La junta de gobierno local, presidida por la alcaldesa, María José García-Pelayo, ha aprobado la adjudicación de la concesión administrativa, a favor de la Fundación Cultural Taurina, para la ocupación de la parcela de la avenida Ámsterdam donde se ubica la Plaza de Toros portátil, para la creación y gestión de un Centro de Divulgación y Aprendizaje de la Cultura Taurina.
Como ha explicado la alcaldesa, este acuerdo se produce como respuesta al escrito presentado por el presidente de esta entidad, Rafael Valenzuela Izquierdo, solicitando la cesión de este suelo para destinarlo a la creación de este equipamiento, con el compromiso de presentar el régimen jurídico y las condiciones a las que se sujetará la Escuela Municipal de Tauromaquia de Jerez, que se explotará en estas instalaciones con sujeción a las ordenes e instrucciones que adopte el Ayuntamiento.
De esta forma, y a través de esta concesión administrativa, el Ayuntamiento cumple "su compromiso de reabrir la Escuela Municipal de Tauromaquia de Jerez que fue cerrada por el anterior gobierno municipal, evidenciando así el impulso a la reapertura de nuestra Escuela de Tauromaquia, que es la más antigua de Andalucía".
Con esta concesión administrativa, el Ayuntamiento "muestra, una vez más, su respaldo a la tauromaquia como un valor patrimonial y representativo de la cultura y la tradición jerezana, y también como motor clave de la economía local y generador de riqueza".
La Fundación Franz Weber ha censurado el anuncio del Ayuntamiento de Jerez de reapertura de una escuela taurina, que será cedida a una entidad privada vinculada con estas prácticas, por ser "contraria a dos recomendaciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño".
Esta Fundación señala que en sus observaciones finales el órgano de especialistas en protección y derechos de la infancia y la adolescencia solicitó a España "alejar a los menores de edad de la tauromaquia, incluyendo su participación directa en este tipo de recintos o como personas espectadoras. También pidió evitar la exposición de menores a todo tipo de violencia, incluida la ejercida sobre animales".
FFW señala que los menores, "con tan solo 14 años, pueden participar en las llamadas clases prácticas, donde ejercen la tortura de bóvidos machos de corta edad, o bien hembras, integrándolos ya en un circuito donde se justifica el maltrato animal con un presunto interés tradicional o cultural. Además, como formación no reglada tampoco ofrece una salida profesional real ni digna, sabiendo que existen numerosos ciclos formativos homologados en diferentes ramas que ofrecerían un empleo digno, no el de matar novillos o toros en plazas".
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