La desesperación de una madre por la falta de atención de la Seguridad Social a la anorexia de su hija: "No puedo más"

"Me dicen que mi hija no está lo suficientemente enferma, pero a la vez me indican que guarde los cuchillos, sacapuntas o cualquier cosa con la que se pueda hacer daño", relata la madre de una niña de 12 años

Imagen de una joven que sufre anorexia.
Imagen de una joven que sufre anorexia.

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Naiara es una niña de 12 años que sufre anorexia restrictiva, un trastorno alimenticio de la alimentación que ha derivado en autolesiones. Todo comenzó con un pronóstico erróneo en pediatría cuando tenía 10 años, cuando le diagnosticaron sobrepeso infantil. Una situación que llevó a esta menor a hacer dietas y ciertas horas semanales de ejercicio. Se pasaba solo un kilo del percentil. 

Su madre comenzó a modificarle las comidas. La niña comenzó a perder mucho peso y se restringía las comidas. Viendo la situación, la familia solicitó al pediatra una cita con psicología, pero el facultativo médico insistía en darle cita únicamente para pesar a la niña. 

"Me costó conseguir la cita para psicología. La espera para derivar a un centro para ayudar a la niña con el trastorno de la conducta alimentaria se alargó muchísimo y decía acudir por la vía privada al ver que mi hija cada vez pesaba menos, llegando al límite de no comer nada", relata Raquel, su madre, a lavozdelsur.es

Su índice de masa corporal llegó a estar en 12 IMC. En los hospitales privados no tenían medios y en un centro hospitalario de la Seguridad Social estuvo ingresada tres días "sin comer y no le pusieron ni siquiera una vía. A los diez días conseguía que la ingresaron en la UTCA (Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria) del Hospital San Juan de Alicante". 

En agosto pasado, tras dos meses ingresada, Naiara recibió el alta, algo más nutrida, pero no curada. A los 15 días sufría una caída. En el referido hospital de Alicante no había sesiones de terapia para estos casos y la joven empezó a estar otra vez mal. "Comienza a autolesionarse y me dice la psicóloga que ella se lo inventa, lo de no querer engordar y que no me puede hacer derivación a ningún sitio. No le hacen nada de terapia, solo control de peso Me vuelvo a poner en contacto con el centro de salud donde está la psicóloga y psiquiatra y me dicen que no pueden derivar a ningún sitio específico, que si quiero me lo tengo que pagar yo. Es imposible, para una familia normal, pagar más de 2.500 euros cada mes", detalla Raquel.

Sin posibilidades en lo económico de acudir a una clínica privada, Naiara es derivada a una no específica, neutral, donde le dan clases de nutrición y un gimnasio, cosas que la madre entiende que son contraproducentes. "No hay comedor terapéutico, ni grupo de TCA, pero no tenía otros medios para afrontar el pago de una clínica específica". 

La situación no cambia y la niña entra en un círculo vicioso, al volver a dejar de comer. "Vuelvo a la psiquiatra de la Seguridad Social del centro de salud El Toscar (Hospital Vinalopo) y me dicen que las autolesiones es por llamar la atención, pero que guarde en mi casa los sacapuntas, cuchillos o cualquier cosa con la que se pueda hacer daño. A la niña le dicen delante de mí que no está lo suficientemente enferma como para derivarla al centro concertado específico de Alicante", relata la madre de la joven. 

La desesperación va en aumento, ya que la madre ha llegado a un momento en el que no sabe qué hacer ni qué puerta tocar para que su hija sea atendida. "Los facultativos le dicen que lo que tienen que hacer es estar en el instituto y comer. Por la Seguridad Social todo son problemas, son intereses y hablamos de una niña de 12 años que se autolesiona y deja de comer hasta el límite de la desnutrición. 

Viendo la falta de soluciones y que su hija está al borde del precipicio en cuanto a salud se refiere, Raquel ha acudido a lo privado, pero no puede sostener en el tiempo los pagos. "Estoy desesperada, solo pido que mi hija pueda vivir y que se pueda curar para tener una vida como merece. Teniendo las herramientas y sabiendo la vía adecuada, no entiendo como no se revisa su caso y se le deniega constantemente la derivación. Dicen que no está lo suficientemente enferma, derivan al hospital de San Juan para volver a nutrirla, pero no trabajan psicológicamente con ella. Si hicieran el abordaje terapéutico necesario, no habría tantos casos ni listas de espera. Como madre estoy desesperada y sola en este proceso. Estoy dolida e incomprendida. No puedo más. No cobro más de 1.000 euros y no puedo pagar lo que cuesta la clínica privada".

Sobre el autor:

Rubén Guerrero.

Rubén Guerrero

Contador de historias. Autor de nueve libros. Premio Racimo por la Igualdad por la defensa del deporte femenino, Premio Apoyo al Deporte en la III Gala del Deporte de Jerez, mención especial en el V Premio de Periodismo Positivo de Ávila y Premio Almería para Todos por la lucha contra el acoso escolar en los medios de comunicación.

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