Las olas de calor no cesan en nuestro país y el estrés térmico se hace cada vez más notable. Ha sido un verano duro, donde las altas temperaturas no han cesado en ningún momento. Los ciudadanos ya ansían el mes de septiembre para que pueda llegar un descenso de temperaturas.
No obstante, esta estampa de verano no es aislada, sino que el Grupo Intergubernamental de los Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) avisa de que se repetirá los próximos años. La Aemet ha compartido un estudio sobre las olas de calor en el que no pronostican veranos diferentes hasta 2050.
Las olas de calor serán más frecuentes, más intensas y durarán más en el futuro. Dependerá de los diferentes escenarios de emisiones.
— AEMET (@AEMET_Esp) August 25, 2023
Para 2050, aproximadamente la mitad de la población europea podría estar expuesta a riesgo alto o muy alto de estrés térmico en verano. https://t.co/MlhFfDpDp1
“Las olas de calor serán más frecuentes, más intensas y durarán más en el futuro. Dependerá de los diferentes escenarios de emisiones. Para 2050, aproximadamente la mitad de la población europea podría estar expuesta a riesgo alto o muy alto de estrés térmico en verano”, concluyen en sus redes sociales.
El estrés térmico se puede definir como el malestar que se produce en el cuerpo humano por desajustes en la temperatura, bien por acumulación o por pérdida excesiva de calor. Las altas temperaturas pueden ocasionar graves consecuencias en los trabajadores. Para evitar llegar a casos graves, es importante tener presente que hay una serie de síntomas o señales que alertan de un posible estrés térmico: dolor de cabeza, debilidad, fatiga, calambres musculares, náuseas, abundante sudoración y confusión
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