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Encarnita lleva 64 años en su tienda de Sevilla, pero no piensa jubilarse: "En mi familia es la vida"

El Ayuntamiento de Sevilla homenajea este sábado a esta célebre vecina de 84 años nacida en la Cruz Roja y que mantiene su tienda de alimentación desde los 20 años en el barrio

Encarnita junto a sus hijos y sus nietos en la tienda que abrió hace 64 años.
Encarnita junto a sus hijos y sus nietos en la tienda que abrió hace 64 años. MAURI BUHIGAS
20 de febrero de 2025 a las 21:25h

Nacer y vivir durante toda la vida en el mismo barrio es algo que cada vez está al alcance de menos gente. Una de las personas que puede presumir de ello es Encarnación Sanz, aunque todo el mundo la conoce como Encarnita. Este sábado, el Ayuntamiento de Sevilla le entregará una placa a modo de reconocimiento por su trayectoria. Una trayectoria que aún no ha acabado porque cada día a las 11 de la mañana vuelve a su tienda de alimentación de la calle Llerena, a pocos metros de la Cruz Roja, donde su madre la dio a luz.

El local en el que se puede leer Alimentación Encarnita es el mismo que esta vecina de Sevilla alquiló hace ya 64 años junto a su novio, un proyecto que nació por tradición familiar porque sus padres habían tenido tiendas y ella misma había trabajado en una desde los 14 años en la Puerta de la Carne. "La pusimos a nombre de mi novio porque creo que era más fácil para el papeleo. Lo hicimos para casarnos y tener el negocio juntos", cuenta Encarnita a lavozdelsur.es. 

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A sus 84 años sigue trabajando cada día.    MAURI BUHIGAS

Aunque ya conocía el tema, uno de sus tíos le echó una mano en los inicios para evitar problemas si no podía pagar a los proveedores. Eso nunca ocurrió y 64 años después todo sigue (casi) igual. La tienda mantiene el espíritu, pero a su lado hay una cafetería por el deseo del que posteriormente fue su marido. El local se adquirió años más tarde como almacén. Pero el pasado en la hostelería de su marido hizo que se convirtiera en una cafetería. "Le dije 'puedes poner lo que te dé la gana, pero a mediodía cerramos para comer juntos y por la noche cerramos para cenar juntos'.

A pesar de que Encarnita y su tienda apenas han cambiado, el entorno sí lo ha hecho. Comenzó pagando 2.000 pesetas de alquiler hasta que pudo comprar el local. Era el único lugar al que podían acudir los vecinos a comprar. "Cuando pusimos la tienda no había supermercados", recuerda. Además cuenta con la buena aceptación del barrio. "Siempre ha sido muy bueno. Fue un barrio donde se mudó mucha gente de Telefónica y de Sevillana con buenos 'sueldecitos'. También dejábamos fiado a los que necesitaban pagar a fin de mes como se hacía antiguamente". Con la llegada de las grandes superficies, Encarnita reconoce que "ha bajado un poco", pero eso no ha sido suficiente para acabar con una tienda de toda la vida.

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Con más de 100 quesos, el secreto de estar tantos años es "la calidad".   MAURI BUHIGAS

"Tenemos artículos con una calidad que no los hay en el supermercado. Quien quiere comprar un jamón dice 'si quieres uno bueno vete a Encarnita' porque tenemos ese sello de primera calidad". Curiosamente, esta vecina de la Cruz Roja sigue comprando las paletas al mismo al que le compró la primera cuando montó la tienda. "Antes se la compraba al abuelo, luego al padre y después al nieto", afirma. La calidad de la que habla no sólo huele, sino que también se ve con numerosos tipos de quesos y embutidos. "Casi todo es producto español".

Eso mismo ocurre en su 'casa'. Encarnita ahora trabaja con dos de sus cuatro hijos y dos de sus nietos. Algo que le da fuerzas para seguir bajando las escaleras de su casa cada día e incorporarse a eso de las 11 de la mañana. "En mi familia la tienda es la vida. Uno de mis nietos que trabaja en la tienda ha hecho derecho, pero le gusta mucho esto. Con tres años le tuvimos que hacer un baby blanco con bolsillitos como su padre".

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Encarnita, en su tienda. MAURI BUHIGAS
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Seis décadas después, sigue comprándole los jamones a la misma familia.   MAURI BUHIGAS

Para aguantar tantos años al pie del cañón, lógicamente tienen que salir las cosas bien en lo económico, pero eso no es lo principal para Encarnita. "Lo mejor es que la gente venga y te diga qué bueno está el jamón o la caña de lomo, porque si no no estaríamos aquí. La calidad hay que pagarla, pero la gente la quiere", asegura. Un ejemplo claro de esto lo vivió Encarnita en el aeropuerto de Bilbao, donde de camino a recoger la maleta una mujer con acento "extranjero" se acercó a decirle, tras apelarla por su nombre, que iba en buena dirección. "Vengo de su casa de comprar jamón y me ha despachado usted esta mañana", le dijo.

Todo ello ha provocado que ahora vengan los nietos y bisnietos de los clientes que Encarnita despachó cuando abrió la tienda. "Aprovechan el Bono Sevilla para venir desde algún pueblo u otro barrio y decir 'hola, soy el hijo de Fulana, he visto que estabas en la lista y he venido'". El barrio se está llenando de gente joven y la clientela comienza a renovarse, pero Encarnita no piensa en el cierre, mucho menos ahora que sus nietos también participan en el negocio. "Yo estoy aquí muy a gusto. No me he jubilado porque quería seguir trabajando, ¿qué hago yo con 65 años dando vueltas?", asegura. No obstante, reconoce que si no hubiera seguido su familia posiblemente lo hubiera dejado cuando cumplió 65 años. "Estoy arropada y el negocio funciona, yo me quedo en la tienda", sentencia. A sus 84 años, Encarnita sigue en el mismo lugar donde todo comenzó, aunque adaptada a las nuevas tecnologías. "Yo me meto en el ordenador y si la gestoría me dice que hace falta una factura yo hago la foto y se la mando", comenta con claridad.

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Además de la tienda, pudo abrir un bar años más tarde.   MAURI BUHIGAS

El homenaje le da mucha vergüenza, pero una vez que la han invitado al Hogar Virgen de los Reyes para este sábado, va a asistir. "Yo creo que por el trabajo me lo merezco y además no he tenido problema con nadie, pero no sé por qué me lo dan". Por la calla la paran y le recuerdan que la Junta del Distrito Macarena la ha votado por unanimidad.

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Emilio Cabrera.

Emilio Cabrera

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