La relajación de medidas que anunció este martes el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, tienen un sabor agridulce para los hosteleros del ocio nocturno. Mientras que desde la federación Andalucía de Noche, entidad que engloba a salas de fiestas y discotecas, el nuevo paquete se ha tachado de "insuficiente", lo cierto es que el anuncio abre la mano.
Los tres principales cambios que han entrado en vigor este jueves son la ampliación de horarios —de las dos a las tres y media de la madrugada—, el consumo en barra y el aumento del aforo y comensales por mesa —75% en interior y 100% en terraza—. Eso sí, todas estas medidas supeditadas al nivel de alerta sanitaria, que como ya es costumbre se revisa cada 7 días por el comité de expertos en cada distrito sanitario.
“El futuro lo veo incierto. No es la primera vez que la Junta nos vende una medida maravillosa. Luego parece que la hostelería tiene la culpa de todo y nos la quitan”, asegura Néstor C.M., responsable de La Librería, quien ya tuvo un encuentro con lavozdelsur.es en mayo del pasado año, poco después del primer estado de alarma.
Desde entonces el bar ha tenido que cerrar hasta en cuatro ocasiones. "Las medidas han ido fluctuando de forma absurda, siempre se ha demonizado a la hostelería y sobre todo al ocio nocturno", lamenta. Aunque Néstor no esconde su alegría por el último anuncio, cree que este llega “tardísimo”: “El mes de julio ha sido fatídico, agosto ha sido algo mejor y hemos sobrevivido como hemos podido”.
Algo similar opina Sergio Román, propietario de 55 Jazz Club, otro de los lugares de ocio nocturno y alternativo de la noche jerezana. "Nos parece muy bueno para el negocio, pero llega tarde. Nosotros tendríamos que haber cerrado si no tuviéramos terraza”, se sincera. La reforma de la calle Chapinería —ahora con plataforma única—, ha permitido la instalación de unas mesas en el exterior, algo inédito para este negocio, famoso por la música en directo y la pista de baile interior. “Ha sido un hándicap, nos ha dado la vida. Imagínate con el 50% de aforo y la barra cerrada sin terraza. Hubiera sido un desastre”, añade.
No obstante, su principal preocupación era el nivel de alerta sanitaria, que hasta hoy era de nivel 2 para el distrito sanitario de Jerez y el comité de expertos ha bajado hasta el nivel 1. "Temíamos que se mantuviera en ese nivel dadas las restricciones de aforo. Al no poder abrir la barra, teníamos que servir en mesa, tener más camareros y estar encima de los clientes", comenta.
Por su parte, Amalia Narváez, gerente de la mítica sala La Comedia de la calle Clavel, pone el acento en el agravio comparativo con la hostelería convencional de día. “Tienen su horario normal y nosotros no. Con esto no sabemos cómo va a responder la gente”, lamenta. La hostelera cree que el hecho de que la hostelería pueda servir hasta las una de la madrugada y cerrar a las dos —una hora más—, no hace sino perjudicar aún más al ocio nocturno. “A lo mejor la gente se queda hasta las dos en el bar y luego no vienen. No podemos saberlo", dice. De la misma forma que la federación Andalucía de Noche, cree que debería recuperarse el horario completo, ya que el ocio nocturno es el único que mantiene "una restricción importante de horario".
Convertirse en tabanco o pasarse al tardeo
Al igual que Amalia, Sergio teme que la ampliación de horario tenga unas consecuencias inesperadas. "Repercute porque la gente no se mueve y si todo se va a traspasar a una hora más tarde es casi lo mismo, no se va a notar mucha diferencia. Tal vez llegue la gente con menos ganas de consumir porque ya viene del bar cansada”, explica.
El hostelero tuvo que darle un giro a su negocio, (re)abierto esta primavera tras varios meses en blanco y un verano de 2020 algo complicado. Gracias al éxito de su terraza veraniega, ha pensado en abrir de día, con objeto de reinventarse. "Cuando se vaya el calor, tendremos horario de cafetería. Abriremos a las cuatro de la tarde la terraza y cerramos hasta la hora que nos dejen", advierte.
Los cambios también vienen acompañados de los hábitos, que se han transformado desde la llegada del coronavirus a nuestras vidas. "La gente se está acostumbrado a salir desde temprano, cuando antes se salía muy tarde. Nos acoplamos a lo que hay para trabajar", opina el hostelero, que espera que el "tardeo" llegue también al invierno.
