayuntamiento de Coria del Río.

Sin embargo, en ese momento se trataba de un solo municipio; ahora, son trece los afectados. Es lo que reclaman los ayuntamientos: que se trata de un problema de salud pública y que, como tal, es la Junta la que debe actuar. Ese es también el argumento de la Diputación.

Desde el Ayuntamiento de La Puebla del Río explican a lavozdelsur.es que creen que "esto es un problema de salud pública desde el minuto uno. Es cierto que desde el Ayuntamiento tenemos que hacer frente a plagas de insectos y demás, y hacemos las labores de fumigación, pero esto es un virus letal". Acerca de la sentencia a favor de la Junta, expresan que "ese enfoque hay que superarlo, porque no es un pueblo, ni dos, ni siquiera trece pueblos en Sevilla, sino que ya hay pueblos de Cádiz y Córdoba; esto tiene que tener una estrategia coordinada".

Un operario realizando tareas de fumigación en La Puebla del Río.

Los ayuntamientos deben tener un plan municipal, en el que se incluye la prevención y el control. Desde el Consistorio de La Puebla del Río afirman estar realizando "todo lo del plan municipal y más", pero piden unidad y coordinación por parte de la Junta. Destacan que la Junta "es quien tiene los epidemiólogos, los especialistas en salud pública, los medios…" para tener "un servicio contra estos vectores bien dotado durante todo el año". Asimismo, piden también "más claridad" en el estudio de la incidencia "real".

Desde este Consistorio explican que la situación actual es ligeramente mejor; hace dos semanas fue el pico más alto en La Puebla del Río. Pero "la gente está indignada, tiene miedo y quiere soluciones", explican.

La posible clave: acciones biológicas

Para poder hacer frente a esta situación, Jordi Figuerola es claro: hay que actuar durante todo el año, y en especial en invierno. "No siempre es así, pero, en el caso del Bajo Guadalquivir, los brotes están muy asociados al cultivo del arroz. Sería muy necesario que se empezasen a adoptar programas de control larvario en los arrozales más cercanos a las poblaciones, y que se realizasen tratamientos con larvicidas, que son productos biológicos, muy efectivos y que no afectan negativamente a la salud de las personas ni a la de otros animales. Es un bacilo, llamado bacillus thuringiensis, que produce toxinas que matan las larvas de los mosquitos. Estos programas ya se han implantado en lugares de Italia o de Grecia donde han tenido problemas con el virus del Nilo. En el Delta del Ebro también tienen un programa que lleva funcionando muchos años con tratamientos en las zonas de cultivo del arroz y permite reducir su población y reducir las molestias sobre la población humana".

Una acción similar propone el biólogo Plácido Rodríguez, uno de los fundadores de la reserva natural de La Cabaña de los Pájaros, en el término de La Puebla del Río. "La única manera que hay de evitar la proliferación de mosquitos es atacando a las larvas. Eso se puede hacer por medio de un pez que hay, la gambusia, que es americano y está en la lista de especies exóticas invasoras. En los años 40 aproximadamente fue introducida aquí, precisamente, para combatir el mosquito que transmitía el paludismo", explica. "Antes, en los arrozales, en cuanto se metía agua, ya estaban llenos de este pez. Pero la sequía, los productos que se han usado en otro tiempo... y el hecho de que no se les preste atención, está haciendo que el mayor depredador que pueda tener el mosquito esté escaseando", afirma.

Siguiendo esa línea de la acción de depredadores, el Ayuntamiento de Coria del Río empleará murciélagos para combatir a los mosquitos, pues estos animales pueden devorar hasta 3.000 en una sola noche.

Sobre el posible impacto del cambio climático en este aumento, Figuerola sostiene que "esas temperaturas más suaves en invierno pueden favorecer mucho más la transmisión del virus, así que consideramos que es un resultado del cambio climático, que puede estar favoreciendo el aumento de la transmisión".