Rondaba las nueve y media de la mañana y el equipo que coordina la vacunación en el palacio de Ifeca en Jerez daba el ok para que pasaran los primeros vehículos, que hacían cola por el alberto del González Hontoria hacia la instalación. Estaban convocados con apenas unas horas de antelación para ponerse los primeros viales de Pfizer, la vacuna del coronavirus que han recibido hasta ahora los mayores en residencias y los sanitarios. La de Moderna apenas ha estado llegando a la provincia, y la de AstraZeneca se usará para los siguientes grupos, siempre que sean menores de 55 años.
El primero era Antonio García, de 86 años. Era el momento. Se dejó caer la camisa hacia un lado asomando el hombro, asomando unas gasas en su pecho, cosas de la edad, de los achaques. Observaba a la enfermera que le ponía la inyección. En un cartel, en la mesa donde los sanitarios iban preparando los viales, rezaba un cartel escrito a mano: "Segunda dosis, 12 de marzo". Las personas vacunadas tienen una gran fuerza simbólica: es la primera vacuna que se pone a la población de a pie, ni sanitarios ni residentes. En total, en este primer día, este viernes, están llamadas 700. Para alcanzar ese número, la vacunación iba a buen ritmo, con dos carriles habilitados. Ifeca tiene dos más, pero lo que no hay son vacunas, toda vez que el grifo se ha ido cerrando a Europa desde los laboratorios.
También estaba llamada Catalina, de 88 años, "para 89". Sonríe cuando le decimos que "está usted muy bien, nadie diría que le toca la vacuna". Son los mayores de 80 los que van en esta tanda, y compartirán espacio de vacunación en Jerez, salvo cambio de última hora, con funcionarios como profesores o policías que reciban la de AstraZeneca. "Tengo mis nietos y quiero que la Navidad que viene podamos estar juntitos, me hace mucha ilusión, estamos muy separados". Llevaba un mes sin salir a la calle. "Ahora quiero salir más, que es bueno para la cabeza". Catalina ve "muy mal que haya quien no quiera vacunarse. Yo la del resfriado -luego aclara que se refiere a la de la gripe- me la echo todos los años y nunca me resfrío".
"Yo estoy normal, no tenía miedo", dice Manuel Galafate, otro de los convocados. Una pareja, él 87, ella 90, acuden en su coche, conduciendo él mismo, y se preparan el brazo cuando ya han llegado las cámaras. Charlan con la delegada de la Junta en Cádiz, Ana Mestre, que refiere con un "qué arte" la independencia que muestran. Rosario Osorio, de 87, sí tenía alguna duda, pero "la familia lo hemos visto claro", aunque la última palabra es de ella, explica su hija. Ya se acabó, en principio, eso de tener que estar con el miedo en el cuerpo.
Varios de los equipos del SAS que ya han vacunado a residencias o a otros sanitarios son los encargados en los puestos de preparar los inyectables, una labor cuidadosa, metódica. Luego, se pide a los recién vacunados que se quedaran al menos diez minutos en una zona de espera dentro del recinto, en su coche, por si tuvieran alguna reacción alérgica.
Reacción que, en realidad, nunca se ha descrito en la provincia de Cádiz, que no ha ocurrido, pero como posible, es posible, explicaban fuentes del SAS. No hay que confundir esas reacciones alérgicas tempranas de los primeros minutos con los efectos secundarios que sí se producen con cierta frecuencia: cuadros de dolor de cabeza, febrícula o hinchazón en el brazo y hasta problemas estomacales en las siguientes 24 horas, especialmente presentes tras recibir la segunda dosis.
En la próxima semana, revelaba la Junta, llegará la lista completa de instalaciones en la provincia de Cádiz. "El objetivo es el 70% en verano", recordaba Mestre, que ha agradecido la predisposición de Diputación, propietaria de Ifeca, y del Ayuntamiento. "Andalucía está preparado para poner 500.000 vacunas a la semana". Con el actual avance, la provincia de Cádiz se acerca ya al 8% de personas que han recibido al menos una dosis.