El llamado comité de expertos de la Junta de Andalucía tiene sobre la mesa una decisión este jueves importante, la de continuar o no con la desescalada que anunció el presidente de la comunidad, Juan Manuel Moreno. Tanto éste como el resto de altos cargos del Ejecutivo, vicepresidente, portavoz y consejero de Sanidad, han señalado en los últimos días que dar marcha atrás está encima de la mesa, y que la prioridad es evitar una tercera ola.
La tesis andaluza es que la llamada a la responsabilidad, el no cometer imprudencias graves, está en cada uno, pero que en cualquier caso no les temblará el pulso en volver a situaciones anteriores. Por un lado, la tasa de contagios andaluza a 14 días por cada 100.000 habitantes, esa especie de porcentaje que controla la situación en un territorio independientemente de su número de habitantes, marca mejores números que en noviembre: tanto el toque de queda como las restricciones puestas en marcha parece que han funcionado y han evitado que la situación vaya a más, como ha pasado en otros países europeos. Pero si ya se da por cerrada la segunda oleada, ahora el temor es la tercera.
Y pueden percibirse dos sensaciones diferentes en esa gestión: el Gobierno central ha mandado un mensaje público a las autonomías para que den marcha atrás si los números no acompañan. No son pocas las que van a interrumpir esa desescalada de cara a las fiestas. Pone en duda incluso que se lleve a cabo aquella parte de la gestión que le corresponde, la movilidad interautonómica ni siquiera justificada por reuniones familiares para los próximos días. De otra parte, Andalucía no es la razón por la que el Gobierno central se plantea esa medida, sino Galicia, Cataluña o Extremadura.
Así las cosas, si las reglas generales cambian de aquí a una semana, lo que diga este jueves Moreno Bonilla puede verse modificado. A corto plazo, la decisión final sigue siendo andaluza. Y Elías Bendodo, portavoz, ha dicho a primera hora en SER que "a día de hoy más restricciones no contemplamos, mañana no sabemos". "Los datos ahora mismo nos avalan, somos de las autonomías donde menos negativamente evoluciona la pandemia".
Sí hay un aumento moderado de esos contagios respecto a los días anteriores, pero por esa cuestión matemática de que la tasa es un número a 14 días, aún está bajando. Tanto el puente de la Constitución como los días posteriores, cuando se encaraba ya el levantamiento de restricciones, parece que han detenido la tendencia a la baja, algo que parece bastante lógico y no hace más que reforzar la idea de que fueron aquellas limitaciones las que propiciaron una mejora significativa de datos.
En cualquier caso, todo estará sobre la mesa y se va a analizar el marco en el que estará la comunidad tanto en Nochebuena y Navidad como en los días posteriores. La Junta cuenta con datos que no son publicados diariamente, como el aumento de pruebas por casos sospechosos, y si estos dan indicios de un empeoramiento significativo, podrá revisarse.
Las medidas que se implementan, en principio, son la limitación del toque de queda en dos horas, una por la noche y otra por la mañana, ahora será de 11 a 6. Asimismo, comienzan los horarios partidos de la hostelería, con ese polémico cierre de seis a ocho de la tarde para evitar que las sobremesas se alarguen hasta la noche, lo que preveía la Junta que significaba un aumento del consumo de alcohol y, por ende, una relajación en las precauciones individuales.
Además, se permite ya la movilidad entre provincias, y lo que es casi tan importante o más, se pone en marcha ya la fase en que las residencias van dejando salir a los ancianos que consideren que no tienen la enfermedad para que pasen en casa la Navidad con los suyos, mientras también el 23 podrán llegar de forma masiva quienes se reúnen con la familia por estas fiestas procedentes de otras comunidades donde residan. Además, se ponen en marcha para las noches del 24 y 31 los toques de queda ampliados a las 1.30 (oficialmente, es una hora ya del día 25 y 1), con permiso para la apertura hasta la una de la hostelería.