En el Hospital de Fátima, en Sevilla, “llevan más de 15 años con un modelo laboral, el de los falsos autónomos, que también se da en otros hospitales privados de la provincia”, denuncia Laura Bellido, una joven enfermera que entró a trabajar a través de un amigo en este complejo sanitario. El Hospital de Fátima es un exclusivo edificio situado en el sevillano Paseo de la Palmera, construido por el arquitecto Aníbal González y que, según recogen las denuncias de parte de los trabajadores que han pasado por sus instalaciones, “sostiene sus servicios sanitarios privados a través de una red de falsos autónomos”, que se suman a una plantilla de “150 empleados y empleadas de las distintas ramas sanitarias”. En el edificio, según figura en el aviso legal de la web del centro hospitalario, prestan servicios las empresas Clínica de Fátima Gestión SLU y Clínica Sevillana. Este medio ha intentado ponerse en contacto con la gerencia del centro hospitalario sin éxito.
La plaga de los falsos autónomos se extiende a todo tipo de sectores "desde hace más tiempo del pensado”, según informa CCOO, en contacto con lavozdelsur.es. “Con la llegada de nuevos modelos de empresa a las grandes ciudades, esta práctica se ha extendido a sectores como el transporte de mercancías y personas, al sector de los seguros o a la propia sanidad”, asevera Sergio Santos, secretario de Nuevas Realidades Laborales de CCOO de Andalucía. Un "entramado económico", según denuncian, que "salpica a todos los perfiles sanitarios: desde enfermeros a matronas o médicos".
Laura comenzó a trabajar en octubre de 2017 y, tras un primer contacto con el gerente del centro, las actividades laborales quedaron claras, pero no así la relación laboral entre la enfermera y la empresa. “Me pareció muy raro porque al entrar a trabajar nadie nos pedía nada, ni el número de la Seguridad Social ni siquiera el título de Enfermería”. La relación contractual entre el contratante y el contratado pasaba por una “petición por parte del gerente” para hacerte autónomo, algo que “no se corroboraba tiempo después de cobrar”. “Los sueldos, al principio eran abonados con sobres y, posteriormente, a través de transferencia bancaria oscilaban entre los 100 y los 1.600 euros al mes, dependiendo de los turnos que hubieras realizado en esos días”, explica Laura.
“La mayoría de la plantilla de suplentes la componían chicos y chicas jóvenes, con edades comprendidas entre los 23 y los 26 años de edad”. Para ellos, esta era su primera experiencia en el mundo laboral, el primer contacto con la rama sanitaria tras abandonar los estudios universitarios, por lo que ninguno pensó en un primer momento que la relación de autónomos fuera algo “ilegal”. Todo el mundo intuía que “no estaba bien, pero nadie se atrevía a denunciar porque eso era renunciar a un puesto de trabajo y a coger experiencia como profesional sanitario”, explica Laura que fue una de las pocas personas que asumió este riesgo.
“Entré de suplente, y al instante me metieron en un grupo de WhatApp desde donde se avisaba de las necesidades que tenía el hospital en un momento determinado”. A través de un mensaje era como estos enfermeros se enteraban de que debían trabajar ese turno. Tras leer la petición escrita en el móvil, el que estuviera anotado en el cuadrante ese día a esa hora debía acudir al centro hospitalario lo antes posible. “Cuanto más rápido lo hicieras, mejor, porque después te encontrabas mucho menos caos”, asegura Laura que viajaba desde Morón de la Frontera a la capital para afrontar estos turnos de trabajo. Solía hacerlo corriendo, a toda prisa con el “peligro que esto conlleva al venir por carretera”, explica la joven. Esto era así porque "las plantas se iban abriendo en función de la necesidad que se tuviera en ese mismo momento”, recuerda.
Es esta determinación sobre su tiempo laboral la que indica que los servicios prestados por los jóvenes no son los de un autónomo al uso. “En el momento en que alguien tiene una jerarquía empresarial por encima o deciden sobre sus horarios, no es un autónomo”, explica Sergio, recalcando las características.
Tras pensar que la situación “no era normal”, Laura decidió acudir a los sindicatos para obtener alguna información e indicaciones sobre su situación. Después de recibir asesoramiento por su parte, la joven decidió denunciar. “La denuncia era anónima, pero al hacerse pública varios compañeros se sumaron a la petición interpuesta por CCOO”, declara.
El Hospital de Fátima dispone de una planta de UCI, varias plantas y cinco quirófanos. En función de la demanda de pacientes y de las urgencias “las plantas se iban cerrando o abriendo con el aviso inmediato al personal activo que estuviera de refuerzo, en función de la planta de neonatos o la de cirujía”, explica María del Carmen Calle, otra de las enfermeras que se ha sumado a la denuncia pública de los falsos autónomos.
Falsos autónomos en Andalucía
El secretario de Nuevas Realidades Laborales incide en que en los últimos años este tipo de contrataciones irregulares ha incrementado. “Están llegando cada vez más casos denunciados por trabajadores, además de los que vamos detectando a través de nuestros delegados y afiliados. Aprovechando la coyuntura de la crisis económica, el mercado se ha liberalizado debido al impulso de la Reforma Laboral de 2012, que es una destructora de trabajo estable”, resalta.
Esta nueva situación laboral entraña un doble perjuicio según Sergio: “La repercusión que tiene para el trabajador, que pierde todos sus derechos laborales y la repercusión en la propia sociedad, que deja de ingresar dinero al Estado por ese trabajador, con la merma posterior de las prestaciones sociales”, explica.
La cifra de falsos autónomos en Andalucía ronda los 15.000 según fuentes sindicales. Debido a la incesante demanda CC.OO. ha creado un servicio de asesoramiento al trabajador autónomo donde se les guía sobre aspectos fiscales, laborales, marketing digital, prevención de riesgos o conciliación. La imposición de este modelo de trabajo supone además un riesgo para los propios trabajadores que pierden en derechos laborales. “En una ocasión me pinché con una jeringuilla de un paciente especial y tuve que acudir al médico por mi cuenta”, relata Laura, afectada por esta merma de derechos.
La plataforma de Facebook Enfermeros en Lucha se ha hecho eco de la situación vivida en el Hospital de Fátima que tras la denuncia interpuesta en la Inspección de Trabajo hace meses, en la actualidad "se pasan la pelota de unos a otros y cuando se les acaba el plazo, cambian de inspector". Además inciden en que en todo este tiempo el hospital "sigue echando a los trabajadores de la clínica sin finiquito, sin paro, sin ayuda, y sin ningún tipo de derecho".