Tres años de larga penitencia. Nunca se pudo imaginar el sacerdote Rafael Vez que le iba a costar tan caro mostrarse crítico públicamente con la gestión del Obispado de Cádiz. No puede dar misa, no puede confesar ni tampoco dar clases en el seminario. Y todo, por haber estado en contra de algunas decisiones del obispo de Cádiz, Rafael Zornoza.
Está inmerso en una suspensión temporal que se está eternizando y rompe su silencio en este periódico para mostrar la indignación que siente con la decisión del obispo y con el modo de proceder del Tribunal Eclesiástico. La privación perpetua de sus cargos de profesor y de canónigo es un castigo demasiado severo, como ya ha explicado en alguna ocasión. Ahora sigue viviendo en Conil, donde era párroco hasta que comenzó su desventura, a la espera de recibir noticias positivas.
“Se me acusó de muchísimas cosas en un documento previo de 80 páginas que el mismo Tribunal después recortó y de las 80 se quedó en 14. Lo que se plantea es si las manifestaciones que yo he hecho contra el obispo son constitutivas de delito. Realmente yo no he hecho manifestaciones contra el obispo, sino contra la forma de administrar en la diócesis y la situación que estaba habiendo a la hora de quitar de en medio al personal. Aparentemente todo estaba hecho legalmente, pero la realidad no era así. En la puerta misma de los tribunales algunos de ellos llegaron a acuerdos. Y cuando se llegó a juicio, en algunos de los casos los jueces le dieron la razón al personal“, explica.
Cuando se inició la causa eclesiástica contra su persona empezó a percibir detalles que le sorprendieron. “En mi caso trajeron al promotor de justicia desde Córdoba habiendo aquí personas para ello, pero no quisieron a nadie de la Diócesis. Este Tribunal ya desde el principio es cuestionable porque te deja indefenso. Como pasa a nivel civil, si cometes un delito lo normal es que se te juzgue donde lo hayas hecho. En este caso yo me he tenido reunir con el Tribunal en Sevilla, siendo de Cádiz“.
Muchos meses de reuniones y recursos y la sensación de que hay que alzar la voz para que se sepa lo que está sucediendo. "Ahora mismo seguimos a la espera de que haya una resolución del Tribunal de Sevilla. Así estoy desde el 5 de junio, que es cuando se entregó el recurso, el alegato de defensa final. Estamos hablando del Tribunal Eclesiástico que el obispo de Cádiz nombró expresamente para esta situación, aunque no es el que le correspondía. El obispo nombró unos jueces y los trajo de Sevilla cuando tenía que haber sido el de Cádiz. Este Tribunal ad hoc jurídicamente entra en conflicto porque nos hemos saltado un paso. Lo lógico primero sería el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis que te corresponde y si no estás de acuerdo con su resolución, pasarías a otro. Al ser la de Sevilla, que es la Archidiócesis, si no estamos de acuerdo con la resolución ya sería el tribunal de La Rota de Madrid. Se nos ha dejado sin asistencia jurídica porque se han saltado un paso".
Un acercamiento imposible entre las partes
Auxiliadora Moreno es la representante legal del sacerdote y considera que ha llegado el momento de hacer pública una situación que considera límite. "Queremos darle voz a lo que le está pasando a Rafael porque en junio se presentaron unas alegaciones a su expediente porque estuvimos unos seis meses intentando llegar a un acuerdo con la otra parte porque el Tribunal así lo solicitó. El mismo Tribunal pidió a las partes un acercamiento para encontrar un acuerdo a través de una mediación. Por nuestra parte hubo cesiones, pero cada vez que nos reuníamos con la otra parte no sólo apretaban más las tuercas, sino que ponían sobre la mesa documentos que lo que hacían eran denigrar la figura de Rafael. Cuanto más tiempo pasaba, las condiciones eran mucho más opresivas para él. Ellos no tenían ninguna intención de llegar a un acuerdo y ni siquiera ha habido la figura de un mediador imparcial que no tenga interés legítimo por ninguna de las partes. La figura del mediador era la del presidente del Tribunal y eso no es una mediación. Porque a esta persona la ha puesto el obispo ahí y que tiene el interés de que se cierre esto de puertas para dentro".
"Queremos denuncias públicas de lo que está pasando y moverlo a nivel público porque vemos que en el Tribunal esto está parado y aquí hay una persona que está sufriendo unas consecuencias cuando él no ha hecho nada malo. Lo único que ha hecho es denunciar la gestión de determinadas cosas en la diócesis. En lugar de plantearse si lo están haciendo mal, lo que hacen es encerrar a este señor, que molesta, porque está diciendo la verdad. Es una situación de abuso de poder muy grande, no sólo del obispo, sino también de la Iglesia porque nadie está haciendo nada", denuncia Auxiliadora.
