Cuando Francisco Rosendo, un sevillano de 77 años afincado en La Puebla del Río, acudió por primera vez al centro de salud el 14 de julio con un poco de fiebre no sabía que ahí iban a comenzar dos semanas de sufrimiento. El calvario fue provocado por una picadura de mosquito que contenía el virus del Nilo, una enfermedad que está golpeando de forma muy dura a más de una decena de municipios del entorno del río Guadalquivir.
La Junta de Andalucía ha contabilizado de forma oficial tres muertes durante este verano, aunque en los pueblos afectados aseguran que hay más, aunque sin ser diagnosticados a tiempo. Este lunes, Coria del Río celebró una nueva protesta reivindicando que se apruebe una vacuna para frenar un problema que ya se alarga varios veranos.
Paco Macarena, como se conoce a este sevillano, es una de las personas que mejor puede contar las consecuencias que está teniendo el virus en la zona. Salió de la UCI del Hospital Virgen del Rocío el pasado 31 de julio y no duda en afirmar sin tapujos que "he vuelto a nacer", una frase recurrente en este tipo de situaciones, pero que no por ello deja de ser cierta.
"Me sentí mal hace un mes y lógicamente fui al médico, pero me mandaron paracetamol", cuenta sobre los inicios de la enfermedad. En ese momento, la crisis de los mosquitos no había estallado del todo, aunque una de sus vecinas ya había fallecido a causa del virus. El paracetamol no hizo gran cosa y a los dos días tuvo que acudir al médico de nuevo, aunque sin que le dieran una respuesta.
Fue a la tercera cuando decidió acudir al Hospital Virgen del Rocío por la vía de urgencias. Tras las primeras pruebas le dijeron que era un virus, aunque sin concretar nada más. Ello fue acompañado de un medicamento, pero al día siguiente tuvo que volver al centro hospitalario al encontrarse muy mal. "El miedo aumenta porque no sabe lo que tiene", añade Cristo, su mujer.
No hay dos sin tres y poco después tuvo que regresar al Virgen del Rocío, esta vez en un estado muy delicado. Paco había perdido el habla en su casa y la capacidad de movimiento. Eran síntomas de un ictus, pero se trataba de las consecuencias de la meningitis que provoca el virus del Nilo. "Caí en buenas manos", celebra. Fue ese día cuando, tras estar en observación, le hicieron varias pruebas, incluida una extracción de médula, lo que permitió identificar lo que le pasaba. A partir de ahí estuvo una semana en la UCI.
"El médico me dijo que era fuerte", comenta a lavozdelsur.es ahora que está prácticamente recuperado, aunque reconoce secuelas como una lentitud en el habla que se mantiene. "El está sano, no tiene colesterol, no fuma y no bebe. Eso le ha salvado", afirma su mujer, quien no ha dejado de acompañarlo en todo el proceso. Como tantas familias, en su casa existe actualmente mucha precaución. "Vivimos asustados por mí y porque tengo hijos y nietos. De noche no salimos porque es cuando aparecen los mosquitos", señala Cristo.
Paco este año ya está a salvo, o eso le dijo el médico que lo atendió, sin embargo, este facultativo también le lanzó una advertencia. "El año que viene empiezas de nuevo", asegura que le dijo. Puede volver a contraer el virus y lejos de haberle perdido el miedo al virus, le tiene más respeto que nunca.
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