Las imágenes hablan por sí solas. Hay mamparas en el suelo, tras ser golpeadas y caídas desde las mesas en las que se encontraban. Calendarios, botellas de agua, papeles, documentación... Y ordenadores destrozados. El lamentable incidente ocurrido en el centro de Las Delicias, en Jerez, dejó fotos muy explícitas de la situación vivida en un centro sanitario donde aún hay quien no se cree lo que vivió.
Un día después, en la puerta del centro de salud, se celebra una concentración, otra más, para gritar a los cuatro vientos que ya está bien de violencia hacia los profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), de agresividad, verbal y física, hacia sanitarios. Cada vez los episodios son más frecuentes. Cada tanto, hay que lamentar daños. En este caso, son solo materiales.
A pesar de que la Unidad de Atención Ciudadana del centro de salud de Las Delicias quedó destrozada, a los pocos minutos continuó la atención sanitaria. "Esto estaba para que hubiera cerrado", comentan voces sanitarias, este jueves, en la concentración que sirve para condenar estos hechos, y para apoyar a los compañeros que fueron víctimas de este episodio.
Poco después de destrozar el centro de salud, cuando hasta seis agentes lograron reducir al agresor y llevárselo detenido —este mismo jueves se celebra juicio rápido—, en Las Delicias siguió la atención sanitaria. "Imagínate atender a pacientes después del estado de ansiedad en el que estaban algunos compañeros", comentan profesionales a lavozdelsur.es.
"Todas las personas tenemos derecho a recibir asistencia sanitaria en un ambiente seguro y tranquilo, sin violencia", dice María de los Ángeles Márquez, jefa de administración del centro, que lee un manifiesto. Ella fue testigo de los hechos. "Las agresiones físicas, los insultos y abusos deben ser erradicados de los centros sanitarios", prosigue.
Para Márquez, que sigue leyendo, "es esencial que vayamos de la mano para promover una confianza social positiva en los servicios sanitarios como bien público, que con mucho trabajo y esfuerzo hemos construido durante muchos años". "Debemos cuidar este bien común". Es casi todo lo que dice durante una breve exposición, siguiendo el manifiesto, aunque sin responder a preguntas de periodistas, porque no la dejan.
El paciente, y agresor, se puso nervioso cuando supo que su médica estaba en el turno de tarde y no en el de la mañana. "Si bien en esta ocasión no hubo agresión física ni verbal contra los trabajadores, el paciente sí llegó a empujar a otro usuario que trataba de calmarlo. La violencia por parte del paciente ha sido excesiva y sin justificación alguna", señalaba CSIF, que envió varios fotos, que reflejaban los destrozos, a los medios de comunicación.
Por eso, lo mínimo que piden los sanitarios de Las Delicias, y todas las organizaciones sindicales presentes en la concentración —Sindicato Médico, CCOO, UGT, Satse, CSIF...— es un vigilante de seguridad. Para disuadir a futuros agresores. Porque aunque este episodio haya sido extraordinario, y más mediático que otros muchos que quedan soterrados, afrentas hay casi a diario en todos los centros de salud. Lo dicen quienes están a pie de tajo, dando la cara ante pacientes que si algo no tienen es paciencia.
Cuando es una constante que no se cubran bajas laborales, ni vacaciones, ni en muchas ocasiones jubilaciones, cuando cuesta demasiados días obtener citas con el médico de cabecera, y después de pasar una pandemia, se ha convertido en habitual que haya salidas de tono, insultos y, en el peor de los casos, agresiones físicas a sanitarios. De ahí que el vigilante de seguridad sea una petición habitual. Desde que otro centro de salud, como el de La Serrana, cuenta con uno, estas situaciones se han reducido.
"La Sanidad hace tiempo que no funciona, esto tiene difícil solución", comenta Sebastián Zapata, del Sindicato Médico Andaluz (SMA), presente en la concentración. "Cuando no te dan cita de forma presencial, hay mucha demora, los médicos de familia tienen los cupos desbordados, faltan administrativos, celadores conductores, no se suplen bajas, los profesionales están quemados... todo eso genera un caldo de cultivo que deriva en estas situaciones", comenta Sonia Martín, delegada de CCOO en el distrito sanitario Jerez, Costa Noroeste y Sierra de Cádiz.
Como a los pocos minutos, la actividad continuó en el centro de salud, "parece que no pasa nada", por lo que "no se pone remedio". Diego Pérez, representante de Satse, el Sindicato de Enfermería, dice que por su experiencia detecta un aumento considerable de estas agresiones en los últimos años, desde la pandemia. "Entonces, se pusieron vigilantes en muchos centros de salud, y se frenó mucha agresión verbal y física, pero se quitaron y ahora estamos así", sostiene. De ahí que se sume a la petición de un vigilante como primera medida para rebajar estos casos.
Desde la Junta de Andalucía, la delegada territorial de Salud y Consumo en la provincia de Cádiz, Eva Pajares, condenó los hechos, "inadmisibles, del que sólo cabe culpar a su responsable", lamentando que el personal sanitario "haya tenido que soportar una vez más esta intolerable situación en su lugar de trabajo".
Durante el año pasado, 2024, al menos las contabilizadas por CCOO hasta septiembre, se produjeron 240 agresiones en la provincia de Cádiz. De éstas, al menos 45 son físicas y 195 agresiones verbales. Unas cifras que afectan a 325 profesionales sanitarios, y que son un 60% superiores a las del ejercicio anterior.
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