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In memoriam. Manuel Rosado, décadas al frente de la Casa Rosa, fallecido el pasado sábado.
In memoriam. Manuel Rosado, décadas al frente de la Casa Rosa, fallecido el pasado sábado.

La Casa Rosa abrió sus puertas en 1925 y cerró el 2024, por lo que se ha quedado a las puertas de ser un negocio centenario. Contra lo que cabría pensar, el nombre de este comercio centrado en la venta de telas, la Casa Rosa, no se debe a que le haya dado apellido la familia Rosado –los propietarios desde hace décadas, con Manuel Rosado, fallecido el pasado sábado, al frente–, sino a una familia proveniente de Jaén que se instaló en Jerez: la familia Rosa. La familia Rosa fue la primera en abrir este negocio de telas y la familia Rosado fue, también es casualidad, la que, con el paso de los años, tomó el relevo del negocio.

Manuel Rosado hijo, comenta que su padre entró a trabajar en La Casa Rosa con unos once o doce años , así que, si tenemos en cuenta que ha fallecido a la edad de 86, estamos hablando aproximadamente de que comenzó en la tienda en el año 50, toda una vida. "Mi padre todavía iba al Colegio Mundo Nuevo y ya iba por allí en sus ratos libres a echar una mano, a hacer mandados... lo que fuera", dice su hijo.

Manuel hijo rememora perfectamente la historia que ha oído siempre en la familia y entre las numerosas amistades de su padre. "Jerónimo Rosa abre la tienda en Jerez en 1925. Esa primera Casa Rosa se ubica en lo que hoy es el edificio de Correos [en la plaza Cerrón] y estuvo justo, justo, en el mismo sitio donde hoy está la boca de león en la que todavía se pueden echar las cartas".

El negocio prosperó y, con el tiempo, se trasladó a la calle Honda, donde estuvo muchos años, al menos 40. ¿Pero cómo pasa el negocio de los Rosa a los Rosado? (y perdón por insistir en la curiosidad de los apellidos). El caso es que Manuel dice que el propietario original, Jerónimo Rosa, no tuvo descendencia, "por lo que decidió dejar la tienda a sus dos empleados, a Antonio Guerra y a mi padre. Más adelante, cuando murió el señor Guerra, ya fue mi padre el que llevó en solitario el negocio. Después nos asociamos los dos, padre e hijo", dice.

La tienda saltó tiempo después a la calle Santa María, casi, casi, a mitad de camino de sus dos anteriores ubicaciones, Correos y Honda, y es ahí donde seguramente la ubican los jerezanos más jóvenes, siempre con las telas como eje central del negocio y ese leve toque rosáceo, en la presentación de la tienda, en el toldo, en distintos signos distintivos. Los últimos años, la Casa Rosa estuvo en un local de la calle Medina hasta su cierre, hace poco... es decir, en un siglo y con cuatro ubicaciones distintas, seguramente no se ha movido más allá de doscientos metros entre los dos locales que pudieran estar más lejanos. 

Este cronista conoció y trató personalmente a Manuel Rosado padre, un hombre afable, muy simpático, educado, al que hasta hace dos o tres años era fácil verle con su hijo a mediodía, tomando el aperitivo después de cerrar la tienda precisamente en los bares de la zona de la que nunca se alejó la Casa Rosa, como el Freidor de la calle Arcos o la Manzanilla. Aunque hacía cosa de veinte años que Manuel se había jubilado, nunca se fue del todo del negocio familiar. Manuel recalca que su padre era una persona igual de agradable cuando estaba detrás del mostrador: "Era una buena persona, muy generoso, un caballero... nunca tuvo problema, por ejemplo, en que la gente que andaba un poco justa de dinero le fuera pagando cuando pudiera, siempre se ponía en el lugar de los demás, por lo que tuvo muchos amigos, también entre los clientes", concluye. 

Sobre el autor

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

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