Todos los docentes en activo de nuestra provincia (y del mundo) se merecen una entrevista, una oportunidad para alzar un poco la voz más allá del aula, que legitime un trabajo tan complicado y gratificante como la enseñanza en nuestros días. Ser maestros es asumir que nos aplastará la burocracia en un sistema en el que los desertores de la tiza y los gurús del humo apagan el entusiasmo. Y no se ve nada. Por eso conocer, a nivel personal, a Adrián Perales y su fuerza desbordante, devuelve la esperanza y refresca un poco el aire tan cargado en el que compañeros y compañeras nos cruzamos por los pasillos. Y enseguida comprenderán el porqué.
Cuando se le insta a hablar de sí mismo, se autodefine como “solamente” un profesor de Lengua y Literatura que enseña con una tiza en la mano y la tablet en la otra. De sí mismo afirma que es un “simple” profesor, pero ni a nosotros ni a sus alumnos se nos escapa la grandeza de su humildad. Porque Adrián no es un docente al uso, es una persona que ha sabido hacer de su dificultad (un 7% de visión) todo un reto: impartir clase a adolescentes que al conocerlo ya lo quieren y por supuesto lo respetan.
Natural de Puerto Real y filólogo, amante de la cultura en toda su amplitud y aficionado a la tecnología, afirma que no le pide nada a la docencia, sino que es la docencia la que le pide que sea capaz de transmitir el gusto por su materia y aportar a sus alumnos algunas herramientas necesarias para la vida. Conocer a Adrián Perales, y trabajar con él, es todo un lujo. Desde lavozdelsur.es traemos a un docente muy luminoso.
Sabemos que tienes las ideas muy claras, gran criterio y profesionalidad. Pero, además de ser profesor, ¿qué le pide a la vida Adrián Perales?
Que transcurra en paz: si el tiempo pasa rápido es porque no se sufre demasiado; teniendo eso, ya me encargaré yo de buscarme pequeños retos y objetivos para sobrellevarla.
Al sistema educativo le falta que la clase política se preocupe de él. Le falta algo que llevan prometiendo demasiado tiempo y que nunca se materializa: un pacto por la Educación"
Y volviendo al tema de nuestra profesión, ¿qué le falta y que le sobra al sistema educativo?
Al sistema educativo le falta que la clase política se preocupe de él. Le falta algo que llevan prometiendo demasiado tiempo y que nunca se materializa: un pacto por la Educación. Una normativa que la blinde ante cambios de Gobierno, una legislación que no esté redactada por supuestos especialistas sino que cuente con el profesorado, que al final es quien está día a día delante de los alumnos. Un sistema que mire por el alumnado y que no lo vea solamente como una estadística.
Unido a esto, porque depende exclusivamente de la clase política, al sistema educativo público le faltan medios materiales —ordenadores, libros de lectura, un miserable ventilador o calefactor en cada aula…— y humanos —profesionales para atender la enorme diversidad del alumnado— para que los padres prefieran llevar a sus hijos a un centro público que a uno concertado o privado.
Y lo que sobra lo resumo en una palabra: burocracia. Es impresionante la carga de papeleo que nos ha sobrevenido a los profesores de unos años a esta parte, papeles que solo sirven para justificarse de cara a la galería y que al final nadie leerá. Dentro de esa burocracia también se incluye a esos inspectores que te piden una programación de aula cuando dicho documento no existe en secundaria, por poner solo un ejemplo de los muchos posibles; o esos personajes y administraciones que te venden metodologías milagro sin fundamentación teórica y que no tiene en cuenta la casuística del alumnado.
¿Por qué y para qué ser profesor?
Siempre he sido una persona a la que le gusta compartir lo que sabe. Esto me ha llevado, por el gusto a la tecnología que mencioné anteriormente, a crear un blog o participar en foros para ayudar o hacer reflexionar a las personas. La docencia para mí es esto llevado al grado máximo: a quién ayudar mejor que a un adolescente al que poder enseñarle algo que quizá le apasione o por lo menos le resulte curioso. No soy un presuntuoso: sé que habrá alumnos que me ignoren o me desprecien —espero que estos últimos sean pocos—, pero como profesor me conformo con esos alumnos con los que se conecta. A esos sé que les he ayudado en algún sentido.
Y aunque esto responde en parte a las dos cuestiones, tengo un para qué más claro: para mejorar en lo poquito que pueda la sociedad. Hay quien piensa que el sistema no se puede cambiar desde dentro, pero yo veo aún más difícil hacerlo desde fuera: si yo consigo que alguno de mis alumnos reflexione sobre algo que considero básico o importante, considero que yo he cumplido con mi parte. Hay mensajes que requieren pico y pala, repetirlos machaconamente deseando que les cale (sobre todo si uno es tutor), pero si al final da sus frutos, el esfuerzo habrá merecido la pena.
Hay quien piensa que el sistema no se puede cambiar desde dentro, pero yo veo aún más difícil hacerlo desde fuera"
¿Crees en la verdadera vocación? Profe se nace o se hace.
Creo en la verdadera vocación, e incluso me atrevería a decir que lo mío es pura vocación, sin embargo no creo que esto sea un factor determinante para un profesor, como se puede leer en algunos foros. La vocación no es algo exigible sino deseable: lo exigible es la profesionalidad, y esto, a veces, es indistinto de la vocación. Un buen profesor debe tener un método de enseñanza y una forma de evaluar clara, y esto es indistinto de que quisiera ser profesor desde pequeñito.
