Concepción nació en marzo de 1936 y apenas cinco meses después de su llegada al mundo, a finales de agosto, fue fusilado su padre, Alfonso López Quera, un practicante salmantino al que pilló en Cádiz el inicio de una Guerra Civil de la que vivió poco más de un mes. Más de 83 años después de aquel terrible suceso, su familia recupera los restos, que son entregados a Miguel —que tenía ocho años cuando faltó su padre— y Concepción López Lluch, sus hijos, presentes en un acto celebrado en el Ayuntamiento de Cádiz, encargado de abanderar los trabajos de exhumación e identificación del primer vecino de la ciudad identificado gracias a pruebas de ADN.
“Fue un hombre útil para la sociedad de su tiempo, cariñoso con su familia, comprometido con su trabajo y con sus ideas políticas y religiosas. Nunca hizo daño a nadie y fue un buen hombre”, lo define su nieta, Inmaculada López, quien ejerce de representante de la familia, leyendo una carta redactada en “consenso” por los familiares de López Quera, quien fue suspendido de empleo pocos días después de triunfar el golpe de Estado de 1936. El 28 de agosto de ese año fue detenido, por “izquierdista”, y apenas dos días después le quitaron la vida en un lugar que se desconoce. En el patio 3º del cementerio de San José, en la línea San Mateo, fila 2, tumba 9, lugar 2º, fueron enterrados sus restos, que ahora recupera su familia.
“Queremos darle un digno descanso y despedida, y que sienta el profundo cariño de toda su familia que lo rodea y que nunca lo olvidó”, apunta Inmaculada, quien se alegra de tener, ahora sí, “un abuelo” y no “una especie de fantasma, una figura incorpórea” de la que se hablaba en las reuniones familiares pero de la que se desconocían muchos aspectos de su vida. La labor de investigación de voluntarios de la plataforma por la memoria histórica, arqueólogos, técnicos, forenses y profesionales de Cemabasa (Cementerio Mancomunado Bahía de Cádiz) ha permitido reconstruir la historia de López Quera.
“Fuimos haciendo un puzzle con las características de mi abuelo, su labor como profesional, sabiendo que era hombre comprometido con sus ideas políticas, con su libertad de culto”, explica su nieta. “Actualmente tenemos un abuelo que existe, una persona real, con una personalidad, que tuvo un pasado, un presente y que podía haber tenido un futuro si no hubiera sido ejecutado”, agrega. “Nunca nos imaginamos un abuelo real y tangible”, confiesa Inmaculada López. Para la familia, la figura de Alfonso López Quera era algo difuso, incompleto, “imperaba la ley del silencio”, confiesan familiares a lavozdelsur.es tras el acto celebrado en el Ayuntamiento de Cádiz. “Gracias por permitirnos recuperarlo”, concluye Inmaculada.
Miguel y Concepción, con representantes del Ayuntamiento de Cádiz, tras recibir los restos de su padre. FOTO: MANU GARCÍA
López Quera nació en Salamanca en 1896, estudió para practicante en la Universidad de Sevilla y luego trabajó en Huelva antes de llegar a Cádiz en 1925, donde ingresó en la logia Fermín Salvochea con el nombre simbólico de Nicola. Ese mismo año se casó con Concepción Lluch Acevedo, con la que tuvo dos hijos, Miguel (Cádiz, 1928) y Concepción (Cádiz, 1936), que aun viven. Durante la República, formó parte de la logia Luis Maroldo, integrada en la Gran Logia Española, al igual que la de Fermín Salvochea, de la que fue orador y maestro, formó parte de la directiva del Colegio Oficial de Practicantes y trabajó como practicante en la Beneficencia Municipal en Cádiz.
“La figura de Alfonso López Quera ha dejado de ser una figura abstracta para pasar a ser historia de la familia, una que se ha llevado toda una vida sin saber dónde estaban los restos de su padre y abuelo”, apunta José María González, Kichi, alcalde de Cádiz durante la comparecencia realizada junto a los hijos, nietos y sobrinos del represaliado. “Los trabajos de exhumación que emprendimos ya hace cuatro años en el cementerio de San José no son para levantar heridas como insiste la derecha. Estos trabajos nos permiten sacar a los restos de las fosas, rescatarlos del anonimato y darle una digna sepultura. Estos trabajos ayudan a cerrar heridas”, agrega Kichi.
“Frente al discurso del odio, nosotros respondemos con hechos. Respondemos intentando ofrecer un poco de paz a las familias para que puedan completar su puzzle con la pieza que les falta”, apunta el alcalde gaditano, para luego dedicar unas palabras a la familia de López Quera, quienes “con su decisión de buscar a su padre y abuelo” apuestan por “la única forma de poder superar el duelo, de dar reposo a los restos y que podáis acompañarle sabiendo exactamente dónde reposan”.
Miguel, tocando la caja con los restos de Alfonso López Quera, fusilado en 1936. FOTO: MANU GARCÍA
“Cádiz es hoy una ciudad un poco más justa”, considera Martín Vila, concejal de Memoria Democrática, quien señala que “los actos de memoria democrática no son solo de recuperación del pasado si no que son actos de presente y de construcción de futuro y de promoción de los valores democráticos”. Para la Plataforma por la Memoria Histórica de Cádiz “se trata de un día importante que demuestra que es posible”, señala Antonio Chico, quien espera que “los trabajos de exhumación sigan hacia delante para seguir dando respuesta” a la demanda de los familiares de víctimas del franquismo.
Alfonso López Quera es una de las 65 personas identificadas como víctimas del franquismo cuyos restos se encuentran el cementerio de San José de Cádiz, según recoge un informe que la delegación de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Cádiz presentó a Cemabasa. Los historiadores Santiago Moreno Tello y José Luis Gutiérrez Molina cifraron en 15 el número de cuerpos a exhumar, para ser identificados y entregados a sus familias.
En enero de 2016 comenzaron los trabajos de exhumación, que se prolongaron hasta junio de ese año, detectando a diez personas con señales de muerte violenta, para en abril de 2017 realizar la exhumación de Dionisio Arechavala, cuyos restos fueron compatibles con el ADN tomado a una familiar y se entregaron a sus descendientes. Unos informes posteriores contabilizan 42 casos de represaliados, entre los que se incluye a los dos exhumados —López Quera y Arechavala— y a otras dos personas sobre las que se tiene dudas de que sean represaliadas.
Andalucía es la comunidad con más víctimas del franquismo, 45.566 repartidas en 708 fosas comunes, según el Mapa de Fosas de la Junta de la Junta de Andalucía. López Quera ya no es uno de ellos.
Comentarios