El pasado mes de julio, unas declaraciones del Ministro de Consumo desataron una enorme polémica: Alberto Garzón reclamó a los españoles que rebajaran la ingesta de carne [más de un kilo por persona a la semana] por su gran impacto ambiental, tal y como recomiendan los científicos. Al escucharlo, muchos ganaderos pusieron el grito en el cielo; en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se armó un gran revuelo; los ecologistas aplaudieron entusiasmados; y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, solo se le ocurrió decir que no hay nada como “un chuletón al punto… eso es imbatible”.
Las reacciones del Partido Popular tampoco se hicieron esperar. Casado tachó de “estrafalaria” la propuesta de Garzón. El PP cargó contra el ministro por “despreciar” al sector ganadero y registró una proposición no de ley para que el Congreso debatiera su reprobación. Ahora, el comisionado andaluz, Juan Manuel Muñoz, es el primer alto cargo de un Gobierno autonómico del PP que apoya la recomendación que el Gobierno plasmó en su plan para 2050.
En una entrevista para el periódico El País, el comisionado ha afirmado que la sociedad debe reducir el consumo de carne para frenar el calentamiento global: “Tendremos que hacer un esfuerzo por limitar el consumo de carne (…) Tenemos todos que autoconvencernos de que la transición exige sacrificios, sobre todo a los que les guste la carne”. Sus declaraciones chocan contra las declaraciones del Gobierno andaluz, que tildó de "auténtica aberración" la propuesta del ministro de Consumo, a pesar de que en la web de la Consejería de Salud recomienda consumir carne roja "con moderación".
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