Rafael hace publicaciones en sus redes sociales con mensajes cristianos. Es el unico modo que tiene de acercarse a sus feligreses. “Lo más grave es no poder ejercer el ministerio públicamente. Yo no puedo celebrar públicamente ningún sacramento ni puedo hacer nada relativo a enseñanza ni dar conferencias. Se me ha negado todo en tres años. La suspensión es algo temporal y esto está pensado, por ejemplo, en el caso de abusos sexuales. Se le suspende del ejercicio allí donde está. Pero en la mayoría de los casos no se le ha suspendido definitivamente. En mi caso, sí. Yo llevo tres años en esta situación“.
Unos 650 euros mensuales a dejar de percibir
No puede ejercer el ministerio de la eucaristia ni tampoco la confesion, pero también le han tocado el bolsillon de una manera importante. “Nosotros tenemos una asignación de la Conferencia Episcopal, que no es una nómina sino una congrua. No tengo una relación que me vincule laboralmente a la Iglesia y al haberme consagrado se compromete a mantenerme de por vida. Esa congrua la conforman varias cosas: la dotación que la Conferencia Episcopal, que hoy correspondería al salario mínimo interprofesional (1.030 euros), después una dotación de 100 euros por ser sacerdote diocesano en ejercicio. En mi caso me lo han quitado por no estar ejerciendo. Yo era profesor del seminario y recibía 114 euros y también me lo han quitado. Como canónigo yo recibía otros 100 euros mensuales. Aparte, los sacerdotes tenemos a 10 euros por día por misa que se celebra, lo que sería unos 300 euros. A mí se me ha quitado del sueldo 650 euros sin justificar porque no hay ningún documento que acredite eso, sino por la mismísima cara“.
El acuerdo con el obispado ha sido imposible porque la propuesta iba encaminada a hacer desaparecer a Rafael. Y es el momento de que se sepa esta situación porque empieza a rumorearse la posible jubilación de Zornoza. "No pudimos llegar a un acuerdo porque ellos proponían internarlo en un monasterio durante cinco años. No reconocían la devolución de importes porque en la Iglesia eso no se lleva, al parecer. Pero a Rafael hay que indemnizarlo de alguna manera, por el tiempo que está invirtiendo en este proceso. Todo apunta a que el obispo se puede jubilar en julio o agosto y este caso no puede morir con su jubilación. La Iglesia se tiene que mojar aquí, no puede estar todo el mundo callado. Por detrás hay muchos miembros de la Iglesia que apoyan a Rafael, pero después nadie da la cara. Si los sacerdotes que piensan igual que él hubieran hablado, Rafael no seguiría ahí y el obispo habría salido ya".
Rafael Vez ha intentado sin éxito elevar su casa al Papa. Todas las comunicaciones han resultado inútiles en un proceso que ha dejado al descubierto el riesgo que corre el que se sale del carril supuestamente correcto. "Tengo claras dos cosas. La primera, que lo que yo denuncié era verdad porque nadie en este proceso me ha dicho que es mentira. Y lo que está en juego es algo mucho más profundo, es que la libertad de expresión y de opinión está por encima de todo. No se puede silenciar a una persona porque piense distinto.Pero es su modus operandi. El obispo nunca ha tenido a nadie que le haya tosido y cuando alguien le lleva la contraria la solución es que caiga en el ostracismo, lo pisoteo, lo meto en un rincón y lo olvido. Ése es el diálogo que tiene y ya eso lo incapacita para ser obispo. Una de las cualidades que debe tener un obispo es la capacidad de diálogo, incluso con los que no piensan como él".
El nulo apoyo de otros sacerdotes
Las publicaciones de Rafael en redes sociales cuentan con el seguimiento de muchas personas, pero echa de menos el apoyo de los que deberían mostrarse solidarios. “El apoyo lo he recibido de mucha gente que no esperaba, pero de la gente que yo podía esperar el apoyo han sido los menos. A la gran mayoría de los compañeros les resulta indiferente, como si no existiese el problema y ni siquiera una llamada. No creo que teman que les vayan a pinchar los teléfonos. Cuando me suspendieron empecé a asistir a una parroquia, me sentaba en un lado y me llegaron a pedir que no volviera más porque se sentía incómodo“.
“La persecución que ha habido no se le hace a un enemigo. Lo más lógico con un enemigo es olvidarte de él, pero el ensañamiento que ha habido es increíble y lo único que demuestra es la malicia de ellos. Además han mentido los testigos deliberadamente como cuando dijeron que los seminaristas me habían denunciado, cuando jamás recibí una queja en 23 años de servicio a la Diócesis como profesor. Eso es lo que más me ha dolido“.
Auxiliadora Moreno cree que en Rafael Zornoza no aparecen algunos de los valores que no deben faltar en un buen cristiano. "Ha tomado la diócesis de Cádiz como su fuero. Hace lo que le da la gana con esto y no está acostumbrado a que le tosan. Las personas que lo rodean son fieles vasallos, no pueden llevarle la contraria porque terminan mal. Es tan soberbio, tiene tan poco escrúpulo, es tan mala persona que al final lo que es el sentido que debe tener todo cristiano como compasión, amor o perdón no lo conoce. Nada de eso lo he visto desde que a Rafael se le aparta. En las cartas o reuniones no han estado el amor, el perdón ni la misericordia. Han estado el orgullo, la vanidad y el rencor".
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