Parece que la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) da sus últimas bocanadas de vida como referente en el ámbito internacional. Al "progresivo desgaste" al que ha sometido la Junta de Andalucía a esta institución, en palabras del doctor Joan Carles March, profesor y ex director de la EASP, se suma la posibilidad, cada vez más clara, de que la Escuela deje de ser centro asociado de la Organización Mundial de la Salud en atención primaria, como ya se preveía y como ya advirtieron los propios profesionales.
"La OMS a quien había nombrado centro colaborador es a la Escuela Andaluza de Salud Pública. Si la escuela se extingue en otra entidad, la otra entidad podrá pedir serlo, pero está claro que automáticamente la OMS quita ser centro colaborador a la Escuela", explica Joan Carles March a lavozdelsur.es.
La polémica está en la intención de la Consejería de Salud de integrar la Escuela Andaluza de Salud Pública en el futuro Instituto de Salud de Andalucía, un movimiento que, como apunta el doctor March, implicaría que la OMS retirase ese acuerdo a la EASP, al pasar a estar bajo el paraguas de otra institución. Esta integración, además, supondría que la Escuela, hasta ahora ubicada en Granada, contase con dos sedes: una en Granada, para temas de formación o relaciones internacionales, entre otros aspectos, y otra en Sevilla, desde donde se gestionaría y controlaría su actividad.
Lo que ahora señala la OMS es algo, apunta March, que ya habían advertido desde la EASP a la Consejería de Salud de la Junta. "No nos han querido oír, han echado balones fuera y han dicho que esto no iba a ser así", explica. Y, ahora que la OMS ha señalado que ese acuerdo no es "transferible" al Instituto de Salud, "parece que se dan cuenta, pero no parece que quieran echar para atrás", aclara el experto.
Lo que preocupa a varias voces expertas es el propio texto de la propuesta de ley para la creación del Instituto de Salud, en el que se establece la disolución de la Escuela Andaluza de Salud Pública y que "amenaza con asestar un fuerte golpe a la salud pública andaluza y española". Son palabras del reconocido experto en salud pública Daniel López Acuña durante una comparecencia en el Parlamento andaluz el pasado mes de marzo.
No en vano, la Escuela Andaluza de Salud Pública es una institución con un notable prestigio a nivel internacional, y como tal, la posibilidad de su desmantelamiento por parte de la Junta ha provocado en los últimos años la reacción de varios profesionales del ámbito sanitario.
En marzo, la comisión de Salud del Parlamento andaluz invitó a varios expertos a comparecer acerca de la propuesta de ley, entre los que se encontraba López Acuña. En su intervención, lo expresaba así: "Lo que se presenta como una racionalización del aparato sanitario andaluz en materia de investigación en salud, que podría parecer incluso razonable, esconde en realidad una acción de debilitamiento de la Salud Pública en Andalucía".
En los últimos meses, la Consejería de Salud ha llevado a cabo un progresivo debilitamiento de la EASP, según explican fuentes de la propia institución, que apuntan asimismo que los trabajadores han perdido un importante grado de participación en la misma.
Esta situación también tiene consecuencias en el capital humano de la institución. "En los últimos cinco años, hemos perdido a casi 40 trabajadores", apunta el doctor March. Y prosigue: "Lo que han hecho ha sido dejar morir lentamente la institución. Han dejado de hablar con los profesionales, se ha generado una dinámica en la que todo el proceso de gestión de recursos humanos se ha judicializado... Se ha seguido con la actividad, mucha de ella controlada desde Sevilla, pero ha dejado de ser la institución que era".
Que la Escuela Andaluza de Salud Pública dejase de ser centro colaborador de la OMS sería un "despropósito" para la atención primaria andaluza
Con la entrada del Gobierno de Moreno Bonilla, la Escuela Andaluza de Salud Pública cambió de dirección. Actualmente, su directora es Blanca Fernández-Capel, doctorada en Medicina y Cirugía y una histórica del Partido Popular, habiendo sido diputada en el Congreso durante cinco legislaturas. También es una de las figuras más conservadoras entre los populares andaluces.
Para muchas voces procedentes del ámbito sanitario, la batalla de la Junta contra la EASP tiene un marcado carácter ideológico. "Desde el inicio del Gobierno de Moreno Bonilla tienen clara la idea de la extinción de la Escuela. Absurdamente, en lugar de pensar que éramos una institución profesional como somos, pensaban que éramos una institución llena de rojos. Es verdad que la salud pública tiene un toque progresista, pero progresista no significa ser del PSOE, del PP, de Por Andalucía, de Sumar o de IU", afirma March.
¿Qué supondría para la EASP, en la práctica, pasar a estar bajo el paraguas del Instituto de Salud de Andalucía? March explica que se perdería el poder de reacción que tenían, esa "gestión rápida, eficaz", y pasaría a ser "una gestión basada en que el interventor tendría que autorizar cada una de las actividades previamente". Este hecho, "en una institución que lo que hace es generar proyectos en función de las necesidades de la Junta", tendría un gran impacto en la actividad de la Escuela.
En cuanto a qué supondría la consecuencia de dejar de ser centro colaborador de la OMS en atención primaria, March es claro: "Renunciar a ser centro colaborador en atención primaria, tal y como está la sanidad andaluza, siendo la única institución así que tiene Andalucía y una de las diez instituciones de España, me parece un despropósito". Ante esta respuesta de la OMS, por lo pronto, la Consejería de Salud dice estar negociando en el nuevo acuerdo con este organismo.
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