Bidafarma reconoce la improcedencia del despido de un sindicalista jerezano que había sido víctima de un despido disciplinario mientras estaba de baja por sufrir problemas graves en la columna. Tras una dura pugna de casi dos años, finalmente, la distribuidora farmacéutica ha reconocido la improcedencia del despido disciplinario que el sindicalista Alberto Gómez González había sufrido, mientras se encontraba en situación de incapacidad temporal por una estenosis del canal lumbar agravada por lesiones degenerativas.
Tras continuas protestas de los trabajadores, no solo en Jerez, sino también en Huelva, Sevilla o Jaén, la empresa ha terminado reconociendo la improcedencia del despido disciplinaria y una indemnización de 40.000 euros, superior a la que le correspondería dada su antigüedad en la empresa.
El afectado ha señalado que "deben tener mucho miedo a mi acción sindical dado que, si desde el primer momento me hubiesen readmitido, se habrían ahorrado 40.000 euros. Desde noviembre tengo reconocida una incapacidad permanente total para mi profesión habitual y, aunque existe la posibilidad de cirugía, hay nulas posibilidades de que pueda volver a realizar un trabajo que exige sobrecarga del raquis. De lo que no hay duda es de que es muy cómodo disparar con pólvora ajena y que, cuando Ignacio Lagier Fernández-Freire, el responsable de personal de Bidafarma que firmó la injuriosa carta de despido, redactó el documento, sabía que los euros de la indemnización por la injusticia que estaba cometiendo no iban a salir de su bolsillo".
Los 18 sindicatos y colectivos que se sumaron a la campaña de denuncia contra el despido, entre los que figuraban las secciones sindicales de CCOO y UGT en Bidafarma, así como el PCE y los sindicatos CNT, CGT, CTA, Sindicato Ferroviario y Ustea, celebran que finalmente se haya reconocido la improcedencia del mismo.