Con una década de experiencia en otro sector, Juan —pongamos que se llama así, porque no quiere revelar su nombre— llegó a Navantia San Fernando buscando “estabilidad”. Empezando desde cero, en una categoría baja, está asumiendo tareas que sabe hacer por experiencia y formación, pero que no le corresponden por categoría profesional. Ni por salario.
Es decir, que Juan no cobra lo que debería por supervisar el barco de una contrata o por la puesta a punto de un encargo para un cliente. Como le pasa a su compañero, llamémosle Antonio, que está en su misma categoría, aunque tiene estudios universitarios, por lo que está luchando para que se le reconozcan.
Ellos son dos de los más de 1.000 trabajadores que tiene Navantia San Fernando, y que este viernes en su mayoría —el comité cifra en 90% el seguimiento de los paros— han secundado los paros de dos horas que ha vivido la planta.
Las protestas se vienen sucediendo en los últimos días. El parón de este viernes es otro más de los que pueden venir. Si la empresa no atiende sus peticiones, avisan, irán a más. Mientras salían de la factoría, de hecho, se desató un incendio dentro.
“Ya lo podéis grabar”, se escucha entre la marabunta de empleados que sale a la puerta de la planta para reivindicar sus derechos. Y no hubo corte del puente de hierro que da acceso al Arsenal de la Carraca porque la Policía Nacional descubrió (y retiró) los neumáticos que tenían escondidos en la zona. “No sé cómo se han enterado”, comenta algún que otro trabajador.
“Más trabajo, menos represión”, se lee en letras negras al fondo del aparcamiento donde, cada mañana, dejan sus coches los más de 1.000 trabajadores de Navantia San Fernando. En el astillero isleño están en lucha, una vez más. En esta ocasión, por la renovación del convenio colectivo y por el plan estratégico.
El comité de empresa asegura que el 90% de los 1.026 empleados que componen la plantilla de Navantia San Fernando secundan los paros. Detrás de la pancarta que porta el representante de la plantilla, José Cruz, avanzan cientos de personas. “Plan estratégico y convenio colectivo ya”, dice en ella, a modo de resumen.
“Estamos aquí como acto de reivindicación porque no vemos avance”, anuncia José Cruz, presidente del comité, de CSIF. “A día de hoy seguimos sin carga de trabajo”, se queja, y añade que entre la plantilla “hay una inquietud muy elevada”. En la asamblea previa a la protesta en el exterior de la planta, se ha informado a los trabajadores, que están dispuestos a llegar a la huelga si hiciera falta.
A finales de la semana que viene, tienen previsto reunirse con la empresa. Antes, habrá una cita de los comités, para decidir las acciones a tomar en caso de que no haya atisbo de mejora. El convenio colectivo, vigente desde 2018, expiró en 2022, pero no se ha renovado. Es uno de los puntos de fricción entre plantilla y empresa.
Otra de las luchas va en relación con las promociones internas, que son caóticas, según denuncian. “Ahora mismo no hay promociones, se da un ápice de promociones a un grupo, pero a otro no se acerca a los salarios de referencia”, critica Cruz. Por ello, afirma: “Tenemos que seguir con las movilizaciones, ya lo advertimos y lo avisamos, que si la empresa no daba a la plantilla, nos vemos obligados a seguir reivindicando”, asegura el presidente del comité, que critica que la compañía “está intentando dividir a la plantilla; dando algunas pinceladas a una parte y aislando a otro, pero no vamos a permitir que nos divida”.
Otro joven que secunda la protesta, el llamado Antonio, pone un ejemplo de cómo funciona la promoción en Navantia. “Ahora debemos estar cuatro años de formación, más ocho años para pasar a ser oficial de segunda”. Eso sí, matiza, aunque realicen tareas de supervisión de trabajos para contratas, que en teoría no les corresponden.
Entre la plantilla, nadie quiere dar su nombre y apellidos. Muchos menos mostrar su cara para aparecer en el periódico. “Por si acaso”. Un joven que lleva poco tiempo en Navantia, y que está a prueba, tampoco lo hace. Pero cuenta que después de un tiempo trabajando fuera de la provincia, de donde es originario, quería volver para estar cerca de su familia y amigos. Pero se ha encontrado con este conflicto abierto, por lo que no sabe qué le deparará el futuro. Aunque quiere hacer carrera en la factoría. Como sus compañeros, que luchan por un futuro mejor.
El Gobierno dice que la carga de trabajo es “óptima”
La plantilla de Navantia, a través de su comité, se queja de que falta trabajo en la planta isleña, y los empleados aseguran que hay “peones sacando adelante buques, porque no hay nadie más”. El Gobierno aseguró hace un mes que la carga de trabajo es "óptima”, y que habrá contrataciones, algo que esperan que ocurra cuanto antes.
“De aquí a los próximos diez años estamos en una carga de trabajo máxima, óptima, y no hay ninguna duda de que realmente vamos a tener capacidad no solo de mantenimiento de la plantilla, sino de contratar a nuevas personas”, insistía la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una visita a La Isla.
Para Montero, es “la garantía de que realmente este Gobierno ha hecho unas inversiones, las más importantes en la historia de los astilleros", y que "en este momento tenemos la carga de trabajo más garantizada que nunca tuvo Navantia a lo largo de toda su historia”.
La ministra esperaba que para final de año, como tarde, haya un acuerdo sobre el convenio colectivo, lo que "va a depender de la voluntad de todas las partes”, llamando a comité y empresa "al entendimiento, a la capacidad de aunar intereses y a la necesidad de que el astillero tenga productos competitivos que sean capaces de ser los primeros no solo en el terreno tecnológico, también en los plazos de entrega”.
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