Corría el año 1892 cuando dominados por el hambre y la desesperación, unos 2.000 campesinos de la provincia gaditana asaltaron Jerez de la Frontera en la noche del 8 de enero. El próximo sábado se cumplirán 130 años de los llamados "sucesos de Jerez" o asalto campesino a la ciudad al grito de "Viva la Anarquía", en un intento de insurrección revolucionaria que no llegó a nada. Las consecuencias, en cambio, fueron terribles: cientos de militantes obreros fueron encarcelados, sufrieron torturas en prisión y cuatro de ellos fueron ejecutados a garrote vil en la Plaza del Mercado.
Para el movimiento libertario se convirtieron en los mártires de Jerez, "un caso más de montaje judicial para reprimir con saña al movimiento jornalero". En recuerdo de estos hechos, CNT de Jerez ha convocado este sábado 8 de enero de 2022, a las 12 horas, un acto de homenaje a estos mártires jerezanos, en el lugar de donde partió la insurrección: los Llanos de Caulina.
También han preparado una exposición divulgativa sobre este suceso histórico, que expondrán en su sede de plaza del Arenal y en centros educativos.
Como recuerda el historiador Emilio Ciprés, en esta época la situación de los trabajadores españoles era de una absoluta miseria. "Salve decir, como mero ejemplo, que siete de cada diez españoles —alrededor de 12 millones— no sabían ni leer ni escribir y que las condiciones laborales eran inhumanas. La tasa de mortalidad doblaba la media europea, una particularidad que se agravaba aún más en las zonas rurales y que nos puede acercar a la circunstancia de hecho histórico si tenemos en cuenta que la mayor parte de los asaltantes a los que nos referimos procedían de la campiña".
La Restauración Borbónica de 1874 había consolidado el poder de las antiguas clases dirigentes y de sus bases económicas: la gran propiedad. Esta circunstancia era muy clara en el Jerez de 1892, pues aquella ciudad con más de 60.000 habitantes estaba antagónicamente dividida, grosso modo, entre dos realidades: la de los grandes propietarios aristocráticos y la de los jornaleros desposeídos. "La riqueza de la ciudad de Jerez —cuenta Ciprés— era de sobra conocida. Como prueba de ello, cabe decir que era la tercera población española a la hora de contribuir en el erario público del Estado, una riqueza que, sin embargo, no se reflejaba en una mejora de las condiciones de vida de los jornaleros de la zona, motivo por el cual no debe extrañarnos que el hambre siempre acechara a estos grupos y que, al final, esta situación estallara en una rebelión campesina".
A comienzos de aquel 1892, hace ahora 130 años, se celebraba un banquete en homenaje al duque de Almodóvar en Jerez, diputado liberal de la zona, pero esa misma noche centenares de jornaleros se concentraron en los Llanos de Caulina, a 4 kilómetros al norte de la ciudad. Procedían de puntos de toda la provincia: emplazamientos entre los que cabe citar a Jerez, Arcos, Grazalema, Puerto de Santa María, Sanlúcar, Puerto Real, Bornos, Espera, Trebujena, Lebrija, Benaocaz, Algar, Ubrique o Puerto Serrano. Las masas, no menos de 600 personas, serían dueñas de la ciudad durante hora y media, tiempo durante el cual, la guardia municipal estuvo refugiada en el ayuntamiento, así como la Guardia Civil y el ejército en sus cuarteles.
El resultado fue el siguiente: tres muertos, varios heridos y decenas de detenidos. Estos aumentarían en los días sucesivos hasta llegar a dos Consejos de Guerra, plagados de irregularidades como en los sucesos de la mano negra. La represión no tuvo precedentes.
Durante estos juicios el caso de Fermín Salvochea suele tomarse como un ejemplo de la represión política y de las irregularidades cometidas tras los sucesos, ya que este fue una figura popular entre los anarquistas de la zona que —aunque en el momento de los sucesos estuviera en la cárcel— pasó de las filas del republicanismo federal —siendo alcalde de Cádiz en la I República— a las del anarquismo.
Comentarios