Domingo 5 de abril de 2014. A las 8 de la mañana, un dispositivo policial monumental procede al desalojo de la Corrala Utopía, dos edificios de viviendas en Sevilla que han sido habitadas por personas desahuciadas durante casi dos años y que se ha convertido en el símbolo internacional de la crueldad de la crisis económica con la gente sencilla. Las personas sin hogar, ahora nuevamente desahuciadas, abandonan las casas propiedad de IberCaja y acampan en una céntrica plaza de Sevilla, delante del Ayuntamiento, con sus pocos enseres, para reclamar a la Junta de Andalucía una solución habitacional. El PSOE, el partido de los ERE, se pone estupendo y manda a sus tertulianos el argumentario que deben repetir como papagayos: "Tienen que respetar la lista de espera de vivienda pública", dicen sobre gente que está en exclusión social.
Elena Cortés, consejera de Vivienda de la Junta de Andalucía, entonces cogobernada por un acuerdo entre PSOE e IU, realoja a las 30 familias sin hogar en viviendas públicas de la Junta. La presidenta andaluza Susana Díaz se siente desafiada por Izquierda Unida y el jueves 10 de abril le retira la competencias de Vivienda a la consejera que ha entregado las llaves de unas viviendas públicas a las familias desalojadas, en situación de emergencia social, con hijos menores a su cargo.
En España los medios lo llevan a portada de radio, televisión y prensa escrita. En Andalucía no se habla de otra cosa. Canal Sur, por su parte, decide informar pero no tiene a bien sacar ni una sola declaración de la consejera de Vivienda, Elena Cortés. La dirección de la RTVA ha recibido una llamada de teléfono del Palacio de San Telmo, el lugar donde tiene su mesa de trabajo Susana Díaz, para que no dejen pasar el relato de IU en la información publicada en la Radio y Televisión de Andalucía (RTVA) que pagamos con dinero público.
Canal Sur, la radio y la televisión, está controlada al milímetro por los comisarios del PSOE, que son legión en la empresa pública. El director, Joaquín Durán, y la directora de antena, Pilar Vergara, se encargan en primera persona de vigilar las escaletas, los enfoques y qué redactores son los que salen a la calle a cubrir la información que a punto estuvo de romper el gobierno de coalición entre el PSOE e Izquierda Unida.
Junio de 2016. Carmen, una señora malagueña que lo ha perdido todo con la crisis por avalar con su vivienda a su hijo, acude al programa matinal de Canal Sur Televisión ‘La mañanas con Ana’, presentado por la periodista Ana Rodríguez Martí. Acude acompañada de un activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca donde la señora, de unos 70 años, es activista desde que tuvo que enfrentarse a los bancos. A la señora le dicen antes de entrar en plató que se quite la camiseta de Stop Desahucios y le ponen una ropa que no es suya para que pueda entrar a plató.
Carmen entra a plató y sortea las preguntas lacrimógenas de la presentadora que persigue hacer pornografía del dolor que tiene la señora por la situación de emergencia social que sufre. Sin esperarlo, Carmen saca una pancarta. Nadie en el plató se lo espera porque, en principio, el perfil de Carmen y la entrevista caminaba por los senderos habituales con los que trata Canal Sur a las personas mayores. Querían a alguien que diese lástima, que llorara y no a Carmen, una señora mayor que defendía sus derechos de manera organizada en una plataforma de afectados por las hipotecas.
De golpe, Carmen saca una cartel formato folio en el que se pide que no se le corte el agua a las personas sin recursos. “Agua, sí se puede”, decía el inofensivo cartel portado por una señora de 70 años. Entonces, la presentadora salta con un nivel de violencia en el gesto desproporcionado: “Ay, ay, ay, quita la pancarta, que aquí no estamos para hacer pancartas. Me la quedo, que aquí no queremos ni pancartas ni plataforma”, le espeta la periodista a la señora, que con la mirada perdida mira al público sin saber qué hacer. La han humillado en directo y no tiene respuesta. El vídeo se hace viral. Nadie de Canal Sur se disculpa por el trato vejatorio a la señora y nadie dimite por haber vulnerado un principio constitucional fundamental como la libertad de expresión en un medio de comunicación público.
Domingo, 25 de junio de 2017. 50.000 personas quedan incomunicadas en la playa de Matalascañas con las dos carreteras cortadas de salida de la población. El Parque Natural de Doñana, patrimonio natural y emocional de Andalucía, está ardiendo. Miles de personas están siendo desalojadas de sus viviendas y en el recuerdo los incendios de hace unos días en Portugal donde 30 personas murieron carbonizadas dentro de los coches mientras se quedaron aislados en la carretera.
Muchas de las personas aisladas en Matalascañas ponen Canal Sur Radio y Canal Sur TV para informarse de lo que está pasando y qué mensajes de emergencia y servicio público están retransmitiendo las autoridades autonómicas. En Canal Sur Televisión se encuentran con María del Monte y unos niños cantando sevillanas; en Canal Sur Radio con una corrida de toros. Los profesionales de Canal Sur llaman por teléfono a la dirección y se ofrecen a salir de su periodo vacacional o de descanso e informar desde Huelva aunque sea con un móvil. Les dicen que no, que no es necesario, que todo está controlado.
