El 29 de diciembre pasado lavozdelsur.es recogía el testimonio de una madre que denunciaba la agresión sufrida por su hijo en un centro de menores de Córdoba, concretamente en el centro de recursos para el tratamiento de adicciones Vado de Bueyes. "Un educador le estaba pisando la cabeza a mi hijo. Me dijeron que era por contención, pero eso era una agresión. Tiraron a mi hijo al suelo, que estaba con sangre en la cara", recuerda Sara Casas, la madre del menor.
Tras esta denuncia pública realizada por este medio, la Fiscalía ha iniciado una investigación en el referido centro de acogida. El equipo de menores también está tras la pista por si se han sobrepasado más los límites tras las paredes de este centro. Varias fuentes cercanas a menores internos aseguran que pueden salir más casos de agresiones. Este medio ha tratado de recabar sin éxito la versión de la dirección del centro de menores
El abogado de Sara, Álvaro Castillo Fontalba, presentó una denuncia por los hechos ocurridos, reflejando que el joven se encuentra en situación de desprotección. La labor del letrado ha sido fundamental para que se abra la investigación. Por ahora no han podido tener acceso a las cámaras de grabación del centro para saber qué ocurrió realmente y los motivos por los que el menor acabó ensangrentado en el suelo.
Un caso bastante grave que ya está siendo investigado, tal y como la propia dirección del centro ha confirmado a la madre. "Se han puesto en contacto conmigo para decirme que hay que ver la que he liado, que les han abierto una investigación". Tras esta comunicación, Sara confiesa haber recibido también amenazas por parte de la máxima responsable de Vado de Bueyes. "Me ha amenazado con el Fiscal, diciéndome que todo esto me iba a repercutir con mis hijos, que me iban a retirar las visitas". Y dicho y hecho. Esta mañana, esta madre de Dos Hermanas ha recibido una llamada donde se le comunicaba que la visita que tenía prevista para el próximo jueves ha quedado suspendida. Cuando ha preguntado los motivos, ha recibido la callada por respuesta.
"Me han amenazado diciéndome que todo esto me iba a repercutir con mis hijos, que me iban a retirar las visitas"
Hace unas semanas, desde el centro se ponían en contacto con Sara para comentarle que ella era la única que podía ayudar en la estabilización de su hijo. Por este motivo, lo estaba visitando cada dos semanas. Ahora, tras todo lo sucedido, las visitas han pasado a ser mensuales. "Aunque me amenacen con quitarme las visitas, yo no me voy a callar. Tarde o temprano me van a tener que dar las visitas. Me dieron dos horas de visitas. Ha sido denunciar lo que pasó y comunicarme que me van a poner una hora solo. He pedido explicaciones y me dicen que es por el covid. Les he dicho que me lo justifiquen por escrito y no me dicen nada", relata.
La excusa del covid podría incluso llegar a entenderse en el caso de que hubiera algún brote en el centro, pero... ¿y la reducción en las llamadas telefónicas? Antes, Sara podía comunicarse con su hijo durante diez minutos a la semana. Ahora, solo puede hablar únicamente dos minutos. "Nada más que empiezo a hablar –narra Sara–, me dicen que ya tengo que cortar. Mi denuncia es contra la dirección del centro y está claro que están intentando fastidiarme. Pero no lo van a conseguir. No me voy a callar porque me den dos gritos. Me dijeron que tomarán medidas y ya las están tomando con el tema de quitarme las visitas y reducirme las llamadas".
A pesar de todo lo que está ocurriendo, Sara está tranquila. "Por lo menos a mi hijo no lo van a tocar más. Sabiendo que hay una investigación de Fiscalía, ya se van a andar con más cuidado. Y yo la denuncia no la voy a quitar por nada del mundo. Voy a seguir adelante. Ellos piensan que me van a meter miedo, pero yo no tengo nada que perder. Si hace falta, me encadeno como hice en el Virgen del Rocío. Me voy allí al centro con una tienda de campaña. Lo que no voy a permitir es que me sigan amenazando con que no voy a poder recuperar a mis hijos. 'Tú sigue así que al final te quedas sin visitas y sin niños', me han llegado a comentar".
Una infancia de terror
La historia de Sara es de auténtica película de terror. Niña tutelada, sigue siendo víctima del sistema. Sus cuatro hijos están en diferentes centros de menores. "Las niñas que fueron tuteladas son perseguidas. Les quitan a sus hijos y nadie hace nada. No se puede permitir esta barbarie", afirma José Maldonado, presidente de la Asociación del Menor Tutelado.
Esta madre nazarena corrobora lo denunciado por lavozdelsur.es con relación a las violaciones, agresiones y suicidios en los centros de menores. Cuando ella estuvo interna en uno en Málaga vio de cerca el maltrato en "unas celdas de aislamiento que eran muy parecidas a las cárceles. Nos daban medicación a la fuerza y nos duchaban con agua fría. Nos tenían atadas dos días en una silla. Había niños con minusvalía a los que duchaban con estropajo. Joder, eran niños pequeños de entre 6 y 8 añitos. Todos con problemas".
"Nos tenían atadas dos días en una silla y había celdas de aislamiento que parecían una cárcel"
Lo que vivió fue espeluznante. "A las niñas nos asignaban otras niñas para cuidarlas. Por ejemplo, yo tenía a mi cuidado a una niña a la que me tocaba vestirla y darle de comer. Nos tenían haciendo su trabajo. Si a lo mejor les daban crisis epilépticas, las dejaban ahí solas hasta que se les pasara. Todo esto lo he vivido yo. Sé lo que pasa en muchos centros de menores y por eso no me voy a quedar quieta sabiendo lo que están sufriendo mis hijos".
Comentarios