Más de la mitad de los andaluces y andaluzas tiene problemas para llegar a fin de mes. Un total de 3,04 millones de personas (35,8% de población andaluza) viven (o malviven) en riesgo de pobreza y/o exclusión social. El coste de la vivienda, la brecha de género y el apoyo insuficiente a las familias con menores se constituyen como factores clave para la generación de pobreza. Y todos estos factores van a peor en Andalucía.
Aunque son 233.000 personas menos que en 2021, un año más Andalucía se sitúa como la región con más personas en Arope —At Risk of Poverty and/or Exclusión— y se mantiene, junto a Extremadura y Canarias, entre las tres comunidades españolas con mayor proporción de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión.
En Andalucía hay 12 de los 15 barrios más pobres de España, una de las mayores tasas de paro juvenil de la zona euro y, en general, todos los indicadores sociales y económicos son negativos y muy alejados de la media nacional. La lacra del paro y la marginación están soterradas, enraizadas, después de décadas y décadas sin margen de mejoría.
Aun así, como se ha dicho, el décimotercer informe El Estado de la Pobreza en Andalucía. Seguimiento de los indicadores de la Agenda 2030 UE 2015 – 2022', que ha presentado este pasado martes la Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-A), muesta una leve mejoría en los datos, al igual que sucede en el conjunto de España. En términos absolutos, en Andalucía hay 2,5 millones de personas pobres, 134.000 hombres y 128.000 mujeres menos que el año pasado.
Andalucía, como apuntan desde la red EAPN-A, "ha soportado y continúa soportando tasas muy elevadas de riesgo de pobreza y/o exclusión social, siempre muy por encima de la media nacional y en las posiciones más altas en la ordenación por regiones". Estos datos publicados, y relativos a 2022, son insuficientes para cumplir los objetivos marcados por la Agenda 2030 (reducir a la mitad la tasa Arope que registraba la comunidad en 2015).
La tasa de pobreza entre los menores de 18 años es del 38,1%. Esto muestra que, en Andalucía, tal como sucede en general para todas las regiones, a menor edad, mayor riesgo de estar en situación de pobreza. Las personas que viven en hogares con menores económicamente dependientes registran tasas mucho más elevadas que el resto. La tasa de pobreza entre los hogares con menores es de 34,1%, con una diferencia de 10,9 puntos porcentuales con respecto al resto de hogares.
Carencia material y social severa, a más
El deterioro de algunos indicadores de carencia material y social severa muestran los efectos del encarecimiento de la vida, especialmente con el alza de precios de alquileres e hipotecas y de la energía. Un 11,3% de la población en Andalucía se encuentran en situación de Privación Material Social Severa, que términos absolutos se traduce en unas 960.000 personas, lo que supone un incremento de 1 punto porcentual respecto a 2021. Andalucía es la segunda región con mayor PMSS solo superada por Canarias.
Todos los ítems en los que se basa la Privación Material Social Severa registran tasas muy superiores a las medias nacionales, donde se destaca el aumento de personas que no pueden permitirse mantener una vivienda con una temperatura adecuada, que prácticamente se dobla en los dos últimos años y pasa del 11,3% en 2020, al 18,0% en 2021 y al 21% de este año. La pobreza energética, pues, pega bocados y volverá a dañar a los hogares más vulnerables con la llegada del invierno.
También se aprecia un incremento destacable de las personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días: en 2021 eran un 6,8% y en 2022 un 8,0%, es decir, un 16,4% más. El 54,6 % de la población experimenta dificultades para llegar a fin de mes, lo que supone una cifra prácticamente idéntica a la del año anterior (54,7%).
A los pobres les cuesta más cara su vivienda
Otra cuestión estructural muy importante en la generación de pobreza es la situación con respecto a la vivienda. En Andalucía, el 28,5% de la población pobre tiene gastos de vivienda superiores al 40% de su renta disponible, sin embargo, entre las personas que no lo son, la cifra se reduce drásticamente hasta el 1,5%. De 2020 a 2022 el gasto en vivienda en las personas en pobreza creció 11,6 puntos, es decir, un incremento del 68%.
Juan Luis Delcan, presidente de EAPN Andalucía, ha remarcado las principales conclusiones que extraen todas estas cifras, resaltando que los datos de 2022 reflejan una cierta mejoría en algunos de los indicadores de pobreza y/o exclusión social; sin embargo, Andalucía "continúa en los primeros puestos en las tasas de pobreza y exclusión social, todavía queda mucho por hacer para cumplir con los compromisos de la Agenda 2030".
El informe, a su juicio, "evidencia la continuación de un proceso de alteración de los factores que tradicionalmente determinan la pobreza y exclusión social, como el empleo, que por sí solo no garantiza ingresos suficientes para salir de la pobreza, es necesario mejorar la calidad y condiciones del mercado laboral, ya que a nivel nacional el 12,5% de las personas ocupadas están en riesgo de pobreza (la cifra mejora casi dos puntos con respecto al año pasado) y una de cada tres personas pobres (32,9%) tiene un empleo remunerado".
En la presentación de los datos, Concha Danta, coordinadora de la Secretaría Técnica de EAPN Andalucía, ha aportado las diferentes cifras que inciden en la feminización de la pobreza, siendo un problema estructural, observando los datos que nos arroja la tasa Arope, que a pesar de que ambas tasas disminuyen en este último año en un grado muy similar, 2,9 puntos entre los hombres y 2,8 entre las mujeres, el Arope femenino llega al 37,3%, cifra que se mantiene en 3,0 puntos porcentuales superior a la de los hombres.