La sequía es una realidad que no podemos ignorar. Los informes que han elaborado la Junta de Andalucía y el Gobierno de España lo demuestran: Andalucía tiene sed y Cádiz está pidiendo lluvia a gritos. El estado actual de los embalses preocupa a los expertos, si no viene una temporada de lluvias abundantes, el año que viene vamos a tener problemas graves que influirán, sobre todo, a los agricultores. El porcentaje de agua que presenta en estos momento la cuenca del Guadalete-Barbate está bajo mínimos, ya que no se regristaban niveles tan bajos desde hace 30 años.
“Viendo el último informe, la situación es bastante delicada. En Cádiz estamos hablando de una sequía severa. Las zonas de Barbate, por ejemplo, están graves”, cuenta el geógrafo, consultor ambiental y activista Antonio Figueroa. Dentro de lo que cabe hay esperanza por una recuperación porque aún tiene que venir la temporada de lluvia, pero para recuperar el escaso nivel de los embalses tiene que haber precipitaciones muy intensas. “El abastecimiento urbano está garantizado para dos o tres años sin problema, pero con los recursos que tenemos actualmente, que estamos a un 30% de la capacidad, no vamos a poder abastecer a los regadíos de los agricultores”, explica.
En cuanto a la agricultura, pone el punto de mira en los nuevos alimentos que se empiezan a sembrar debido a la demanda del producto: “Ha habido un cambio en los cultivos, ahora son de arboleda, sobre todo son aguacates que es un cultivo subtropical”. Esta fruta se ha puesto de moda, pero necesita mucha más agua para subsistir. “El coste de plantar aguacates es mucho más elevado que, por ejemplo, el maíz. Si pierdes la cosecha del maíz pierdes una cosecha y ya está. Sin embargo, si pierdes la arboleda del aguacate, pierdes una inversión muy grande que ha tardado mucho tiempo”. Consume el doble del agua que otro tipo de plantaciones.
Hay que tomar medidas de manera urgente. La Junta de Andalucía aprobó en marzo de este año el plan especial de sequía de la Cuenca del Guadalete y Barbate. Figueroa cuenta que ahora mismo el plan no se ha puesto en marcha: “La situación hidrológica se conoce, es severa en la mayoría y grave en la zona de Barbate, pero no se ha declarado las medidas que vienen planteadas en el plan”.
“Hay que hacer una reducción de demanda y una reducción de agua disponible para el regadío de los cultivos porque es el sector que más consume y por el que hay que empezar a recortar para asegurar el abastecimiento de agua, porque la prioridad la tienen los núcleos urbanos. Hay que hacer una restricción o incluso durante un periodo temporal prohibir que se pueda regar determinadas zonas”, narra Antonio. Las medidas son drásticas, pero hay que empezar a tomar partida ante la situación.
Más planes en las administraciones
No todo es problema de la Junta, según la ley, todas las ciudades de más de 10.000 habitantes están obligadas a tener un plan de sequía. Sin embargo, de las 20 que existen en la provincia de Cádiz, solo tres han elaborado estos planes. “Nos ha cogido el toro y nos enfrentamos a una situación muy delicada”, cuenta Figueroa.
“Andalucía es muy diferente en cuanto a precipitaciones porque hay mucha diversidad climática. En general, las precipitaciones han sido menores que otros años. En Cádiz, en la zona del Guadalete, es el único sitio donde los datos de las confederaciones nos dicen que hay sequía”, cuenta Jesús Vargas, investigador Postdoctoral de Geografía Humana y miembro del Observatorio Ciudadano de la Sequía. “No obstante, Andalucía tiene muchos territorios en situaciones de escasez. Esto quiere decir que el balance entre la demanda y los recursos disponibles están muy al límite”, narra.
Coincide con Figueroa en que hay que restringir los riegos agrarios: “Nos toca ser muy ahorradores y previsores. Si este año consumimos más agua de la que debemos y el año de precipitaciones no es fuerte, nos quedaremos a cero. Es el momento de ahorrar y ser previsores”. Asimismo, se muestra insatisfecho con los planes de emergencia de sequía en Cádiz: “El objetivo de cualquier plan de sequía es evitar que lleguen a emergencia, pero vemos que hay algunos sistemas de Cádiz que ya han llegado a ese punto. Sin duda hay algo que no estamos haciendo bien”.
Nuevos cultivos
Desde el campo se echan las manos a la cabeza, miran al cielo con esperanza de que aparezca alguna nube porque saben que son el primer sector por dónde empezar a ahorrar. Juan Salido, agricultor de la zona de Castellar de la Frontera y miembro de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), dice mostrarse esperanzado: “El año pasado por esta época estábamos incluso peor, pero tuvimos la suerte de que en primavera vinieron unas tormentas en el campo de Gibraltar que aliviaron mucho el pantano”.
Salido cultiva aguacates, el nuevo superalimento tan difícil de mantener. “Los cultivos no son los de hace 30 años. Antes eran la patata, el algodón o el maíz. Los cultivos de ahora, como el aguacate o los cítricos, son estacionales y si no se le dota con la suficiente agua, se acaba perdiendo todo” cuenta. Comprende la situación, sabe que primero hay que abastecer a las personas, pero cree que puede tomarse otras medidas que no sea recortar tan estrictamente el regadío. “Las noticias dicen que en el campo de Gibraltar se están plantando muchos aguacates y que consumen mucha agua de los embalses”, explica, y defiende su legalidad: “Nosotros nos ceñimos al uso de agua permitido desde hace 50 años. Por eso vamos a luchar para que nos dejen la dotación adecuada para, por lo menos, salvar la arboleda”.
Desde el campo también piden rendir cuentas a las Administraciones públicas. “Tememos que nos dejen tirados y pedimos que se nos deje una dotación suficiente para no perderlo todo”, cuenta el agricultor. Reclama medidas: “Pedimos a la Junta y a los Ayuntamientos que tomen parte del asunto. Por ejemplo, pueden empezar por controlar todas las plantaciones ilegales del territorio. Todas las administraciones son responsables de lo que se vaya haciendo dentro de su ayuntamiento”.
Ejecutar planes de prevención, es en lo que coinciden tanto los expertos como los agricultores. Figueroa avisa: “Si esto sigue así podríamos llegar a prohibir el llenado de piscinas o el riego de jardines públicos. En estos momentos es muy importante que las Administraciones lancen campañas de concienciación, sobre todo en el ámbito urbano. La Junta parece que no termina de coger las riendas de la situación”. Este periódico ha intentado contactar con la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo sostenible de la Junta de Andalucía para conocer su punto de vista sobre esta situación, pero no ha obtenido respuesta.
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