"Fátima llegó a nuestra provincia en uno de los contingentes con contrato de origen desde Marruecos para trabajar recogiendo fresas, considerada como un simple producto necesario para generar riqueza, una mano de obra barata a la que explotar fácilmente. Sin que nada más importe, sin ni siquiera tenerla en cuenta como persona", apuntan desde Jornaleras de Huelva en Lucha, que critica que la trabajadora, tras serle detectado un cáncer, "y una vez empezado su proceso de tratamiento y de sufrimiento, la empresa para la que trabajaba se desentiende totalmente de ella".
"A pesar de tener un contrato de trabajo, de estar asegurada" y haber estado cotizando a la Seguridad Social, la tiraron a la calle como un perro sin ni siquiera gestionarle el derecho que le pertenecía a cobrar su baja por enfermedad", señalan desde el colectivo. "A duras penas ha podido sobrevivir, ha podido comer y ha podido obtener sus medicamentos durante varios meses, gracias al apoyo que le hemos podido ofrecer desde el colectivo de Jornaleras de Huelva en Lucha, y desde la Asociación Asisti Cuenca Minera, quién ha estado acompañándola desde el primer momento", agregan. "También, y lo más importante, gracias a la solidaridad y al sentido de comunidad de sus paisanas, que en esto de cuidar cuando más se necesita y del apoyo mutuo, debido a la necesidad y a las situaciones que enfrentan constantemente, tienen hecho un máster".
"Fátima tenía 37 años, y ha dejado tres hijos y una familia en Marruecos de la que no se ha podido despedir. Pero sobre todo, su muerte en estas condiciones tan inhumanas e indignas para una persona, ha vuelto a dejar en evidencia este miserable y ruin sistema de contrataciones en origen que lo único que pretende es aprovecharse de una mano de obra vulnerable que busca en los lugares donde más necesidades existen", dicen desde Jornaleras de Huelva en Lucha, que espera que "las personas que ocupan los distintos cargos responsables ante este tipo de situaciones decidan posicionarse de una vez, y ayudar a que dejen de ocurrir estas barbaridades, o por el contrario sigan siendo partícipes y cómplices de los atentados contra los Derechos Humanos que llevan décadas cometiéndose con nuestras compañeras".
El cuerpo de Fátima, tres días después de su fallecimiento, sigue en el hospital Vázquez Díaz de Huelva, "sin que nadie se haga cargo de su repatriación, sin poderla velar y darle una despedida digna". "Ni la patronal fresera que fue a buscar su mano de obra a Marruecos y sabe perfectamente lo ocurrido, ni la empresa que la echó a la calle cuando enfermó, ni ningún responsable del gobierno que firma estos acuerdos de contratación en origen de los que presumen se hacen cargo", se quejan desde el colectivo. Nadie costea los 2.800 euros que supone su repatriación.
Fátima deja a tres hijos, uno de ellos de menos de un año, que quiere que la tutela se la quede su madre, la abuela de los pequeños, como reflejó en un vídeo grabado pocos días antes de fallecer, como publica la revista digital La Mar de Onuba. Cuando le fue diagnosticado un cáncer de cérvix, recibió una carta de despido de la empresa para la que trabajo, y perdió el alojamiento que le ofrecía, por lo que tuvo que vivir alojada por mujeres marroquíes residentes en Moguer, y la colaboración de los colectivos Asisti Cuenca Minera y Jornaleras de Huelva en Lucha.
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