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El 31 de octubre del año pasado, José Luis López, anunciaba a través de la Fundación López Mariscal, que se veía obligado a cancelar su tradicional almuerzo solidario de Navidad. Un evento que solía reunir a más de mil personas, con presencia de futbolistas, toreros, artistas, políticos y personajes del mundo de la televisión, además de vecinos de Ubrique, su localidad natal.
En un comunicado, El Turronero, como es conocido este empresario ubriqueño, anunciaba que la suspensión del referido evento era por prescripción médica, ya que le habían recomendado un reposo y un ritmo de vida más pausado.
Algo más de tres meses después de aquel parón, ¿cómo se encuentra El Turronero? Fuentes cercanas a su entorno manifiestan que López está muy mejorado y con muchos planes de futuro.
El tiempo de desconexión le ha permitido cuidarse de sí mismo, disfrutar de la familia y reflexionar sobre todos los problemas del trabajo y el estrés. Su cuerpo sobrepasó una frontera delicada y entendió que tenía que replantearse la forma en la que aborda sus negocios.
En este tiempo, El Turronero se ha apoyado en su familia, a la que considera la clave en su proceso de recuperación. Poco a poco está retomando la actividad laboral, pero siendo seguido muy de cerca por los médicos, que le han insistido en que se olvide de un ritmo frenético de trabajo.
López admite que es complicado reducir su implicación en los asuntos laborales, ya que una tarea lleva a otra. Sin embargo, resalta que ha aprendido a establecer límites y a priorizar su bienestar. Se siente recuperado, con energías renovadas y ganas de seguir adelante.
El empresario confía en que conciliar salud y vida familiar, sin abandonar sus responsabilidades profesionales pero sin sobrecargarse. La gestión del estrés y encontrar un equilibrio personal serán claves en su vuelta al mundo de los negocios, donde lleva año cosechando importantes beneficios.