Rompen los aplausos tras la colocación en una palmera de cartel con el rostro de Marta del Castillo que recuerda a la joven sevillana frente a los juzgados hispalenses. Es el punto y final de un acto, pero el punto y seguido en la lucha de José Antonio Casanueva, el abuelo de Marta. Son 15 años de lucha y tiene claro que a sus 87 años de edad no le queda demasiado.
Ya ha sido bautizado por sus inseparables amigos como "el abuelo de España". Hoy, 24 de enero, se han cumplido tres lustros de la desaparición de su nieta. Un crimen que está aún sin resolver y por el que tan sólo Miguel Carcaño se encuentra en prisión. Terminará su condena en seis años.
Como cada año por estas fechas la concentración ha comenzado en los Jadines de Murillo y se ha trasladado hasta los juzgados del Prado de San Sebastián. Allí, unas 200 personas han querido participar en el acto para mostrarle a la familia de Marta del Castillo que tiene el apoyo de Sevilla. Muchos de ellos eran incapaces de disimilar la emoción al abrazarse con José Antonio. El abuelo, como lo llaman sus amigos, tampoco podía evitar las lágrimas en algunos de los momentos más emotivos, a pesar de la entereza que ha mostrado en la mayor parte de la mañana.
Uno de sus inseparables amigos ha sido el encargado de leer un manifiesto en recuerdo de Marta del Castillo y en el que se ha pedido a la justicia que realice nuevas actuaciones. "Aquí tenemos a quienes pueden hacer que aparezca Marta y no lo hacen", señalaba el comunicado en una de sus primeras frases.
El texto ha sido muy duro con la Fiscalía y con los jueces. La familia pone especial énfasis en el nombre de María García Mendaro, una de las sospechosas la noche del crimen. "¿Por qué todos entraron en la cárcel menos María García Mendaro?", insiste el comunicado del abuelo. "Sobrina de un juez bastante importante de aquí de Sevilla", recalcan.
Marta del Castillo tendría hoy 32 años. Sus allegados señalan que posiblemente habría formado ya una familia. "A la nuestra, con el consentimiento de la Justicia, la han destrozado y nos están matando en vida", explica José Antonio Casanueva, quien durante la búsqueda ya ha visto morir tanto a su mujer como a su hermana sin que hayan tenido un lugar al que llevar flores.
El abuelo de Marta ha vuelto este miércoles a suplicar que se clonen el resto de teléfonos como se hizo con el de Miguel Carcaño acusando a la Fiscalía de haberse desentendido de una cuestión que podría ser clave para resolver un crimen que 15 años después sigue sin estar claro. "En el caso de Marta, la Justicia no quiere ver. Eso no es justicia". Aunque la voz no la ponía José Antonio, lo cierto es que cada una de las frases se le podía leer en los labios. Se sabía de memoria el texto.
Él mismo se ha encargado de responder a los medios de comunicación mientras enfrente decenas de personas sostenían carteles con la cara de la joven asesinada. "Pedimos que se siga investigando todo lo que queda por investigar, sobre todo la clonación de esos teléfonos que son fundamentales para saber dónde está el cuerpo de Marta".
El Supremo ha rechazado la clonación porque supondría volver a juzgar a personas que ya fueron absueltas en el asesinato y desaparición de la joven sevillana. La familia, sin embargo, no termina de entender este tipo de decisiones. "No comprendemos el sistema. Si ha habido dos personas que han testificado que habían mentido, ¿por qué no se puede repetir ese juicio? Es incomprensible. Han engañado a los jueces".
Sus amigos apuntan que ahora la ciencia permite clonar unos teléfonos para conocer más datos. La investigación sobre el móvil de Carcaño dectectó hasta seis nuevos posicionamientos en Dos Hermanas, el asentamiento chabolista de El Vacie o el cementerio de San Fernando, aunque sin poder determinar a qué momentos concretos corresponden los mismos. "¿Y si los otros dos teléfonos aparecieran en una casa de León XIII en la que cuando fue la familia de Marta todo olía a lejía? Si hay tres teléfonos en un sitio concreto... Señoría, no deje pasar la oportunidad de que esta familia pueda descansar tranquila", suplican los compañeros inseparables de José Antonio.
Cuando el acto finaliza, una joven se acerca al propio José Antonio y le entrega un pequeño recuerdo. Es gaditana y no duda en decirle "ojalá hubiera tenido un abuelo como usted. Yo no conocí a ninguno de los míos". José Antonio se emociona y se marcha rodeado de sus amigos para volver a colocar una pancarta que recuerde a su nieta.