El BOE del 16 de enero de 1974 recogía la publicación del decreto 3383/1973 de 21 de diciembre por el que se declaraba de "utilidad pública, a efectos de expropiación forzosa, del yacimiento arqueológico de Asta Regia, "de excepcional importancia para el conocimiento del reino de Tartessos en el Bajo Guadalquivir". En ese momento, junto a otros once yacimientos, el documento firmado por el dictador Francisco Franco disponía, aparte de la expropiación forzosa, las "obras y servicios necesarios" para "revalorizar" el yacimiento de Asta Regia, "su entorno y ambiente propios de los mismos". Concretamente, una actuación delimitada sobre "la antigua Asta regia de los textos clásicos; el paraje donde se hallan enclavadas las ruinas conocido como CortIjo El Rosario, en el término de Jerez de la Frontera, propiedad de doña Consuelo Domecq Rivera, viuda de O' Neale, e hijos".
45 años después de aquella publicación en el BOE, a punto de cumplirse dos décadas de la declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía, el terreno sigue estando en manos privadas (de la viuda de O' Neale y sus hijos pasó a Azucarera Ebro, y posteriormente a Salvador Espinosa) y en sus suelos hace ya más de 75 años que prácticamente no escarba nadie. Lo primero dificulta enormemente lo segundo.
El historiador jerezano Manuel Esteve Guerrero, con más ilusión que medios, organizó unas catas en los años 40 del siglo pasado y como respuesta a su empeño por parte de las altas instancias encontró una reacción que ha pasado a la posteridad: "¡Deje usted de excavar, que vamos a tener que cambiar la historia!". Efectivamente, todo el mundo está convencido de que el legado de más de 2.000 años de antigüedad de (H)Asta Regia puede modificar la historia de Jerez y el Bajo Guadalquivir, pero de momento todo está oculto a casi cuatro metros bajo tierra.
En la historia democrática reciente de la ciudad aparecen pocas cuestiones que encierren mayor consenso que la necesidad de sacar a la luz los tesoros de esta antigua ciudad, a la que si se le suma el puerto y la necrópolis da como resultado un territorio de más de 70 hectáreas. Todos los partidos políticos, de hecho, llevaban en sus programas electorales de las pasadas municipales este objetivo, aunque ahora, meses después, parecen haberse enfriado en sus reivindicaciones. La consejera de Cultura y Patrimonio, Patricia del Pozo, se mostró dispuesta, en abril pasado, a declarar Asta Regia como conjunto arqueológico, lo que significaría un gran paso para avanzar en una intervención que se demanda desde hace décadas.
Con este objetivo nació la plataforma por la recuperación de Asta Regia, que está a punto de convertirse en asociación, y que está conformada por asociaciones, colectivos, partidos políticos e instituciones públicas y privadas de diversa índole —desde Facua al Colegio de Abogados, desde Ganemos al PP, desde el sindicato de enseñanza Ustea hasta el Clúster Turístico Destino Jerez—.
"Hemos avanzado mucho en concienciación social, y eso es fundamental", expone en declaraciones a lavozdelsur.es Paco Peña, el portavoz de esta plataforma. E insiste en resaltar que "todos los partidos coinciden en la necesidad de recuperar el yacimiento de Asta Regia y ponerlo en valor, y que haya esa unidad y consenso en este tema ya es un gran paso y una gran ventaja con la que contamos. Ahora vamos a buscar que haya un gran pacto local por Asta Regia".
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Con una manifestación prevista para el próximo 30 de noviembre, coincidiendo con una conferencia que el exministro Manuel Pimentel ofrecerá en la ciudad sobre Tartessos, Peña espera que medidas como el cobro de tres euros para la entrada a museos y monumentos andaluces, que la Junta prevé poner en marcha en 2020, sirvan para destinar fondos a la recuperación de este tipo de tesoros ocultos que "son fuente potencial de generación de riqueza y empleo; poner en valor Asta Regia sería un revulsivo para la zona y algo muy importante en la historia de España". "Llevo peleando por este tema 40 años, me crie en esa esquina, cerca de Mesas de Asta, en La Vicaria, donde mi padre administraba la finca; y espero no morirme sin ver algo avanzado en esta reivindicación", añade.
En el manifiesto fundacional de la plataforma se expone que “ya es hora de excavar y sacar a la luz tan excelsa historia, por el bien de Jerez, Andalucía, España y la Humanidad, dada la riqueza arqueológica, histórica y simbólica de la zona”. En este sentido, siguen demandando la realización de un Plan Director y la creación de un Centro de Interpretación en Asta Regia. Eso sí, lo primero, tal y como dictó Franco hace 45 años, es hacerse con los suelos. "Ahora se habla mucho de los molinos de La Corta, y nos alegramos de que se actúe tan rápido en ese hallazgo de talla mundial por la facilidad de que el suelo es público, pero Asta Regia sigue esperando y ni siquiera sabemos en qué fase del proceso están las negociaciones para resolver los aspectos legales de los suelos", se pronuncia el portavoz de la plataforma.
Como recoge Carmina Fort en Las ciudades de Asta, y según los cálculos de Esteve, la ciudad tenía una superficie de unas 42 hectáreas, más 32 de necrópolis, una extensión que la equiparaba a las más conocidas y pobladas de la Bética, con los siguientes ejemplos: Itálica, 32 hectáreas y 15.000 habitantes; y Carmo o Carmona, 47 hectáreas y 23.000 habitantes.
“Han pasado ya la friolera de más de 70 años, y desde la UCA se han estado realizando prospecciones con georradar, en las cuales se denotan, amén de múltiples estratos arqueológicos de distintas civilizaciones establecidas desde al menos el 1.500 a.C. hasta la época árabe, edificios de importancia y dimensiones considerables”, consideran desde una plataforma que va a seguir peleando por desenterrar "una de las incógnitas —como recoge el BOE de 1974— más apasionantes de la Historia de España, la cual es, sin duda, la relacionada con el bíblico reino de Tartessos".
Pero no solo Tartessos. Regia viene de Reyes, de gran reino. Según Estrabón, cita Fort, "Asta era punto de reunión de los gaditanos, quizá porque se trataba de un lugar sagrado donde tenían lugar ceremonias religiosas en continuidad de antiguos cultos, quizá con templos a Hércules gaditano y a Menesteo". Excavar, como le espetaron a Esteve Guerrero, podría sin duda cambiar la historia.
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