El bailaor granadino Manuel Liñán (1980) ha denunciado que se siente "realmente agredido" y "muy desprotegido" tras recibir más de quinientos ataques homófobos y de odio en redes sociales. Así lo ha asegurado en declaraciones a EFE, días después de que se publicara un vídeo en el que interpreta unas cantiñas vestido con bata de cola y mantón de manila, una actuación que formó parte del II Festival de la Guitarra en los Teatros del Canal de Madrid.
Alza la voz en el Día Internacional de la Danza, para reclamar "libertad, libertad de expresión y respeto", recordando que, a pesar de los insultos sufridos, siempre se ha sentido "muy querido y respetado, tanto por el público como por la crítica y por la prensa".
Entre los insultos recibidos destacan frases como "Vicioso enfermo y degenerado, vergüenza disfrazado de bailaora", "Para mí un mamarracho" o "No veo arte, veo querer solamente llamar la atención". Estos comentarios surgieron tras la difusión del vídeo en la página de Facebook de la revista digital Deflamenco.com, donde se compartieron imágenes de su espectáculo del pasado sábado.
Liñán subraya que estos mensajes "nada tienen que ver con el contenido artístico", sino que constituyen "insultos hacia mí, hacia mi colectivo", y denunció que "son insultos que hablan de odio, tan solo por ver a un hombre que luce falda y mantón". El artista, que ya ha sido víctima de otros episodios de acoso en redes, insistió en que no es un episodio aislado.
Durante su actuación en los Teatros del Canal, sin embargo, el ambiente fue muy distinto al que reflejan las redes. "En la sala no ocurrió nada, al contrario, en un momento de la coreografía hubo un silencio y un señor, en torno a 60-70 años, me jaleó, me dijo: 'Ole tú y viva tu arte'", recordó el bailaor, Premio Nacional de Danza 2017.
No es un caso aislado
Ante esta reacción a los comentarios homófobos y vejatorios dirigidos a Manuel Liñán, el tejido profesional de la comunidad flamenca ha salido al respaldo del artista y son muchas muestras de apoyos recibidas por parte de quienes están llamados a sostener el género, tanto en los escenarios como en sus distintas vertientes profesionales de producción y gestión. De hecho, Rafael Manjavacas, director de DeFlamenco.Com informa a este medio que "vimos que al poco tiempo de subir el vídeo había cogido vuelo y no para bien, precisamente, por lo que decidimos borrarlo inicialmente, aunque Manuel Liñán nos dijo después de borrarlo que lo dejáramos".
Esta no es la primera vez que se vive esta situación en las redes sociales y artistas de primer nivel, sobre todo del baile como Rocío Molina o Israel Galván, también han sufrido en sus carnes este escarnio público, por parte de quienes son incapaces de valorar el arte flamenco desde otra perspectiva que desde sus propios cánones y consideran como "una aberración" todo lo que no esté encuadrado en ellos.
Un artista que rompe moldes
Con su estética vibrante, en la que predominan las batas de cola a todo color, los mantones de manila, los cabellos recogidos con peinetas y las flores, Manuel Liñán ha apuesta por un flamenco valiente, que desafía los códigos tradicionales y explora la expresión de género desde la escena. Su trayectoria ha renovado el flamenco contemporáneo desde la identidad, la transgresión y la vanguardia.
El bailaor rememoró también sus primeros pasos en el mundo del arte. Comenzó a bailar a los cinco años, siendo el único niño en su clase, y aunque sus profesores le enseñaban "a bailar como un hombre", él prefería moverse como las niñas. Con miedo a ser insultado como "maricón", se refugiaba en su habitación, donde, ataviado con ropa y maquillaje de su madre, bailaba frente al espejo las canciones de Lola Flores o Carmen Sevilla.
