¡Entregamos! Y yo que andaba ocupado con lo de los límites del humor. Me encuentro a día de hoy ante el descubrimiento de que son los límites del tumor los únicos que verdaderamente me preocupan. Y más concretamente del mío. Que si el humor no tiene límites y ahí radica la fuerza que lo hace revolucionariamente invencible. El tumor sí los tiene y ahí radica la debilidad que lo hace esperanzadoramente derrotable. Que entre humor y tumor… siempre gane la alegría.
Y es que en la vida a veces todo salta por los aires. Y hoy me encuentro aquí necesitando compartir contigo, con quien he compartido ya tantas y tantas cosas, que mi diagnóstico es claro: TENGO CÁNCER. Y uso la palabra sabiendo que “una cosita mala” suena más de nosotros, pero también con la convicción de que después de toda una vida dedicado en cuerpo y alma a la noble tarea de intentar encontrar la palabra perfecta, en este caso el enemigo tiene su nombre, y no nombrarlo pareciera que lo hace más temible, que le diese ese misterio un aire de no sé qué que qué sé yo que lo convierte en más de lo que es, como si encima le hiciese falta al puñetero, y a mí incluso a estas alturas me sigue dando más miedo y vergüenza, parecer achantado que muerto. Así que CÁNCER: TUMOR GERMINAL DE TESTÍCULO CON METÁSTASIS EN LOS GANGLIOS. Y aunque la bomba es la que es y sonar suena como suena, dejadme que comparta esto con ustedes para poder tranquilizaros conmigo, ya que sé que, aunque no son buenas noticias, el viaje hasta llegar a ese punto hizo que conocer el nombre y los apellidos fuese un bálsamo de alivio ante escenarios muchísimo peores. ESTE ES CURABLE EN UN ALTO PORCENTAJE. Y en eso estamos ya desde hace algunas semanas, y de eso va también este comunicado, para contar lo que es y por consecuencia también lo que no es.
A día de hoy ya me he sometido con éxito a una orquiectomía, que no es nada más y nada menos que la extirpación del testículo afectado y su correspondiente tumor. Así que, si necesitáis memes, chistes, montajes, vídeos y cargas de tener un solo huevo, poneos en contacto conmigo que mi encantador entorno ya se ha encargado de que los tenga absolutamente todos, y por supuesto muuchos más que estoy sumando yo. ¡Manda huevos!
Tras eliminar de mi cuerpo el tumor madre, ha tocado comenzar la quimioterapia para curar los ganglios afectados por la metástasis, y ahí llevamos ya con ésta 3 semanas. La quimio completa serán 12 (4 ciclos de 3 semanas cada uno, del que ya estamos rematando el 1º). Hay muchas esperanzas de que la quimio sea capaz de eliminar el cáncer de los ganglios, y de no ser así se extirparían los ganglios afectados, e incluso se darían más pasos que la ciencia, la medicina y la investigación ponen sobre la mesa. La quimio está siendo dura y agresiva con los malos, porque tiene, debe y por suerte por mi condición física, puede serlo, pero además de arrasar con los bichos también se está llevando por delante defensas, fuerza, pelo, y demás cosas buenas, así que ahora toca centrarse en descansar y en superar esta etapa. Intentaré hacer gran parte de mi vida normal y volcarme en labores de escritura, producción, desarrollo, gestión empresarial de 16 Escalones y muchas tareas que forman parte de mi día a día y puedo llevar a cabo más o menos resguardado de multitudes, y no exigen tanto físicamente como largas grabaciones y directos con equipos grandes, mucha gente y demasiada exposición.
Tierra de Talento seguirá adelante desde este mismo sábado con mi adorada Diana Navarro como Maestra de Ceremonias junto a María Villalón, el jurado habitual, nuestros geniales concursantes y estoy seguro que con el cariño aún más multitudinario que nunca de nuestro público. Mis compromisos del Cartuja Center del 8 y 9 de junio en Sevilla también seguirán adelante. Antes de saber nada de esto anunciamos y programamos el espectáculo de nombre: “SE ACABÓ”. Iba a ser mi propuesta más sincera, deslenguada, descarnada y kamikaze. Un golpe en la mesa libre y liberador. ¿Y la casualidad del nombre? Ni queriendo. Ahora permítanme que simplemente les anuncie que cambia radicalmente y pasa a llamarse: “NO SE ACABÓ”. Y me apetecerá hacer un ejercicio ante esos miles de personas que ya tienen su entrada de abrirme en canal para reírnos como si no hubiese un mañana, ahora que soy más consciente que nunca de que puede que no haya un mañana. Déjenme contarles que creo que hay vida antes de la muerte y debemos exprimirla juntos. En el escenario os espero… precisamente ahora que NO SE ACABÓ. Nunca habré sido más libre.
Y es que el destino me tenía preparada demasiadas cosas que contar. Yo que ya andaba convencido de que ya era un pureta sin posibilidad de ser demasiado joven ni prometedor ya para nada, sin haberme visto venir que sí lo soy para morirme. Así que, créanme, voy a pelear fuerte para morirme cuando toque no antes de salir en “Centenarios”.
Sé que tengo cáncer desde el pasado 19 de abril, era miércoles, y yo estaba aparcando en el Auditorio del Riberas del Guadaira desde donde grabamos Tierra de Talento cuando recibí la llamada de los resultados. Cáncer, pero aún no sabíamos dónde, cuándo, cuánto, ni cómo venía. Me fui corriendo al hospital y tras tragarme sin masticar la noticia, decidí varias cosas: la primera volver al teatro y hacer el programa, lo necesitaba, nada deseaba más que mi vida, mi equipo, mi familia y mi normalidad. Me puse la chaqueta de colores, me pinté de purpurina y a bajar la puerta grande para estar con mi gente. Show must go on. Pocas veces he tomado una decisión más acertada, pocas cosas más sanadoras que la reunión de amigos y amigas, profesionales dejándose la piel por la cultura, la música, la excelencia, la diversidad, el compromiso y la alegría.