Amalia ya reformuló el concepto de la sala La Comedia ante la sorpresa de muchos jóvenes —y mayores—. Este clásico de la noche, vanguardia de la movida en la ciudad desde hace más de treinta años, se convirtió en tabanco el pasado invierno, con vinos, tapas y música en directo incluida. "Cuando empezó la calor tuvimos que empezar a abrir más tarde pero funcionó", recuerda la hostelera. Ahora, con una apertura de puertas a las 22:00 horas y formato de pub de copas sin discoteca, podrá ganarle una hora y media a la noche, no exento de problemas.
“Vamos a seguir casi igual porque las pistas de baile siguen cerradas. Según como vaya yendo la cosa iremos viendo”, explica. No obstante, y en vista de una posible mayor flexibilización de las medidas, guarda cautela. “Imagina. Si abrimos la discoteca, serían dos camareros, dos porteros más y un DJ. En una hora eso no se amortizaría si tienes que vigilar mucho a la gente. Lo mejor es seguir así porque en el fondo no tenemos ni idea, están cambiando todo el rato”, añade.
Sin ayudas ni seguridad
"Incertidumbre" es la palabra más repetida por los hosteleros desde hace año y medio. Cuando apareció el bicho, algunos pronósticos —tachados de agoreros en aquel momento— decían que esto no acabaría al menos hasta otoño de 2021. Pese al éxito de la campaña de vacunación, la nueva normalidad aún no ha llegado.
"Hombre, no nos queda otra que ser optimistas... hay que pensar en positivo", reconoce Sergio, que sobrevivió como pudo a los meses más duros con un préstamo ICO y el recurso de los ERTE para sus empleados. El hostelero, que ahora respira un poco más tranquilo, lamenta la situación de otros como su colega Néstor.
Por su parte, el dueño de La Librería es muy crítico con la administración, en especial con la autonómica. "Tengo una subvención desde hace seis meses y todavía no he visto un euro. La Junta de Andalucía se ha portado fatal. Si además de culpar de todos los males al ocio nocturno, nos hubieran dado algún tipo de medida o ayuda real, se agradecería”, comenta.
El joven cree que se ha exigido “muchísimo” a negocios como el suyo, sin una contraprestación. “Mantener las medidas de aforo y horario implica que en un negocio tienes que meter a más gente a currar y estar atento a cosas que antes no prestabas atención. Eso no se ha visto compensado por el otro lado. Hemos perdido mucha pasta mientras los centros comerciales, el transporte público o el simple hecho de ir a trabajar no se han visto afectados”, explica.
Con una feria de Jerez "alternativa" en mayo y exposiciones, como la de Cristina Nawers y Claudia GR Moneo hace unas semanas y la que van a inaugurar este sábado con Trafikante de Colores —Alejandro Morales, de la revista sevillana El Topo Tabernario—, La Librería intenta potenciarse como espacio cultural alternativo, venga lo que venga. “Lo interesante es que nosotros siendo los más punkis y el espacio político más alternativo, hemos cumplido todas las medidas a rajatabla. La gente se ha portado bastante bien”, ríe.
De hecho, para salir adelante el garito tuvo que acudir al micromecenazgo a través de campañas de crowdfunding. El recurso, que lo utilizó en los meses del confinamiento de 2020 a través de la plataforma Adopta un Bar, ha vuelto este verano a través de la venta de camisetas de un conocido tatuador e ilustrador underground sevillano, JLR. "El bar se ha mantenido a flote por la ayuda de la familia y el apoyo incondicional de la gente. Gracias al merchandising pudimos reabrir y ahora hemos sacado hasta mascarillas, vasos y abridores", añade.
Amalia Narváez tampoco ha recibido ninguna ayuda, más allá del pago de los costos iniciales en los primeros meses de la pandemia. “A mi padre —Juan Narváez, propietario de La Comedia—, que ya está en edad de jubilación, ni el autónomo le han pagado”.
En la tormenta de este particular triángulo de la noche jerezana, los propietarios de La Librería, 55 Jazz Club y Sala La Comedia han estado a punto de perderse, pero han conseguido salir. La incógnita es que no saben si a tierra firme. "Trabajaremos como podamos". Mientras tanto, aprovecharán el claro.
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