Cuando no se entiende lo que es ser sexóloga: "He vivido situaciones muy desagradables"

La psicóloga gaditana Ana Recio denuncia las malas experiencias que viven, a veces, las profesionales de esta especialidad, en la que existe cada vez una mayor demanda

La gaditana Ana Recio, psicóloga y sexóloga que realiza consultas online y presenciales.
La gaditana Ana Recio, psicóloga y sexóloga que realiza consultas online y presenciales. REYNA
25 de marzo de 2025 a las 19:58h

Vaginismo, disfunción eréctil o anorgasmia no son palabras que se escuchen con frecuencia en la calle. El tema de la sexualidad sigue siendo tabú, sin embargo, cada vez son más las personas que acuden a un sexólogo o sexóloga. Al menos esa es la percepción que tienen las profesionales como Ana Recio Reguera, gaditana de 31 años, que realiza consultas online y presenciales en Cádiz. “Antes se veía como que esto era hablar de sexo o de posturas y no tiene nada que ver. Ahora estoy viendo un mayor conocimiento en la población”, comenta esta psicóloga especializada con Máster en Sexología.

Tras una temporada en Dublín trabajando en otros sectores, Ana logró una beca que le llevó hasta El Salvador, en Centroamérica, donde trabajó en proyectos con víctimas de violencia de género. Allí empezó a ofrecer consultas online hasta que completó otro máster en psicología general sanitaria para poder ejercer en España. Regresó a su tierra en 2021 y empezó con su propia consulta presencial a la que acuden sobre todo personas derivadas por médicos o ginecólogos.

“Vienen de rebote porque, a veces, les mandan pastillas o un gel que potencie el deseo, cuando puede que sea algo más psicológico”, dice Ana, que valora el trabajo coordinado entre sanitarios.

Ana Recio, en su consulta de Cádiz.
Ana Recio, en su consulta de Cádiz.   REYNA

A ella acuden hombres y mujeres de todas las edades, desde una mujer que tiene vaginismo, contrae la vagina y no puede ni ponerse un tampón, hasta un hombre con problemas para disfrutar de una sexualidad satisfactoria. También ayuda a parejas con falta de deseo sexual o que notan cierta monotonía en su vida.

"Ha habido un repunte de hombres"

“Ha habido un repunte de hombres. Me sorprende que contacten con una mujer sexóloga, a veces escuchamos que les da cierto reparo y que piensan que no voy a empatizar con una eyaculación precoz, por ejemplo”, explica Ana.

“Aquí llega gente que no ha hablado jamás de este tema y lo tienen en segundo plano y otras que tienen problemas con su pareja porque no se encuentran cómodas con su propio cuerpo”, comenta Ana, que añade que cada caso es un mundo y que todos se abordan de forma distinta.

Indagar en cada persona

En las sesiones, Ana se dedica a conversar con los pacientes. Por ello, en primer lugar, ofrece una sesión informativa en la que les brinda un espacio para que puedan expresarse y conocer su forma de trabajar. Identificar el problema y reconocerlo es primordial para poder llegar al cambio.

La sexóloga explica cómo desarrolla las sesiones.
La sexóloga explica cómo desarrolla las sesiones.   REYNA

“Entiendo que es un gran paso y que supone mucha exposición y vulnerabilidad. Noto reticencia y miedo. Con este formato, tienen una primera toma de contacto. Si no te sientes a gusto no hay por qué seguir”, explica.

A continuación, la gaditana indaga en la persona, su contexto, su pareja, la construcción de la sexualidad, los posibles traumas familiares y un largo etcétera que le permite llegar a la raíz del problema. En general, se basa en una línea cognitiva y otra más física que puede incluir ejercicios, por ejemplo, para fortalecer el suelo pélvico.

Malas experiencias

“Las personas ven que hay algo que no funciona y quieren pedir ayuda, saben a quién acudir. Aunque todavía queda mucho por hacer”, dice la sexóloga. A veces, se ha encontrado con situaciones indeseadas, momentos que prefiere olvidar y que perturban su trabajo. Según comparte con lavozdelsur.es, muchos hombres no tienen clara cuál es su función y ha llegado a sufrir experiencias incómodas.

Algunas han ocurrido durante llamadas para pedir cita. “Estaba explicando a un hombre el proceso y llegó un momento en el que me soltó comentarios fuera de lugar y me preguntó directamente por sexo”, detalla Ana, que también recuerda una vez en la que otro hombre le insistía en que hicieran una sesión en el mismo instante.

Ana comparte algunas situaciones indeseadas que ha vivido.
Ana comparte algunas situaciones indeseadas que ha vivido.   REYNA

“Me dijo que si podía ser ahora. Le dije que no, que le daba una fecha y que tenía que pagar la sesión con antelación, y ni me pagó ni me contestó al mensaje. Evidentemente, quería lo que quería. Tengo que estar sobreanalizando si realmente es una demanda necesaria o no”, explica.

"En las sesiones no se habla de posturas"

En otra ocasión, durante una sesión informativa online hubo una videollamada en la que, supuestamente, se iba a tratar el caso de un hombre con disfunción eréctil. Después de unos diez minutos hablando con él, Ana se percató de que algo no iba bien. “Noté cómo se estaba tocando. Empezó a hacerme preguntas en tono morboso que no tenían nada que ver con su demanda, tipo ¿las mujeres cuándo llegan al orgasmo? Llegó un momento en el que le dije que no podía ayudarlo más y, sin decir nada, enfocó a sus partes y se estaba masturbando”, relata.

Este tipo de testimonios se repite en otras compañeras sexólogas que han vivido experiencias similares con hombres. Todas se ven obligadas a tener la alarma encendida para no volver a pasar por lo mismo y son conscientes de que les puede pasar en cualquier momento. “En las sesiones no se habla de posturas, pero está el morbo, esa connotación de ser expertas en el sexo”, lamenta.

La educación sexual es la clave

Cuando Ana vive o escucha estas situaciones en las que los hombres sobrepasan los límites, se siente indignada. “Es una sensación muy muy desagradable. Te sientes estafada, vulnerable, cuando estás poniendo de tu parte por ayudar”, dice.

La gaditana promueve la educación sexual.
La gaditana promueve la educación sexual.   REYNA

Para frenarlo, Ana apunta a la educación sexual “de verdad y que no esté centrada solo en evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual”. Por ello, promueve hablar más de sexología en las aulas.

Además, pone en valor la red de apoyo existente entre las compañeras para compartir recursos y consejos. “Es la solución, porque, por desgracia, no podemos cambiar las mentes, ni las fantasías, ni los fetiches. Tenemos que protegernos”, expresa.

Sobre el autor

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Patricia Merello

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