Con cinco años, a Guille le diagnosticaron un cáncer. Cuando terminó el tratamiento, este niño malagueño regresó al colegio. Dos años después, comenzaron a hacerle bullying durante más de dos años.
"Me llegaron a pegar, me forzaron, me decían de todo. Gracias a Dios, un profesor me ayudó mucho y se pudo olvidar un poco el tema. Cuando volví de la pandemia, me hicieron también bullying en primero, segundo y tercero de la ESO", ha relatado Guille.
Su historia la ha contado en primera persona de manera valiente con un mensaje de lo más esperanzador a pesar de todo lo que lleva sufrido a su corta edad. En lugar de odio, transmite ilusión y ganas de vivir. "Esos tres años lo estuve pasando muy mal. Me acostaba por las noches llorando a veces. Desde aquí, animaros a que podéis salir de esto si lo contáis", destaca este joven malagueño.
Guille reconoce que "es algo que se pasa mal, lo sé, lo he vivido", pero anima a todos los jóvenes que estén pasando por una situación de acoso escolar a que "se lo contéis a vuestros padres y no toméis una mala opción. Todas las vidas cuentan".
"El bullying es algo duro y que cuesta mucho si además son tus amigos. Te va a costar y te va a dar miedo quedarte solo, pero mejor solo que mal acompañado", señala el chico.
Su frase, como todo su mensaje, es de las que ponen la piel de gallina: "Del bullying se sale, de la tumba no".
Comentarios