Marina Guerrero, musicoterapeuta: "No es milagroso, pero gente que no podía ha caminado"

Graduada en Música y máster en musicoterapia, la madrileña afincada en Jerez lamenta el escaso reconocimiento de esta especialidad en España, cuyo epígrafe profesional se iguala al de los tarotistas, pese a sus efectos beneficiosos contrastados a nivel mundial

Marina Guerrero: "la musicoterapia, un recurso muy potente” en el tratamiento de accidentes cerebrales y enfermedades mentales.

La musicoterapia es un término que sigue sonado extraño en nuestra sociedad. Apenas se llega a 200 profesionales titulados que ejercen en España una técnica común en muchos países. Especialidad que interactúa con la neurociencia, la psicología y la psiquiatría en diferentes patologías, ya sea por accidentes cerebro vasculares así como en el tratamiento de problemas mentales como la ansiedad o la depresión.

Los musicoterapeutas encuentran un primer handicap en su reconocimiento; su epígrafe profesional los sitúa en el de los tarotistas (Tarot), lo que se agrava además por el intrusismo existente que rema a la contra tanto en su desarrollo como en el conocimiento ante la sociedad, que los sigue viendo como una especie de curanderos. Sin embargo, para llegar a ser un terapeuta musical es necesario tener un postgrado universitario, que solo se imparte en la Universidad de La Rioja y en La Complutense de Madrid. Es una de las salidas que tiene el grado de Música.

Guerrero con una guitarra durante la entrevista.     MANU GARCÍA

Marina Guerrero es natural de Madrid pero lleva algunos años afincada en Jerez. Es profesora de canto, tiene el grado en Música y posee el master en musicoterapia. Entró en este mundo por temas sociales: “Por venir de una familia humilde tuve muchos problemas para acceder a la carrera musical; cuando lo conseguí, me cambió la vida totalmente y siempre la música me ha ayudado en mis peores momentos”, explica a lavozdelsur.es la profesora que desde ese momento empezó a investigar “y vi lo beneficiosa que era para las personas la música y lo importante que es que se conozca un recurso, “que es muy potente”.

Dirige, como profesional, la Coral de Capuchinos, recientemente galardonada con el Premio Ciudad de Jerez por sus 35 años de trayectoria. Se organiza mediante talleres como los que lleva a cabo en una escuela infantil “para madres que acaban de partir y quieren aprender a controlar sus emociones y la de sus bebés, algo en lo que la música ayuda mucho”.

Cuenta que intentó presentar su currículo en el Hospital de Jerez sin conseguirlo: "Tenemos todavía muchos puntos en contra, es algo demencial. Otro problema es el intrusismo porque para ejercer debes tener un postgrado universitario; hay personas que no lo tienen y ejercen; como consecuencia estamos en el epígrafe de tarotistas. Hay que avanzar y en eso estamos todo el colectivo empezando por el reconocimiento que nos tienen que dar las administraciones”.

"Para ser musicoterapeuta se necesita un postgrado universitario; hay personas que no lo tienen y ejercen. Tenenos un grave problema de intrusismo"

Según explica Marina Guerrero, la musicoterapia entra también en patologías más profundas. Esta especialidad no emplea fármacos, “usa la música como agente activo que se utiliza junto a terapias médicas o psicológicas; se puede emplear para muchas cosas dado que la música es un estimulo neurológico super potente”.

Subraya que el siglo XXI es el siglo del cerebro, “y se ha descubierto que este es plástico, esto quiere decir que cuando una parte del cerebro deja de funcionar, la otra restante puede crecer y asumir las funciones de la zona inactiva; la música es el sonido que activa más partes del cerebro a la vez y fomenta mucho la neuro plasticidad, lo que es beneficioso para muchas situaciones”, desde afecciones físicas como los ictus, que dejan como secuela la parálisis: “He visto con mis propios ojos como gente que no podía andar, con un par de sesiones de musicoterapia han podido iniciar la recuperación en el caminar. No es algo milagroso, pero estos casos se producen”. Es un recurso que se usa también con personas afectadas por el Alzheimer al fomentar la memoria, “también para trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión”.

Marina Guerrero en un descanso durante el ensayo de la coral que dirige.     MANU GARCÍA

Marina aclara que la música es lo primero que existe para los seres humanos: "Cuando el bebé está en el vientre de la madre, a partir del séptimo mes, empieza a desarrollar los sentidos, el primero es el tacto y el segundo el oido gracias a lo cual empieza a notar los latidos del corazón de la madres, el ritmo de la respiración… En definitiva, son ritmos musicales. Así lo primero que existe para todo el mundo es la música, que es un lenguaje universal; no existe ninguna cultura en el mundo que no tenga su música lo que nos permite comunicarnos sea cual sea tu origen”.

Bajo este principio, el tratamiento para todos los casos es usar la música que más le gusta al paciente “porque la música además de ser cultura en la sociedad es una identidad personal. Hay canciones que diseñan tu vida por ejemplo de adolescente escuchabas AC/DC y eso provoca nostalgia en el paciente lo cual es beneficioso”. Y advierte que “han existido pseudoterapias en las que se aconsejaba por sistema la música clásica, como aquello de que si le ponías a Mozart a tu bebé será más inteligente, eso es mentira”.

"La música, además de cultura, es una identidad personal"

También se encuentra con los casos más complejos, como los afectados por Alzheimer o en estado de coma. En esas situaciones se recurre a familiares para que te cuenten qué música es la preferida del paciente, “si no existen esos allegados se estudia qué música puede cuadrar. Si es una persona mayor no eliges los éxitos del reguetón de hoy, es una cuestión de sentido común”.

La musicoterapia está muy contrastada a escala científica en publicaciones de neurociencia a nivel mundial por ser un recurso de interés y muy útil. Se ha observado que las personas en coma, cuando inician una terapia de este tipo, se les regula la presión sanguínea, la respiración y mejoran el nivel de sedación.

En España esta profesión, “es una locura, estamos muy mal considerados, pero en casi todo el mundo en los hospitales existe la figura del musicoterapeuta”, señala Marina Guerrero, que ve un futuro esperanzador: "En España se está empezando a implementar, pero queda un largo camino; el hospital pionero en el país es el de La Paz de Madrid que tiene una sección de musicoterapeutas. En general, la gente cree que es una tontería hasta que lo experimentan y ven la potencia que tiene”. Recuerda que cuando inician un tratamiento lo estudian mediante un equipo multidisciplinar con psiquiatras, psicólogos… "Cuando observan nuestro trabajo y sus resultados se quedan asombrados; es una disciplina muy poco conocida por desgracia".