La Red de Investigación Bólidos y Meteoritos -(SPMN) @RedSpmn- ha hecho un llamamiento ciudadano para recuperar los trozos de meteoritos del bólido caído en la noche del viernes 14 entre Sanlúcar y Jerez de la Frontera.
“La triangulación en base a nuestras estaciones indica que ese bólido produjo meteoritos” afirman en su perfil social: Comenzó a 95 kilómetros de altitud frente a la costa de Cádiz, profundizando en una serie de fulguraciones hasta unos 17 kilómetros y provocando la caída meteorítica entre Sanlúcar y Jerez”.
Lo más inquietante de todo es el dato aportado sobre el posible lugar exacto donde cayó ya que avanzó hacia el norte, sobrevolando Cádiz capital y extinguiéndose finalmente a una altitud de unos 18 kilómetros sobre la vertical de la Base Naval de Rota (provincia de Cádiz).
Lo más probable es que se llegara a activar el escudo antimisiles desplegado entre la OTAN y la Marina de los Estados Unidos, pero poco podría hacer un misil interceptor ante un bólido que viaja a 53.000 kilómetros por hora.
Esta labor de la Red de Investigación Bólidos y Meteoritos -(SPMN) @RedSpmn-es fruto de un esfuerzo conjunto "dado que actualmente empleamos un centenar de detectores que cubren tanto la Península Ibérica como Baleares y Canarias desde más de 50 estaciones de detección automáticas y digitales que operan todos los días del año", dicen en su web oficial.
"Dada esa amplia cobertura detectamos anualmente del orden de 4000 bólidos aunque estadísticamente se estima que anualmente menos de una decena podrían producir meteoritos en la Península Ibérica (1 ó 2 con una masa superior al kilogramo). El estudio detallado de las trayectorias de estas bolas de fuego nos permite determinar en esos casos los posibles lugares de caída de meteoritos aunque su recuperación no sea siempre factible por las dificultades intrínsecas a cada lugar".
“Uno de los retos a los que nos enfrentamos es el estudio de otros mundos. Nos llegan muestras gratuitas de esos cuerpos, por mensajería directa, anunciados por brillantes bolas de fuego y como meteoritos”.
Así se expresaba el 17 de septiembre de 2021 en su blog Josep M. Trigo-Rodríguez, científico titular del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC) y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), e I.P. del Grupo de Meteoritos, Cuerpos menores y Ciencias Planetarias del ICE-CSIC. Entre 2003 y 2005 fue postdoc del Instituto of Geofísica y Física Planetaria de UCLA.
Tras la publicación de más de medio centenar de artículos arbitrados sobre los cuerpos menores del Sistema Solar y más de una decena de libros, el Minor Planet Center catalogó un asteroide en su honor con el nombre: 8325 Trigo-Rodríguez.
“Nuestros sistemas de detección, cada vez más sensibles y precisos, nos permiten detectar la entrada de grandes bólidos meteóricos que, en algunos casos, profundizan suficiente en su fase luminosa como para producir meteoritos”, dice el científico. La Red de Investigación de Bòlidos y Meteoritos (SPMN) lleva más de 25 años manteniendo una lista actualizada, catalogando e identificando los bólidos que producen meteoritos.
Precisamente este fin de semana el profesor Josep Trigo participa en un congreso latinoamericano de divulgadores de astronomía con una conferencia directamente relacionada con el tema: “Divulgando la meteorítica, ciencias planetarias: la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos”.
¿Cómo podríamos reconocer un meteorito? Pues bien, según el profesor Trigo la respuesta no es sencilla pero hay una serie de pistas que nos pueden ayudar.
“En primer lugar, los meteoritos poseen parcial o totalmente una fina corteza de fusión negra que se produce en la entrada a la atmósfera. También tienen caras y bordes generalmente planos redondeados por la fricción a la que son sometidos durante su curso a través de la atmósfera a hípervelocidad”.
Solo por la sobrepresión que sufren al penetrar en las capas más profundas y densas, pueden fragmentarse y algunas nos muestran su interior, donde muchas de ellas pueden poseer granos metálicos brillantes.
“Si los meteoritos acaban de caer las cortezas son oscuras y los minerales brillantes, en general, no se oxidan ya que la mayoría han estado en condiciones reductoras (ausencia de oxígeno). También podemos prestar atención a que los meteoritos son mucho más pesados que las rocas terrestres y, generalmente, poseen granos metálicos en su interior”.
Trigo hace una advertencia por otro lado: “hay que decir que no recomendamos ningún tipo de ensayo que destruya o altere la muestra de ninguna manera, ni la someta a un imán para no alterar su campo magnético primario”.
El evento ha sido analizado por el investigador responsable del proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo del Instituto de Astrofísica de Andalucía IAA-CSIC. “Este análisis ha permitido concluir que el fenómeno se produjo al entrar en la atmósfera de nuestro planeta una roca a una velocidad de unos 53.000 kilómetros por hora” se informaba por parte de Andalmet, sitio web en Facebook que ofrece previsiones meteorológicas de la Comunidad Autónoma de Andalucía “de una manera diferente”.
“La roca procedía de un asteroide. El brusco rozamiento con nuestra atmósfera a esta enorme velocidad dio lugar a que la superficie de la roca se calentase y se volviese incandescente, generándose así una bola de fuego que se inició a una altitud de unos 93 kilómetros sobre el Golfo de Cádiz. Desde allí avanzó hacia el norte, sobrevolando Cádiz capital y extinguiéndose finalmente a una altitud de unos 18 kilómetros sobre la vertical de la Base Naval de Rota. A lo largo de su trayectoria mostró varias explosiones que provocaron aumentos súbitos de su luminosidad y que se debieron a diversas rupturas bruscas de la roca”.
Restos por el suelo en torno a la base de Rota
El análisis preliminar del evento lleva a la conclusión de que la roca no se destruyó completamente en nuestra atmósfera: una parte de ella habría sobrevivido, cayendo al suelo en forma de meteorito. Y ahí deben estar los restos, diseminados en un área muy precisa.
“Esta bola de fuego ha sido observada por los detectores del proyecto SMART desde las estaciones de detección ubicadas en Huelva, La Hita, CAHA, OSN, La Sagra y Sevilla. SMART es un proyecto que desarrolla la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN). Se trata de una red de investigación coordinada desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). La Red SWEMN tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar”, informa Andalmet.
A las 20.46 hora local del viernes 14, el arquitecto Antonio J. Robles -@AJ_Robles- desde Estepa, Sevilla explicaba en Twitter con varios vídeos que se hizo “literalmente de día. Radiante y órbita apuntan a origen cometario según @Josep_Trigo”. Desde Madrid fue captado por el Dr. Jaime Izquierdo -@ObservaUCM, @Fisicas_UCM- “adentrándose en el horizonte, tal y como se aprecia en este espectacular vídeo. Impresionante pese a encontrarse a 500 kilómetros de distancia en la fase inicial luminosa del #superbólido”.
En Benicassim, #Castellón fue captado por Vicent Ibáñez -@vicent_ibanyez- a más de 700 kilómetros de distancia del inicio de la fase luminosa. Se trata de una observación realmente al límite del rango de visibilidad”. “De los vídeos el profesor Trigo @CSIC apunta: "Las características del superbólido sugieren una naturaleza frágil y prístina de una condrita procedente de una roca llegada desde un objeto transicional del exterior del cinturón de asteroides". Eso escribe Sergio Izquierdo desde La Peza-Granada.