Teniendo en cuenta la dificultad que te hace único, aunque esté normalizada, ¿qué es lo peor y lo mejor que te ha sucedido en el aula. ¿De dónde sacas la energía?
Lo peor fue en un grupo de cuarto de ESO bastante conflictivo para lo que me he encontrado antes y después, y lo cierto es que he tenido suerte en este aspecto. Un dato importante es que tengo discapacidad visual, por lo que me tengo que acercar mucho el libro para leer. Última hora, la puerta abierta por el calor, leo un pasaje y, cuando bajo el libro, encuentro que dos alumnos han cogido sus mochilas y han salido de clase con sigilo. Cuando termina la clase me voy a la dirección y pido que esos alumnos no volvieran a pisar mi aula en un tiempo. Al día siguiente estaban allí. Y al otro, y al otro. Esa sensación de indefensión y de abandono es lo peor que he sentido nunca en mi trabajo, y no por el acto de los alumnos sino por la reacción de la dirección.
Lo mejor empezó también con una situación difícil. Yo, novato, en mi primer año de trabajo y sin haber dado clase nunca; una guardia con un grupo de primero de ESO bastante revoltoso. Profesor, pon música, y voy yo, ingenuo de mí, y se la pongo. Se arma la de San Quintín. Pasan tres cursos y doy clase a un grupo en el que se encontraba uno de los alumnos de aquel primero. Adrián, me dice, ¿sabes que aquella canción que pusiste me animó a aprender piano y que ese grupo hoy es uno de mis favoritos? La canción era Radioactive, de Imagine Dragons, versionada por Pentatonix y Lindsey Stirling, y guardo este momento como algo precioso. A estos momentos y a esos alumnos con los que se conecta es lo que me da energía. Eso sí, nunca más he vuelto a poner música en una guardia.
La literatura me ha demostrado una y mil veces que es una de las mejores formas de conocer mejor el mundo, al ser humano en general y a uno mismo en particular"
Lengua y Literatura, tu materia, ¿por qué la elegiste?
La literatura me ha demostrado una y mil veces que es una de las mejores formas de conocer mejor el mundo, al ser humano en general y a uno mismo en particular. Encontrar una buena lectura en el momento adecuado marcó un antes y un después en nuestra vida como profesores de Lengua, puede ocurrir lo mismo con los alumnos. No pretendo que les ocurra a todos, pero cuando ocurre es maravilloso. Esto, o cuando se consigue transmitir la pasión por una obra del siglo XVII y que los alumnos comprendan su trascendencia.
Y aunque esto fue lo que me animó en primer término a enseñar la asignatura, con el tiempo y dada la situación actual, he visto lo necesario que es enseñar a usar el lenguaje y que sepan las tácticas que utilizan quienes quieren engañarnos y manipularnos con él. Me parece que la asignatura tiene un cúmulo de habilidades y elementos que resultan imprescindibles para la vida en sociedad.
Tu lugar en el mundo, tu “locus amoenus” (siempre me gusta preguntar esto en mis entrevistas, porque el lugar que nos gusta para vivir o para soñar, nos define).
Tengo dos: cualquier lugar con la compañía adecuada, o el lugar al que toque llamar casa con mi libro, película, música o creación cultural que me apetezca.
No recomendaría lecturas creadas para ser un producto. Pienso en tal cantidad de libros de youtubers o de famosillos, que a saber si son realmente los autores"
¿Qué o quién te inspira?
Voy a dar una respuesta muy genérica: me inspira toda persona que haga algo con pasión. Por seguir con personajes ya nombrados: Lindsey Stirling es una violinista que hace música electrónica, y Pentatonix es un grupo que hace música a capella. Se arriesgaron y consiguieron llegar al público. Me inspira quien tiene un podcast de calidad publicado en la red, quien escribe un libro y consigue sacarlo aunque sea a pequeña escala, me inspira ese alumno que tiene una pasión y lucha por ella.
Recomiéndanos alguna lectura. ¿Cuáles desaconsejas?
Al lector adulto de este texto puedo recomendarle Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, o Las mil noches de Hortensio Romero de Fernando Quiñones. En general, cualquier lectura que trate temas interesantes, aunque sea de forma transversal. Si hablamos de cara a los alumnos, yo soy muy propenso a leer clásicos y no tengo miedo a recomendarlos, pero hay muchas novelas juveniles que tocan temas humanos con muchísimo tino. Por ejemplo, El mar de Patricia García Rojo representa muy bien muchos tipos de relaciones humanas en una novela muy sencilla.
No recomendaría lecturas creadas para ser un producto. Pienso en tal cantidad de libros de youtubers o de famosillos, que a saber si son realmente los autores. Tampoco recomiendo obras que promuevan actitudes nocivas —por ejemplo, After es una saga juvenil que plantea como normal peleas con cierta violencia en una relación de pareja—, pero si un alumno lo lee quizá pueda extraer un buen debate en clase.
Una cita, verso, o expresión artística que te defina.
Hay una frase, que desconozco si es autoría de o atribuida a Descartes: "Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro". Puede parecer grandilocuente o pedante, pero para mí significa simplemente el hecho de seguir aprendiendo.
La pregunta extra: dale un consejo a un profe novato.
Para afrontar esta profesión hacen falta tres cosas: paciencia para superar los retos del día a día y la variedad de situaciones que nos podemos encontrar, muchas ganas de probar metodologías diferentes para adaptarnos al alumnado que tenemos delante, y recordar que nosotros estuvimos un día detrás de ese pupitre.
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