La semana comenzó en Andalucía con el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, rodeado de jóvenes en una estación de Metro, en Sevilla, para presentar la nueva Tarjeta de Transporte Joven. Moreno decía que este colectivo estaba “empujando a la sociedad”. También se refería a los jóvenes como las personas “más vulnerables” en términos económico.
No le falta razón al presidente de la Junta de Andalucía. En los datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de 2021 ya se observaba un desequilibrio excesivamente pronunciado entre el desempleo de la población adulta en general y el desempleo juvenil, de menores de 25 años. Mientras el primero se situaba en el 22%, el segundo superaba el 41%.
Estos datos son suficientes para hacerse una idea sobre la situación actual en Andalucía de los jóvenes. Una situación que, tampoco era boyante hace unos años, sin embargo, lejos de mejorar, ha empeorado. La pandemia ha afectado especialmente a los jóvenes menores de 30 años y los mecanismos de distribución no han funcionado como freno a la desigualdad y la exclusión.
Si ser menor de 30 años ha supuesto llevar el gran peso de la crisis en la pandemia, ser andaluz ha sido un agravante. Así lo señala el nuevo informe de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada), una asociación constituida en 1965 con el impulso de Cáritas y que se dedica a realizar estudios sobre el cambio social en España.
La publicación del informe titulado “Evolución de la cohesión social y consecuencias de la covid-19 en España” deja, en esta ocasión, un panorama desolador en Andalucía. Principalmente para los jóvenes, colectivo más castigado, pero también para los extranjeros que residen en la comunidad y para las familias monoparentales, estás últimas formadas mayoritariamente por mujeres.
Se dispara la exclusión social en la juventud, extranjeros y hogares sustentados por una mujer
El informe es tajante con la situación de Andalucía en tres cuestiones, “las tasas de exclusión entre las personas de nacionalidad extranjera son particularmente elevadas en Andalucía y Cataluña”, “la incidencia de la exclusión en la población juvenil, es muy superior a la media estatal en Andalucía”, y “las tasas de exclusión en los hogares cuya sustentadora principal es una mujer son particularmente elevadas en Canarias, Andalucía y Cataluña”.
Cuando ponemos la lupa en estos colectivos se observa aún más el drama de los datos. Por ejemplo, en el caso de los extranjeros, el 70% de los que viven en Andalucía están en situación de exclusión social. Esto supone un incremento de más del 100% ya que en 2018 el porcentaje era del 35%.
Los datos también son preocupantes en los menores de 30 años y en aquellos hogares en los que el sustento económico está a cargo de una mujer. En ambos casos, 4 de cada 10 están en situación de exclusión social. En ambos casos, el incremento está alrededor del 75% desde el año 2018.
La comunidad, en el podio de todos los indicadores de pobreza
Los datos del estudio señalan que aquellas comunidades con mayor dependencia del turismo, vieron incrementadas la tasa de personas en riesgo de pobreza. En el caso de Andalucía, el aumento fue del 24% de 2018 al 28% en 2021. Tendencia que comparte el resto de comunidades de la costa mediterránea.
El informe también se hace eco de las Encuestas de Condiciones de Vida que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE). A partir de estos datos, Andalucía mejora levente en el porcentaje de personas en riesgo de pobreza – aunque sigue a la cabeza de España -, pero, sin embargo, aumenta el porcentaje de personas que tuvieron que solicitar ayuda en 2020 a familiares y amigos o a alguna entidad para conseguir alimentos, ropa u otros bienes básicos o dinero. En este aspecto, Andalucía también se encuentra en las primeras posiciones.
Tampoco se baja del podio Andalucía en el porcentaje de personas que se encuentran en exclusión social, sólo por detrás de Canarias y Cataluña. En esta cuestión, el 12% de los andaluces se encuentra en exclusión moderada mientras que el 14% está en exclusión severa. Además, Andalucía también es la tercera comunidad con menor tasa de integración plena. Esto supone que 1 de cada 5 españoles en exclusión social es andaluz, un porcentaje que supera el 17% de peso poblacional de la comunidad.
La fundación concluye que “Andalucía destaca por un incremento notable del porcentaje de población afectada por problemas en el ámbito de la vivienda y también de la salud, con crecimientos muy superiores a los que se producen en esas dimensiones en el conjunto de España”.
Las peticiones tanto de renta mínima de la comunidad – en los años 2019 y 2020 – y el Ingreso Mínimo Vital, dependiente del Gobierno de España – años 2020 y 2021 – también se vieron incrementadas en la comunidad. Sin embargo, no ha sido suficiente para el mantenimiento de los indicadores. El informe menciona que el escudo social no ha sido todo lo eficaz posible y que "la existencia de mecanismos de protección social específicos podrían haber compensado más la pérdida de empleo”.
Los puntos positivos del informe
Aunque en general, Andalucía sale mal parada en el estudio, también encontramos algunas notas positivas. La mayor de todas es que es una de las comunidades con menor exceso de mortalidad a causa del covid. Este hecho se da a pesar de encontrarse entre las autonomías con menos inversión sanitaria por habitante, menos personal sanitario por habitante y menos camas de hospital por habitante.
Otra de las cuestiones que se indican es la recuperación en el empleo. Andalucía, junto a otras comunidades de la mitad sur, ha visto un mayor dinamismo, que está permitiendo volver a la situación prepandemia en términos de empleo con mayor velocidad. El principal motivo que señala el informe es el fuerte sector agroalimentario de la comunidad, algo que está compensando la dependencia del turismo.