Cuanto más ardía Doñana, más se quemaba la imagen de Canal Sur para los andaluces y andaluzas. Presionados por las redes sociales, suplen la falta de previsión y organización con un adelanto informativo de cinco minutos. En uno de los días más trágicos de Andalucía, la televisión y radio públicas estaban cantando copla y toreando mientras miles de criaturas no sabían si podrían salir de la playa de Matalascañas sanos y salvos, con las llamas acechando.
A los pocos días, los comisarios políticos del PSOE en Canal Sur, los periodistas del star system que han bunkerizado el ente público, se ponen a insultar por redes sociales a los periodistas que hemos denunciado la cobertura desastrosa y el abandono de la televisión y radio públicas en un momento trágico para Andalucía. No contentos con estos, Pilar Vergara, una de las mujeres del PSOE en la dirección de la RTVA, llama a la Asociación de la Prensa de Sevilla para pedirles que saquen un comunicado defendiendo el trabajo informativo de Canal Sur ante la avalancha de críticas en redes sociales, en medios de comunicación y el cuestionamiento público de la dirección de la empresa pública. Y la Asociación de la Prensa, donde la dirección de la RTVA tiene vínculos familiares cuando no a miembros en la dirección de la entidad de defensa de la profesión, saca un comunicado felicitando a todos los medios andaluces por la cobertura. A Canal Sur también. El star system de Canal Sur se pone a retuitear la noticia como si no hubiera mañana, pensando que así ya han quedado exonerados de su tremenda irresponsabilidad.
Miércoles, 20 de diciembre de 2017. En el programa informativo nocturno de Canal Sur Radio, dirigido por Carmen Rodríguez, comisaria del PSOE en los micrófonos de la radio pública, se emite una crónica a las 20 horas, repetida en sucesivos boletines informativos, sobre la sesión de control al Gobierno andaluz en el Parlamento. Se emiten las intervenciones de los líderes de PP, PSOE, Ciudadanos e IU, pero casualmente no se emite la de Teresa Rodríguez, líder de Podemos Andalucía. Curiosamente, en aquella respuesta a la líder de Podemos, Susana Díaz le respondió usando descalificativos y obviando la pregunta sobre salud pública formulada por Teresa Rodríguez. A la directora del informativo no se le aplicó ninguna sanción por quitar a la líder de Podemos Andalucía, votada por casi 600.000 andaluces y andaluzas y portavoz de la tercera formación política del Parlamento andaluz, y actuar como jefa de prensa de Susana Díaz en lugar de como periodista de todos y todas las andaluzas.
Son sólo cuatro ejemplos de los niveles de manipulación informativa, desorganización y bunkerización de una radio y televisión pública controladas férreamente por un PSOE que tiene bloqueada la renovación del Consejo de Administración para evitar que entren representantes de Podemos y Ciudadanos que provocarían que los socialistas pierdan la mayoría absoluta en los órganos de gobierno de la RTVA.
A esto hay que sumarle un notable número de profesionales de Canal Sur dados de baja con graves cuadros de depresión o con síntomas del trabajador quemado. Los mejores trabajadores, lo más válidos, los más honestos, los más valientes, son los que acaban en el psiquiatra por la forma autoritaria de la gestión de la empresa pública. También hay que añadir a la lista de barbaridades el alto número de periodistas vetados para las tertulias políticas de la radio y televisión. O el dineral desorbitado que se gastan en productoras privadas a las que les ponen las cámaras y los técnicos de la casa pero que cobran cantidades astronómicas. Juan y Medio se está haciendo de oro con esta técnica de "programación financiada", que no es otra cosa que privatizar la producción propia para que se enriquezcan los amigos a costa del dinero de los andaluces.
Pasillos por donde pasean los directivos cambiando escaletas de programas enteros de radio y coartando los criterios profesionales de unos periodistas que si hablan más de la cuenta serán arrumbados a un sitio de castigo. Años llevan los sindicatos pidiendo saber el número de bajas por depresión y años lleva la dirección negándose a facilitar este dato.
Canal Sur es el símbolo de la forma de entender el poder del PSOE andaluz, el símbolo de lo que entienden por cultura, por información libre y veraz y la manera que tienen de gestionar la pluralidad que no les gusta. Muchos trabajadores son conscientes que, de seguir así, el rumbo de la televisión y radio públicas, con niveles de audiencia en sus mínimos históricos, a la cola de las grandes televisiones autonómicas con similar presupuesto al de la RTVA, y programas que no suman ni un 2% de cuota de pantalla, lo próximo será pinchar la pelota como la pincharon en Canal Nou y echar el cierre. Los trabajadores se han rebelado y la dirección se ha puesto nerviosa porque una rebelión en Canal Sur a las puertas de las elecciones andaluzas es un incendio difícil de controlar para los intereses de Susana Díaz.
¡RESCATEMOS LA NUESTRA!