La segunda fue no contarle nada a nadie hasta no saber el nombre y los apellidos, hasta no desvelar ante qué estábamos y cómo venía. Déjenme que les diga algo, al día siguiente estábamos en monitores y el día 21 de abril nació Leonor y fui papi de nuevo. No sé si a mucha gente le ha pasado ver la muerte y la vida (en ese orden) desde tan cerca y tan seguidos. La montaña rusa de emociones aún la estoy digiriendo y llegado su momento os la contaré con más detalles, pero sobre todo tenía claro que a Leonor yo no podía robarle su alegría. Ella ha nacido feliz, trayendo felicidad, llegando a una familia feliz, con familias y amigos felices, colores, globos, celebración y alegría, mucha alegría. Abrazos, besos, mensajes, visitas, regalos, llantos de emoción, entusiasmo y alegría. Mucha mucha alegría, la que ella se merecía y créanme… la que yo necesitaba.
El 19 de abril en aquel aparcamiento del Talento tuve frío, mucho mucho frío. Frío, yo no he tenido más frío en mi vida. Fuera brillaba el sol, pero yo tenía frío. Mucho, mucho frío. Tras demasiadas semanas con un dolor de espalda que me hacía la vida normal cuesta arriba y el descanso imposible, comencé una serie de pruebas interminables para encontrar la causa: resonancias, radiografías, electros, análisis y un largo etcétera que me ha hecho pasar por las manos de reumatólogos, endocrinos, fisioterapeutas y un sinfín de especialistas que reconocían no tener en sus manos la causa de mi dolor ni por lo tanto la solución. Cada prueba y cada especialista yo era paradójicamente un tipo demostradamente “más sano” y (por esas comillas) con más miedo. Cuantas más cosas estaban claras que no eran, menos cosas quedaban por poder ser. Así que mientras seguíamos subiendo y subiendo las dosis de morfina para poder ser, estar y aparecer nos iban quedando solo las posibilidades más feas. Aquel 19 de abril se confirmó, pero no fue hasta el 2 de mayo cuando supimos cuál era el alcance. Esos días y sobre todo esas noches de en medio no se las deseo a nadie. Ha sido imposible no imaginarse lo peor y por eso ahora saber que lo peor no es ni será, como os prometía al comienzo, es tranquilizador.
¿Qué si tengo miedo? Mucho. Pero sobre todo soy consciente de que tengo un montón de cosas más, mucho más poderosas que el miedo. Tengo a la ciencia, a la investigación, a la medicina, a Fabiani, mi médico, a mi ángel Begoña, mi oncóloga, a mi Aurori, mi Rata, mi equipo, el cariño de un millón de amigos y amigas que escriben, llaman y están, el amor de mi familia que no me suelta, mis padres que no fallan nunca, mis hermanos, que los muy tontos se han rapado conmigo, mis ahijados, mis compadres, mis compañeros, el público, la gente que es la hostia y maravillosa, tengo al equipazo del Virgen del Rocío, a la sanidad pública, a mis compis del Planeta de los Quimios con los que ya he jurado conquistar El retorno del Planeta de los Quimios, a mi cadena Canal Sur, que es mi casa y que me ha demostrado ser generosa como una madre y leal como una buena amiga, a mi Lorena, que nunca hemos sido más uno que ahora, y sobre todo tengo a Manuel y Leonor. Mi todo. ¿Qué si tengo miedo? Mucho, pero el miedo no tiene nada que hacer ante todo esto que tengo que son un montón de cosas muuucho más poderosas que el miedo. Hay días que no puedo parar de llorar de alegría. Es emocionante ver y sentir a la gente que te quiere, y descubrir cuántos sois. Os quiero, os amo y os necesito. Este comunicado es sobre todo para daros las gracias.
Si de algo está sirviendo esto es para darme cuenta de que solo me da miedo que me estén intentado robar la vida que tengo, porque ahora veo clarito clarito que es una vida perfecta. Qué torpes somos pensando que tenemos 100 años para hacer el examen, sin entender que en cualquier momento se escucha: ¡Vamos terminando! ¡Entregamos! Y yo con 37 años no voy ni por la pregunta 5, y aunque si os digo la verdad, creo que, sin falsa modestia, el examen lo estoy bordando, no pienso conformarme con un 5 raspado, aunque en parte haya sido mi culpa por dar por hecho la vida. Si hasta Dios se hizo hombre y vivió entre nosotros y se murió y aguantó muerto 2 días. Al tercero dijo, “sabiendo yo estar vivo, voy a estar muerto por los cojones”. Así que lo dicho. Aquí estoy presentándome al examen para subir nota, toca descansar y centrarse en coger fuerzas, superar esta etapa, una en la que no puedo parar de valorar lo que tengo, lo que me dais y lo que siento, una etapa en la que mi optimismo crónico no me deja más que ver el lado bueno de todo y no puedo dejar de pensar que ¡Qué suerte tenemos, teniéndonos! Avanti, siempre avanti y a hacer lo que mejor sabemos hacer por esta bendita Andalucía. ¡Vivir! Y hacer que siempre gane la Alegría.
No me soltéis. Os necesito. Os quiero. ¡Gracias por estar en estas también conmigo!
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